(II) El Camino de la Inmortalidad

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Las preocupaciones de Po no eran infundadas. La conexión que el panda había desarrollado con el flujo del universo se había fortalecido con el pasar de los años. Y tal cómo suponía, en un lugar muy lejano, más allá del plano terrenal; incluso más lejano al mundo espiritual, una cruenta batalla se llevaba a cabo.

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Muy bien lectores/-as, a partir de este punto entraré en profundidad en la historia de Sun Wukong, el Rey Mono, protagonista de la novela clásica china "Viaje al Oeste" escrita por Wu Cheng. Si no conoces el personaje recomiendo buscar un breve resumen en internet para que puedas entender mejor la trama de esta historia.

También he de aclarar que algunos de los nombres suelen variar dependiendo de las traducciones. Sobre todo nombres de objetos y títulos nobiliarios. Así cómo algunos acontecimientos en la trama original de la novela. Yo tomaré los acontecimientos que mejor se adapten a mis intereses para esta historia.

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El panorama del Reino Celestial se había teñido de rojo. La sangre de más de cien mil guerreros celestiales del Ejército del Cielo corría libremente entre las nubes y se precipitaba sobre la tierra en un forma de lluvia carmesí en un espectáculo desgarrador.

En su búsqueda de la inmortalidad, el autoproclamado Rey Mono, Sun Wukong, había desatado el caos en el reino celestial sólo para complacer su avaricia. Sun Wukong, temido por dioses y demonios, estaba derrotando con sus propias manos a un ejército que se consideraba invencible. Con su báculo mágico, Ruyi Jingu Bang, asestaba poderosos golpes a sus oponentes capaces de derrotar a cientos de guerreros al mismo tiempo.

Su báculo era capaz de estirarse más allá de la cordura, sin embargo, Sun Wukong lo blandía cómo si fuera una liviana vara bambú. El bastón era de hierro sólido, pero tan duro como el diamante mismo, y le daba a su portador habilidades sobrenaturales. Según la leyenda, el bastón mostraba un hermoso rojo escarlata en todo su esplendor con unas terminaciones doradas con detalles grabados en cada extremo, sin lugar a duda una obra de arte.

En un acto de desesperación, y al ver que Sun Wukong era imparable, el Emperador de Jade, regente de los cielos, los mares, la tierra y el inframundo, envió a los cuatro reyes celestiales y a Nezha, el Mariscal del Altar Central, para derrotarlo.

Sun Wukong se enfrentó a todos a la vez, y su pulso nunca tembló. Cada rey celestial era tan grande como una montaña y tan poderoso que nadie era lo suficientemente tonto como para hacerles frente. Pero Sun Wukong los encaró con una cínica sonrisa dibujada en su rostro.

A pesar de su tamaño, Sun Wukong derrotó a cada uno de los reyes y finalmente se enfrentó a Nezha. Su lucha se extendió por días. La poderosa lanza de fuego del mariscal chocaba con fuerza con el báculo de Sun Wukong. Los estruendos sacudían los cielos y se reflejaban como poderosas descargas eléctricas que arrasaban el mundo terrenal.

Sin embargo, Nezha no fue capaz de contenerlo y fue derrotado por la codicia del rey mono. Sun Wukong anhelaba el trono. Quería autoproclamarse el Emperador de Jade y alcanzar la inmortalidad que tanto añoraba. Pero el reino celestial aún tenía un haz bajo la manga.

Tras un descuido, Sun Wukong fue capturado a través del Bodhisattva de la misericordia, Guanyin. El poderoso ser espiritual encerró a Sun Wukong en un caldero mágico que contenía todos sus poderes. Y ahí estuvo encerrado por más de cuarenta días.

Los primeros días el Rey Mono intentó con todas sus fuerzas destruir el caldero desde dentro, pero con sus poderes sellados no había mucho que pudiera hacer. Y así, al décimo día, el caldero mágico dejó de estremecerse. Los cielos se habían calmado, los dioses respiraban aliviados pensando que Sun Wukong se había rendido, pero la realidad era muy distante.

Dentro de su prisión mágica, Sun Wukong recurrió a la meditación para canalizar sus poderes de vuelta. Por más de treinta y nueve días, la urna permaneció en silencio, inamovible. Pero en la oscura noche del último día, el caldero fue destapado, y Sun Wukong emergió del interior, más fuerte que nunca.

Su presencia estremeció los cielos, su poder era perceptible incluso desde el reino terrenal. El cielo aún no se había recuperado, y no estaba preparado para resistir un segundo ataque. El Emperador de Jade miraba con temor cómo su reinado temblaba, pero en cambio, Sun Wukong se dió la vuelta y se retiró lentamente. No sin antes mirar al rey con odio y decirle con una voz terrorífica.

Sun Wukong: - Se me ha revelado el secreto de la inmortalidad. Ni Puti Zhushi, ni los libros, ni los melocotones, ni el vino, ni las pastillas me darán lo que anhelo. Si he de querer alcanzar la inmortalidad, he de beber la sangre del Guerrero Dragón. -

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Ok...ok. Si lo se. Esto se va bastante lejos de Kung Fu Panda... pero para poder unir ambas historias es necesario. Digamos que esta parte es equivalente a cuando Kai roba el Chi de Oogway en el reino espiritual, o cuando Shen regresa a Gongmen, o cuando Tai Lung se muestra por primera vez en la prisión.

Kung Fu Panda Fanfic - El Ascenso de un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora