Epílogo

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Han pasado dos noches desde que Sun Wukong fue sellado bajo el peso de las enormes montañas, y Po tuvo que dejar el mundo terrenal para formar parte de las filas del Ejército del Cielo. Era una cálida tarde de verano. El sol brillaba esplendoroso sobre el panorama, y aunque muchos aún seguían tristes por la pérdida de su maestro y amigo. Una pequeña alma hacía brillar el corazón de aquellos que residían en el interior del Palacio de Jade.

La pequeña Lixue jugaba alegremente con los maestros y estudiantes ignorando lo que había pasado, al fin y al cabo, aún era muy joven para comprender lo que había sucedido. Y aunque a veces preguntaba dónde se encontraba el "tío Po" aquellos que la acompañaban se limitaban a decirle que había emprendido un muy largo viaje.

Con una pelota forrada en cuero, la pequeña tigresa de pelaje blanco con rayas negras jugaba un improvisado juego con los maestros Mono, Grulla, y con los nuevos Cincos Furiosos. Jian, Lain, e incluso los enormes Bian Zao y Jing Mei jugaban como si fueran unos niños más. También los acompañaba Peng, el impulsivo leopardo de las nieves, quien a veces olvidaba que era un juego de niños y se tomaba las cosas demasiado en serio. Aún así, todos estaban pasando un buen rato.

Sin embargo, un poco apartada del grupo se encontraba Víbora, aún dolida por la partida de su amado. La serpiente miraba el horizonte sobre aquella formación rocosa en la cual crecía el durazno bajo el cuál tanto a Po le gustaba estar. Allí, Víbora podía sentirse un poco aliviada y recordar algunas buenas memorias del pasado.

Víbora se encontraba meditando en silencio, cuando la maestra Tigresa se acercó para ver cómo se encontraba su amiga.

Tigresa: - Es una maravillosa vista. ¿No lo crees? - Decía con la mirada perdida en el horizonte.

Víbora: - Si. Si que lo es. - Dijo con un tono lloroso.

Tigresa: - Po vivirá por siempre en nuestros corazones. Como maestro, como amigo, como hermano como compañero. -

Víbora se alegró un poco por las palabras de su amiga. Tigresa no era muy emocional, y le costaba trabajo lidiar con estas cosas, pero al menos Víbora sabía que estaba haciendo lo mejor que podía por ella. Y eso le alegraba mucho.

Víbora: - Mis recuerdos con él serán lo más hermoso que tendré en mi vida y por supuesto su legado. -

La serpiente dijo con una triste sonrisa en su rostro, mientras acariciaba su vientre con su cola. Tigresa vió con felicidad a su amiga y la invitó a regresar con los otros. Para que pudiese tener unos momentos de felicidad antes de la hora de la cena.

Víbora y Tigresa bajaron por la escalera de rocas, y apenas llegando al primer escalón, la pequeña Lixue saltó sobre los brazos de su madre con una enorme sonrisa en su rostro.

Tigresa: - ¿Te divertiste? -

Lixue: - Si mama. Me divertí mucho. -

Víbora y Tigresa veían con gracia como la pequeña rebosaba de alegría mientras los adultos permanecían sentados y agotados. La pequeña tigresa tenía una energía interminable, una que los adultos no podían seguirle el ritmo.

Lixue: - Mamá. Tengo hambre. ¿Cuándo vamos a comer? -

Tigresa: - Lixue. Recuerda esos modales. Debemos esperar -

Víbora: - En unos minutos. - Víbora interrumpió a Tigresa con alegría. - Voy a preparar la "sopa de ingrediente secreto" -

Lixue: - ¡Si! - Gritó con entusiasmo. - Me encanta la sopa del tío Po. -

Las dos maestras miraban con alegría a la pequeña niña. Entonces una fuerte brisa comenzó a sacudir los árboles de pronto. Las ramas del durazno comenzaron a agitarse con fuerza, y una extraña luz comenzó a irradiar sobre la formación rocosa. Durante unos segundos, la luz blanquecina segó a los presentes con fuerza, pero cuando se dieron vuelta, no podían creer lo que veían sus ojos. Y una voz, carente de tristeza, gritó con fuerza.

Lixue: - ¡Tío Po! -

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Ahora sí. Fin. XD

Kung Fu Panda Fanfic - El Ascenso de un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora