Nuestra historia de amor

217 20 14
                                    

A-Yi frunció el ceño cuando escuchó el sonoro beso que sus padres se dieron creyendo que su pequeña se encontraba distraída, por lo que Mo Ran solo pudo reír ante la mueca de asco se su hija en cuanto notó a la niña de ese modo.

—¿A mi adorable princesa no le gustan las muestras de amor romántico de sus padres? —quiso bromear el adulto.

Cuando era niño también le desagradaban las muestras de afecro entre adultos, a todos los niños de esa edad, así que entendía esa incomodidad en su cachorrita, pero le causaba gracia cómo esta siempre buscaba la manera de no lastimar a su familia con sus comentarios incluso siendo evidente su molestia y desagrado.

—No, pero papá Mo Ran debe aprender a ser más discreto. Papá Chu siempre lo dice —explicó la menor formando una postura de rectitud y madurez porque anhelaba parecerse a su padre mayor, y aunque no le molestaba ser una réplica exacta del más alto, todavía sentía que Chu Wanning era como un Dios inalcanzable.

Probablemente porque siempre escuchaba a su padre llamar a su contrario de ese modo.

—A-Yi tiene razón —sonrió Chu Wanning complacido, obteniendo una sonrisa de satisfacción por parte de la niña.

—Papá Mo Ran no debe ser pegajoso —rió apuntando con su cuchara al presunto culpable.

Mo Ran dibujó una mueca de tristeza como si ese comentario le hubiese dolido de sobremanera, lo que hizo sentir culpable a la niña, obteniendo un codazo de su esposo en cuanto este notó la situación, con su hija mirando preocupada a Mo Ran a punto de pedir una disculpa en caso de haber dicho algo mal.

—Bueno, escucharé más a mi pequeña A-Yi, y no seré pegajoso en frente tuyo, ¿de acuerdo? No me siento triste, cariño —explicó tomando las manitas de su hija—. Ahora, termina tu sopa para después ir a jugar.

—¡Bien! —sonrió la pequeña volviendo al plato enfrente suyo, comiendo con rapidez.

A-Yi solo podía observar la sonrisa de sus padres que la observaban con gran aprecio, lo que de repente le hizo preguntarse como la niña curiosa que era, y a raíz del gran amor que se tenían esas dos personas, cómo se casaron.

—Papá Chu, papa Mo Ran —llamó la niña, por lo que ambos padres le prestaron atención—. ¿Me podrían contar su historia de amor?

El más entusiasmado con esa pregunta fue Mo Ran, que en seguida se notó la brillante luz emanar de sus ojos y la hermosa sonrisa profundizando sus adorables hoyuelos.

—Claro que sí, princesa —murmuró tomando en seguida la mano de su Wanning que sonreía tan cálidamente como su esposo.

—En realidad, debes de saber, A-Yi, que yo estuve a punto de comprometerme con alguien más —murmuró el mayor, apretando las manos del más alto que aunque ya sabía que tuvo otra relación seria, jamás le contó por qué cuando se conocieron estaba soltero—. Pero el día en el que me iba a pedir matrimonio formalmente con sus padres, un idiota me tiró un balde azul de agua en la cabeza.

Tras escuchar ese comentario, de repente Mo Ran comenzó a toser tanto que por poco se ahoga con su propia saliva, desconcertando demasiado a Chu Wanning, solo atreviéndose a dar golpes preocupado en la espalda de su esposo.

A-Yi se extrañó por la confesión de Wanning y la reacción de Mo Ran, pero no pudo decir absolutamente nada porque su padre más alto tomó la palabra.

—¿Te tiraron un balde azul de agua? ¿Ese día ibas junto con Xue Meng? —pidió saber.

—Sí, él es mi mejor amigo, me iba a acompañar a mi propuesta de matrimonio —dijo entrecerrando sus ojos Fénix con duda por esa pregunta y la forma en la que su contrario la había dicho.

Zona SeguraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora