(III) El viaje. Parte I

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Tras la aplastante derrota contra los bandidos en la ciudad de los músicos, Po regresó al restaurante de su padre, el Sr. Ping, en búsqueda de respuestas. Su llegada no pasó desapercibida, dado que su popularidad como el Guerrero Dragón lo acompañaba a todas partes. Po entró al restaurante tomando a todos por sorpresa. Los comensales se paraban de sus asientos sólo para saludarlo, incluso una madre levantó a su hijo para que le diera un beso en la cabeza. Lo cual hizo por mero instinto.

Po se apresuró y abrazó a su padre mientras este le contaba lo popular que se había vuelto el restaurante, pero Po tenía una mirada perdida.

Po: - Pa. ¿Puedo hablar contigo un momento? A solas. - Al Sr. Ping le pareció raro tal petición.

Sr. Ping: - Claro hijo. - Le contestó preocupado. - Ven. Vamos adentro. -

Po y el Sr. Ping entraron en la cocina buscando algo de privacidad, aunque los pedidos no dejaban al Sr. Ping descansar ni por un minuto.

Po: - Te hace falta un asistente aquí. -

Sr. Ping: - Creo que sí. Desde que te fuiste el sitio no deja de recibir clientes. Tal vez deba contratar a alguien. Bueno. Cuéntame. ¿Qué sucede? -

Po: - Sabes. El otro día estuve peleando con unos bandidos y algo paso. No se como explicarlo. Fue como una visión, o un recuerdo. Creo que me vi a mi y a mi mamá cuando era pequeño. - El Sr. Ping tartamudeaba un poco ante lo que Po le dijo. - Pa. ¿De donde yo vengo? -

El Sr. Ping suspiró profundamente y lo miró con ternura. Pensaba que ya era hora que conociera la verdad.

Sr. Ping: - Verás hijo. - Se acercó a la cocina y sacó una caja media de debajo de la lacena, luego miró a Po, y le sonrió mientras le contaba uno de sus más felices recuerdos. - Era otra día como cualquier otro día en el restaurante. Y era la hora de cocinar noodles. Así que fui a la parte de atrás por mis vegetales recién entregados, pero me encontré con una gran sorpresa. Un gran pequeño panda bebé. - Ambos se rieron un poco. - Miré a todas partes, pero nadie apareció. Y fue entonces, cuando tomé la decisión más importante de mi vida. Ese fue el día que te adopté como mi hijo. - El Sr. Ping suspiró profundamente. - Lo siento, Po. Eso es todo lo que sé. -

Po: - La verdad, pensé que iba a escuchar más. Además, ¿Cómo era que yo cabía en esta pequeña caja? - Ambos se rieron un poco.

Sr. Ping: - Oh, Po. Puede que tu historia no tenga un principio feliz, pero mira todo lo que has conseguido. Me tienes a mí, tienes al Kung Fu, ya todos los que te quieren y te respetan. -

Po: - Lo se, Pa. Es que tengo tantas preguntas en este momento. - hizo una breve pausa. - ¿Quién soy yo? -

Sr. Ping: - Eres Po. Eres mi hijo. - Po lo miró con cariño mientras lo abrazaba.

Po: - Lo se , pa. Lo sé. -

En ese momento, la maestra tigresa llegó al restaurante buscando a Po con un llamado urgente de Shifu. Así que ambos se apresuraron y subieron las escaleras del Palacio de Jade lo más rápido que pudieron. En la entrada del palacio, Shifu esperaba leyendo preocupado un pergamino, junto al resto de los maestros.

Po: - Maestro Shifu. - Tomó aire. - ¿Qué sucede? -

Shifu: - Es el maestro Rino. Ha... muerto. -

Po: - ¿El gran maestro Rino? ¿Del consejo de maestros? -

Grulla: - Eso es imposible. -

Tigresa: - La defensa del maestro Rino era impenetrable para cualquier técnica. -

Shifu: - No fue una técnica. Shen ha regresado a Gongmen y ha reclamado venganza. Ha creado un arma que respira fuego y escupe metal. Si no es detenido, este podría ser el final... del Kung Fu. -

Po: - ¿Cómo lo hacemos? -

Shifu: - ¿Eh? -

Po: - ¿Cómo detenemos esa arma? -

Shifu: - Recuerda Guerrero Dragón. Todo es posible, cuando encuentras la Paz interior. - Po se le quedó mirándolo por unos segundos, y se le asomó una sonrisa en la cara.

Po: - Cada vez se parece más al maestro Oogway. - El comentario sacó una riza de boca de todos.

Shifu: - Vayan. Y detengan a Shen, antes de que sea muy tarde. -

Los Cinco Furiosos y el Guerrero Dragón descendieron al pueblo donde la multitud los despedía con un gran júbilo. Po iba perdido en sus pensamientos, pero fue interrumpido por la voz de su padre que lo llamaba desde la distancia.

Sr. Ping: - Po. -

Po: - Hey, pa. ¿Qué ocurre? -

Sr. Ping: - ¿Se irán de viaje y sin ninguna preparación? Van a necesitar esto. -

El Sr. Ping arrastró una mochila más grande que él mismo con algunas cosas. La mochila se cayó al suelo y viró todo el contenido sobre el suelo. Dentro se encontraban algunas verduras, especias, y otros víveres. Además tenía unos sartenes a cada lado para que pudieran cocinar por el camino, pero lo que más llamó la atención de todo, fueron las figuras de acción de los Cinco Furiosos que Po guardaba con cariño.

Grulla: - Eh, mira, Mantis. Es igual a ti. - Dijo mientras sostenía a la figura de Mantis con su pata.

Mantis: - Ja, ja. Muy graciosos. - Po tomó las figuras algo apenado y las puso dentro de la mochila.

Sr. Ping: - Y tal vez quieras llevarte estas. - El Sr. Ping sostenía unas fotos en sus alas. - Estas fotos de cuando eras bebe. - Po trató de ponerse en medio para que el resto de maestros no las vieran, pero.

Víbora: - Oh. Que ternurita. - Decía al ver las fotos, ya que se había colado por debajo de ellos, poniendo a Po en una incómoda situación.

Po: - Ok. Ok. Creo que es suficiente. -

Sr. Ping: - Po. Creo que... creo que tu no... creo - Po lo abrazó interrumpiendo lo que iba a decir.

Po: - Volveré pronto. Pa. -

Sr. Ping: - Te esperaré. Hijo. -

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Lo se. Lo se. Mucho diálogo y poco acción. Prometo que cuando llegue a la ciudad habrá algo más tentador.

Kung Fu Panda Fanfic - El Ascenso de un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora