Amores de antaño 2

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Mo Ran se sentó a comer admirando con ilusión la sopa que se había hecho para cenar. El líquido de la misma tenía un ligero color marrón; habían sido espolvoreados trozos delicados de cebollín verde, la suave pasta beige que cubría el relleno de camarón y verduras dejaba un poco al descubierto este contenido y el vapor que todavía emanaba, le hacía recordar los viejos tiempos cuando comía a menudo wonton con el único hombre que había llegado a alborotar su corazón de una manera estrepitosa, incluso cuando él era tan calmo, serio y reservado.

Al primer bocanad de algún modo sintió un poco de tristeza. Aunque el sabor era suave y agradable para cualquiera, todavía prefería el platillo que Chu Wanning preparaba a menudo a petición suya.

Todavía no podía creer que después de tantos años, su corazón haya decicido grabar cada detalle de Chu Wanning. Cada sonrisa. Cada beso. Cada mirada y cada suspiro.

Sin duda alguna extrañaba a Chu Wanning, pero no sabía nada de este y no quería forzar las cosas porque ni siquiera sabía nada de él a ese punto de su vida, y de algún modo tenía miedo de decepcionarse si ese hombre estuviera en otra relación, aún si lo dudaba.

Al final de cuentas fue Chu Wanning quien terminó la relación, incluso cuando estuvo completamente dispuesto a arriesgarse y seguir con él. Eso rompió su corazón en mil pedazos, pero ver los ojos titilando en tristeza de su amado le hizo saber que en realidad, a él le dolía mucho más esa separación.

Negó con la cabeza apartando los recuerdos de su corazón, dando otro bocado a la suave pasta, hasta que su teléfono en su habitación comenzó a sonar. Se paró para tomar la llamada con calma aún masticando la comida.

~

Tras terminar la reunión virtual que había tenido con los profesores y directivos, Chu Wanning suspiró con cansancio pensando si sería una mala idea tomar un baño y echarse a dormir sin siquiera haber comido algo desde la mañana por la carga de trabajo que había tenido.

A veces se cuestionaba si sería buena idea dejar una de las dos escuelas en las que trabajaba. En varias ocasiones tenía que dormir mucho menos tiempo para terminar su trabajo en tiempo y forma, sin embargo, tampoco se veía con huecos libres. Total, ¿Para qué podría utilizar su tiempo si no era por trabajo?

Desconectó su computadora y la guardó con cuidado en su estuche. Al terminar su tarea, se estiró un poco dejando al descubierto parte de su abdomen, y aunque él se consideraba feo, en realidad cualquier persona que lo viera en ese momento, podría suspirar maravillada por las líneas que formaban el cuerpo esbelto y elegante de Chu Wanning.

Después de haber observado la hora en su teléfono, estuvo a punto de salir de la sala cuando este mismo comenzó a vibrar. Regresó con algo de cansancio y atendió la llamada.

Al principio, le pareció extraño que después de responder, nadie le haya contestado, no se escuchaba nada en absoluto, lo que le hizo sospechar en seguida.

Volvió a hablar para que la otra persona al lado de la línea dijera de una vez por todas lo que tuviera por decir, después de todo era un hombre ocupado y en ese momento se sentía cansado.

—¿Hola? —respondió al fin una voz suave y agradable que le pareció conocida, más no estaba seguro en dónde había escuchado esa linda voz—. ¿Quién habla?

Tras observar el teléfono confundido y aún más a la defensiva, tomó la palabra.

—¿Quién eres tú? —pidió saber intuyendo que algo no andaba del todo bien.

Cuando la persona al otro lado de la línea preguntó si se trataba de su persona, un sentimiento de nostalgia se instaló en su pecho, como si conociera a esa persona, pero él era demasiado despistado y torpe como para darse cuenta desde un inicio y la llamada utilizando prácticamente cuatro celulares lograba que sus voces sonaran un poco distintas, así que en cuanto escuchó de quién se trataba, Chu Wanning no pudo evitar tomar asiento bastante sorprendido, pero también sintiendo algo cálido anidarse en él.

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