(IX) Secretos y Decepciones.

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Tras una larga caminata, Po y el maestro Shifu finalmente regresaron al Palacio de Jade. Ambos estaban entusiasmados por los resultados del entrenamiento de Po, aunque también estaban algo preocupados por los Cinco Furiosos.

Po: - ¿Cree que ya han vuelto? -

Shifu: - No lo sé, Po. -

Po: - Espero que estén bien. -

Shifu: - Yo también lo espero. - Dijo mientras miraba hacia el suelo preocupado. - Por otro lado. Lo hiciste bien panda. -

Po: - Gracias, maestro. -

Los dos siguieron caminando hasta casi llegar a las escaleras del salón de entrenamiento, pero el sonido de un aleteo a sus espaldas llamó su atención. Al darse vuelta, vieron al maestro Grulla volando con mucha dificultad cargando al resto de maestros, los cuales no movían ni un músculo.

Grulla cayó al suelo junto al resto dándose un fuerte golpe; fatigado y parecía tener un ala rota. La condición de los otros no era mucho mejor. Mantis estaba paralizado, no podía mover un músculo. Mono tenía parte de sus costillas cubiertas de sangre y uno de sus brazos parecía estar dislocado. Víbora se desplomó sobre el suelo como si fuese una alfombra, aunque tenía partes de su cuerpo muy rígidas. Finalmente Tigresa estaba en una especie de coma, tenía sangre saliendo de su boca y hocico, y marcas de zarpazos de garras en varias partes de su cuerpo.

Po: - Chicos. ¡Chicos! ¡Están muertos! No. Respiran. ¿Qué ocurrió? -

Grulla: - Lo sentimos, Maestro. - Dijo mientras miraba a Shifu, para luego caer inconsciente por la fatiga.

Po: - Maestro Grulla. ¡Grulla! -

Shifu: - Po. No tenemos tiempo. Ayúdame a llevarlos a enfermería. -

Po cargó a la mayoría mientras Shifu cargaba a Mantis en sus manos y los llevaron los más rápido que pudieron a enfermería. Allí, los gansos y cerdos sirvientes del palacio los recibieron y comenzaron a atenderlos de inmediato. Po y Shifu esperaron pacientemente hasta que uno de los sirvientes se acercó y les confirmó que la vida de ninguno corría peligro, pero no podrían combatir en un buen tiempo.

Shifu abandonó preocupado el local y se sentó en una de las escaleras del palacio, y Po lo siguió.

Po: - Pudo haberlos matado. ¿Por qué no lo hizo? -

Shifu: - Para asustarnos. Quiere llenarnos de miedo. Pero no va a conseguirlo. -

Po: - Bueno... Debo admitir que estoy bastante asustado ahora mismo. -

Shifu: - Puedes vencerlo, panda. -

Po: - ¿Es una broma? Ellos no pudieron y son cinco maestros. Yo soy solo un yo. -

Shifu: - Pero tú tendrás lo único que nadie más tiene. Ven. Acompáñame. -

Po siguió a Shifu hacia el Salón de los Guerreros y ambos se detuvieron delante del estanque que quedaba justo debajo del Rollo del Dragón.

Po: - ¿Y cree que estoy listo? -

Shifu: - Lo estás. Po. - Miró con orgullo a su alumno, pero Po se veía preocupado.

Shifu tomó el bastón de Oogway que descansaba sobre una de los altares del salón y se acercó al estanque. Respiró profundamente y despejó su mente. Comenzó a blandir el bastón para crear pequeñas corrientes de aire que hicieran mover a las hojas de durazno que reposaban sobre el estanque. Con una serie de movimientos perfectamente sincronizados, las hojas de durazno se alzaron suavemente y una se posó sobre uno de los extremos del rollo del Dragón. Haciendo que este perdiera su balance y cayera sobre el estanque. En el último momento, Shifu agarra el rollo con el bastón, no sin antes tocar levemente el agua y crear una pequeña onda sobre esta. Un sonido seco se propagó y resonó en el silencio del lugar. Shifu se dió vuelta, y le ofreció el rollo a Po.

Kung Fu Panda Fanfic - El Ascenso de un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora