(I) La Marca del Diablo

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Ha pasado un tiempo desde que Po derrotó a Tai Lung en una batalla que casi destruye al pueblo. Los civiles volvieron de la evacuación y el Valle de la Paz volvió a ser tributo a su nombre, salvo por algunos pequeños incidentes. Nada que los Cinco Furiosos y el Guerrero Dragón no pudieran manejar.

Por otro lado, los maestros del palacio comenzaron a respetar y a tratar a Po como uno de ellos. Tigresa había olvidado su enojo por perder el derecho a ser elegida como la Guerrera Dragón. Grulla y Mantis cambiaron los comentarios sarcásticos por bromas más alegres, y Mono y Víbora entablaron una estrecha amistad con Po.

El Palacio de Jade también se abrió al público en general. Incluso los niños iban a visitar las instalaciones de vez en cuando, y justo en ese preciso momento, dos de ellos ponían sus orejas sobre las puertas del salón de entrenamiento para oír a los maestros entrenar.

Mantis, Grulla, Mono y Víbora gritaban exaltados dentro del salón de entrenamientos. Parecía una batalla a muerte la que se libraba en una esquina del dojo. Aunque en realidad, no era nada más que Po y Tigresa haciendo un duelo de pulsos. (O lucha de brazos. Dependiendo de cómo le digan en tu país.)

Mantis: - ¡Vamos! ¡Tú puedes Tigresa! -

Víbora: - No te rindas, Po. -

Mono: - Cuatro dumplings a que Po gana. -

Grulla: - Trato hecho. -

Las manos de Po y Tigresa estaban rígidas después de estar tanto tiempo haciendo fuerza. Las venas de sus brazos y sus rostros eran visibles incluso por encima de su pelaje. Los dos se miraban mutuamente, intentando no perder la concentración, ni la presión sobre su brazo.

Tigresa: - ¿Eso es todo lo que tienes? -

Po: - Ja. Te voy a mostrar todo lo que tengo. -

Ambos dijeron con falta de aliento. Y comenzaron a usar sus últimas reservas de energía para tratar de derrotar a su oponente. Pero en ese momento sonaron las campanas del templo y Po perdió la concentración.

Tigresa empujó el brazo de Po con tanta fuerza, que la mesa donde estaban apoyados se rompió de golpe y Po cayó de espaldas sobre el suelo mientras se reía a carcajadas.

Grulla: - Ja. Me debes cuatro dumplings. -

Mono: - Oye eso no fue justo. -

Víbora: - Lo siento mono. Reglas son reglas. -

Mono: - Bien. - Decía refunfuñando.

Po: - Chicos, tengo que irme. ¡Nos vemos luego! - Po se retiró, pero no si antes darse vuelta al estar cerca de la puerta. - En la noche la revancha. -

Tigresa: - Cuenta con ello. -

Po subió la montaña colindante al Palacio de Jade por un pasaje que conducía a un tranquilo estanque donde Shifu gustaba meditar en paz. Shifu intentaba alcanzar la Paz Interior, pero lo menos que pudo encontrar fue Paz con todo el ruido que Po hacía pisando el agua del estanque.

Po: - Maestro Shifu, heme aquí. ¿Hay algún problema? - Shifu se quedó meditando con los ojos cerrados e ignorando a Po. - ¿Qué está haciendo? -

Shifu: - La última lección del maestro Oogway. -

Shifu miró suavemente hacia arriba, donde una estalactita dejaba caer una pequeña gota de agua cada cierto tiempo. Sin moverse más de lo necesario, y con movimientos lentos y precisos, Shifu tomó en pleno vuelo y con gracia una gota de agua que caía. Pasaba la gota de agua de una mano para otra con delicadeza sin que ésta perdiera su forma, y finalmente la colocó sobre una pequeña hoja que se balanceó y dejó caer la gota sobre el estanque sin hacer un solo ruido.

Kung Fu Panda Fanfic - El Ascenso de un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora