Husky dramático

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Chu Wanning tenía que terminar de revisar un centenar de trabajos que tenía pendientes de tesis de sus estudiantes, pero su esposo en ese momento lo único que deseaba era poder abrazarlo, besarlo y decirle lo mucho que lo amaba.

Aunque a Wanning no le encantaba el contacto físico, entendía que para su hombre era algo necesario para sentirse amado, igual que las palabras de cariño, así que le otorgaba esa clase de muestras de afecto cada vez que notaba a Mo Ran un poco triste, o a veces de forma natural le nacía hacerlo.

Jamás pensó que estaría con una persona tan cariñosa siendo él un gato huraño que podía buscar afecto un muy pequeño rato para luego encerrarse en sus propias actividades diarias.

A menudo, cuando quería tiempo solo, lo que hacía era encerrarse en el baño alegando que tenía dolor estomacal, así que Mo Ran no insistía en hablar con él, en su lugar, preparaba alguna infusión y buscaba cocinar algo ligero para su esposo, y por esa razón jamás le había dicho directamente que le dejara solo.

Sentía que si lo hacía, Mo Ran podría malinterpretar su petición por soledad, así que era mejor actuar desde el amor y la comprensión tal y como su hombre lo hacía.

Sin embargo, después de dos años de noviazgo y uno de matrimonio, a Wanning se le hacía más difícil encontrar huecos para sí mismo, del mismo modo que ya no podía estar en silencio siquiera un rato.

No era que no le gustara hablar con Mo Ran. Lo disfrutaba demasiado, era su cosa favorita en la vida, pero ese Husky escandaloso y dramático solo quería besarlo, abrazarlo, decirle lo mucho que lo amaba, y platicar con él incluso cuando trabajaba.

Podía tolerarlo en cualquier momento del día, pero no cuando tenía que trabajar porque no podía concentrarse.

Por primera vez en la vida, después de quince besos, y una plática interminable, Chu Wanning decidió pedirle calma.

—Mo Ran. Tengo muchísimo trabajo, ¿podrías guardar silencio mientras lo termino?

Mo Ran podía entender perfectamente bien que su esposo estaba ocupado, de hecho contra pronóstico de su hombre, se acercaba para molestarlo un poco, porque disfrutaba verlo en aprietos, y en esa ocasión no iba a ser la excepción, así que dibujó una expresión lamentable en su rostro, bajando sus pestañas como cachorrito regañado, incluso hizo pucheros, para luego asentir con la cabeza.

—De acuerdo, estaré en la sala —dijo con voz muy bajita.

Chu Wanning podía imaginarse un par de orejas de perro caídas con la expresión de su esposo, pero tenía demasiado por hacer, así que después lo compensaría.

Ya lo había dicho.

Quiso decir algo, pero tenía tanto por hacer que se quedó mirando la cantidad de documentos extensos en su computador, que solo pudo suspirar derrotado empezando a leer todos y cada uno de los trabajos.

Detestaba que sus alumnos universitarios hayan decidido que era buena idea enviarlos a último momento, y no podía hacer mucho porque ninguno de estos jóvenes habían enviado con anticipación sus trabajos, además, habían cumplido con el tiempo límite establecido.

De pura suerte.

Media hora después de estar leyendo, de repente comenzó a escuchar música de desamor provenir fuera de la habitación, lo que le pareció un poco extraño.

Sus vecinos no tendían a escuchar música, y Mo Ran era tan románticamente, que solo escuchaba canciones de amor bonitas.

Agitó la cabeza para dejar de pensar en las letras tristes que estaban de fondo y terminó de leer la primera tesis.

A la segunda tesis, empezando la tercera, las canciones de amores fallidos se escuchaban más fuerte, así que se dio cuenta de que su esposo estaba llamando su atención de forma dramática poniendo ese tipo de música.

Estaba seguro de que Mo Ran estaba haciendo drama porque la única vez que tuvieron una discusión fuerte, se debía a celos, y no de parte del más alto, sino de parte suya, que había sido testigo de la forma atenta de ser de ¡Su! Esposo con un compañero de trabajo.

Luego de externar su inseguridad, Mo Ran le demostró que el único al que podría amar siempre, sería Chu Wanning, así que no tendían a pelear más que por tonterías, que a los cinco minutos olvidaban.

Por esa razón, Chu Wanning le tomó importancia a su esposo hasta que terminó con la cuarta tesis.

Todavía le faltaban un montón de trabajos por revisar, pero estaba cansado, tenía unos pocos días más para seguir calificando, y ya extrañaba los abrazos de su Husky precioso.

Dejó la computadora a un lado luego de guardar los archivos donde había sugerido correcciones, y se dirigió a la sala en donde Mo Ran yacía recostado en el sofá con la cabeza colgando hacia el suelo y las piernas flotando en la cabecera del sillón.

Suspiró con un poco de diversión porque antes de entrar en la sala había visto que este manipulador se había acomodado de esa forma en cuanto escuchó las pisadas de Wanning acercándose.

El gatito blanco se acercó hasta el sofá colocando sus manos al lado de las piernas de su esposo arqueando una ceja.

—¿Te rompieron el corazón? —preguntó Wanning aguantando las ganas de sonreír que tenía.

—Sí —sollozó con demasiada falsedad el Husky—. Mi marido ya no me quiere cerca.

—¿En serio?

—Sí. No me ama, no me quiere, solo quiere estar lejos de mí —exageró tapando su rostro como si de repente se fuese a echar a llorar.

—Mh, no entiendo cómo tu marido no querría pasar tiempo contigo si eres tan guapo y carismático —murmuró el más bajo, rodeando el sofá para tomar asiento a un lado de Mo Ran, colocando su mano en el abdomen de este—. Qué marido tienes. Yo estoy dispuesto a darte toda la atención que quieras en este momento incluso con la cantidad de trabajo que tengo.

Aunque Mo Ran había querido comportarse de forma dramática por más tiempo, sonrió por los cumplidos de su hombre, riendo mientras destapaba su rostro.

—¿Me vas a dar toda la atención que quiera?

—Sí —prometió Wanning, incluso subió más su mano hasta que casi llegó a los pantalones de Mo Ran.

Era muy rara la ocasión en la que tomaba la iniciativa, así que esa simple acción logró que los pantalones de Mo Ran le apretaran demasiado.

—Oh, mierda. No puedo seguir actuando —murmuró apagando la música mientras se levantaba rápidamente.

Chu Wanning rió un poco por lo fácil que podía llegar a ser esta persona, y aunque habría preferido adelantar sus responsabilidades, se dejó hacer cuando su hombre lo llevó a rastras a la habitación besándolo con ímpetu mientras se iban deshaciendo de la ropa poco a poco.

Holis. Este One shot está inspirando en un tiktok que vi JAJAJA dejó el link abajo, y en comentarios por si lo quieren ver, porque me parece que si lo coloco aquí no se puede ver unu

Espero que esto haya sido de su agrado uvu nos leemos después <3

https://vm.tiktok.com/ZM21Pv5DR/

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