Pastel de la sinceridad

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Cuando recién Mo Ran había llegado a la secta, y actuaba como un niño dulce y muy inocente, incluso Xue Meng llegó a creer que su primo era una buena persona.

Sin embargo, el joven adolescente, en cuanto se volvió un poco más cercano y comenzó a tener más confianza dentro del Pico Sisheng, en una ocasión le imploró a su primo que probara una pócima en la que había estado trabajando con ardor, alegando que era para producir una apariencia mucho más hermosa, otorgando un espléndido brillo a la piel y al cabello, evitando la caída de pelo, aumentando la altura e incluso los músculos del cuerpo.

El inocente Xue Meng quiso ayudar a su primo sin esperar que el resultado realmente fuera una cola de pavo real, plumas por todo su cuerpo y hasta un cambio de voz siendo esta más aguda.

Mo Ran solo rió por haber logrado que su primo se convirtiera en un pavo real, y Xue Meng solo juró que algún día tomaría venganza por tal humillación. ¡Se había quedado dentro de su habitación durante una semana entera mientras los efectos de la estúpida pócima se terminaban!

Para desgracia del inocente pavo real, tiempo después, intentando vengarse de su primo, este jamás cayó en sus trampas para que probara su comida, sus pócimas o sus nuevos hechizos aprendidos.

Ahora que Chu Wanning y Mo Ran vivían lejos en una cabaña, rara vez Xue Meng podía seguir intentando vengarse, sobre todo porque desde que era el líder de secta apenas y tenía tiempo para respirar.

Para el cumpleaños de Mo Ran Xue Meng aprovechó que no había demasiado trabajo y preparó una rebanada de pastel con una pócima para volver a ese estúpido un perro.

Había invitado a su Shizun y su primo a un banquete que organizó para el moreno, incluso preparó la habitación de su Shizun para que se quedaran su estadía allí, y al finalizar su cumpleaños, Xue Meng tenía planeado darle su regalo de cumpleaños junto con la rebanada de pastel que lo convertiría en un perro.

El nueve de abril fue bastante bueno, agradable y animado. Había música en el salón Meng Po, algunas bailarinas que Xue Meng contrató, también deliciosos bocadillos, y aunque muchos de ellos tenían montones de picante, el perro estúpido no probó ninguno porque sabía que si lo hacía su esposo no querría besarlo después.

Chu Wanning también le había dado centenar de regalos a su marido. Para empezar, le compró un ramo de flores, también compró algunas especias aún sabiendo que Mo Ran había dejado el picante. Compró un par de botellas de vino de flor de pera blanco, algunas prendas de ropa, y... El último regalo, que probanlemente al final no se animaría a dárselo: un pote de lubricante fragante para la noche.

No había mucho que pudiera sorprender a Mo Ran, después de todo había vivido de todo en sus dos vidas, pero a ese punto, aunque algunas veces Wanning sentía que no le daba todo lo que se merecía, sabía que su esposo era feliz viviendo humilde en su casita alejada de la sociedad, pero le había tomado algo de tiempo entender que su hombre seguiría feliz incluso si sus días pasaban de ese modo.

Ahora bien, esa fiesta de cumpleaños, para Mo Ran no fue más que una caricia al alma, porque a pesar de las asperezas que todavía tenía con su primo, el Husky sintió que la confianza que alguna vez deseó con su familia, estaba ahí, y lo mejor de todo, era que se dio cuenta de ello en su día especial.

Xue Meng quería que Mo Ran y su Shizun se la pasaran bien, no solo había organizado ese evento para vengarse de su primo. También quería que disfrutara de su fiesta, después de todo lo apreciaba, y el profundo rencor que alguna vez sintió por las mentiras y los secretos de su primo y su maestro, hace mucho que había desaparecido. Sabía que ambos eran felices y eso era lo único que necesitaba.

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