(I) El Siguiente Paso

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El tiempo ha seguido su curso, y algunos años cayeron sobre el Palacio de Jade y el Valle de la Paz. Po y los Cinco Furiosos continuaron sin descanso su labor de proteger el valle y cada rincón de China, y con el pasar del tiempo, su relación se volvió más fraternal. El maestro Shifu, en cambio, pasaba cada vez más tiempo solo, perdido en las montañas. Según él, buscaba algo que era casi imposible de encontrar. Palabras que no quedaron muy claras ante los oído de Po y el resto.

Eventualmente, los maestros comenzaron a entrenar por separado. Cada uno pulía y perfeccionaba sus técnicas por su cuenta, mientras algunos de ellos aún trataban de encontrar su propia paz interior.

En cambio, el Palacio de Jade y sus residente se abrían cada vez al público, y no era de extrañar ver a Po y a los Cinco Furiosos degustando una buena comida en el restaurante de Sr. Ping. Así como su notoria participación en festivales y actividades que se hacían en el pueblo. Sin embargo, los maestros buscaron algo más que llenara sus corazones.

Po bajaba al pueblo todas las tardes sin falta y ayudaba a su cada vez más viejo padre durante un par de horas en el restaurante. Disfrutando juntos de la compañía del uno con el otro.

Grulla solían ayudar a las guarniciones de los pueblos aledaños a dar caza a grupos de bandido y a mantener la paz y el orden en algunas disputas dentro de la población.

Mono y Tigresa comenzaron a entrenar a nuevos estudiantes, sobre todo jóvenes que se sentían atraídos por los misterios y asombros de Kung Fu.

Mantis casi pierde la cabeza por amor en más de una ocasión. Literalmente. Cabe recordar que es una mantis religiosa después de todo.

Al provenir de una familia noble, Víbora recibió muchas clases de diferentes materias, como matemáticas e historia. Conocimientos que utilizó para inaugurar una pequeña escuela en el pueblo donde ella ejercía cómo maestra.

Todo parecía estar tomando las riendas correctas, pero un día, todo cambiaría.

Po: - Eh, chicos. ¿Qué hacen todos aquí? - Dijo al encontrarse a los Cinco Furiosos delante de las puertas del salón de entrenamiento.

Grulla: - El maestro Shifu no llamó. Dijo que era algo importante. -

Po: - Si. A mi también me dijo algo parecido. -

Víbora: - ¿Qué creen que será? -

Mantis: - Tal vez ya está viejo. - El comentario de Mantis hizo que todos se rieran un poco.

Shifu: - Tienes razón Mantis. Lo estoy. - Decía al asomarse por la puerta sin que Mantis lo viese.

Mantis: - Oh. Maestro. Lo siento. No sabía que estaba ahí. -

Shifu: - ¿Por qué deberías sentirlo? ¿No has dicho ninguna mentira? -

El comentario los dejó a todos un poco confundidos mientras Shifu caminaba lentamente hacia el interior del recinto. Luego, el resto le siguió. Los siete se encontraron dentro de un oscuro lugar, apenas se podía percibir lo que estaba pasando.

Mono: - ¿Maestro? ¿De qué se trata todo esto? - Decía con preocupación y temor a la oscuridad.

Shifu se mantuvo en silencio, y golpeó con fuerza el suelo de madera con el bastón remendado de Oogway que ahora solía usar. Al sonido retumbante dentro de la sala, los sirvientes del palacio ubicados sobre las plataformas sin ser vistos, dispararon flechas de fuego dentro de inmensos calderones de oro con aceite. El fuego se alzó con furia e iluminó de golpe el lugar, dejando al resto de maestros atónitos.

Grulla: - Wao. Eso fue radical. -

Shifu: - Dicen que una entrada dramática puede concluir una pelea incluso antes de iniciarla. -

Po: - Eso es algo... confuso. -

Shifu: - Puede ser. - Respondía sin dar una respuesta clara.

Tigresa: - Maestro. ¿Por qué todo esto? -

Shifu: - Porque hoy... será mi última clase. -

Al decir esto, los maestros quedaron en shock. Simplemente les costaba creer o aceptar la realidad. Shifu se mantenía de espaldas a ellos, mirando cada una de las maquinarias que antes había usado para entrenar a sus alumnos mientras Po se le acercaba lentamente.

Po: - Maestro Shifu. ¿Se encuentra bien? -

Shifu: - Si. Lo estoy. Pero es hora que tomes mi lugar, tal como yo hice con Oogway en su momento. -

Po: - ¿¡Yo!? - Decía con asombro. - Yo no puedo ser maestro. Digo ¿Qué les voy a enseñar a ellos? Ellos incluso saben mucho más Kung Fu que yo. -

Shifu: - Panda. A veces aprendemos de las fuentes menos inesperadas. - Le decía mientras lo miraba con orgullo.

Shifu se dió la vuelta mientras Po se quedaba mirando al suelo, confundido. Al pasar frente a sus antiguos alumnos, estos lo saludaron con respeto y aprecio, y Shifu les agradeció por todos los buenos años que le habían regalado. Finalmente, Shifu se disponía a abandonar el salón, no sin antes ser interrumpido por Po.

Po: - Maestro. ¿Está seguro que esto es buena idea? -

Shifu: - Si. Lo estoy. -

Shifu se retiró dejando a Po y a los Cinco Furiosos solos dentro del salón de entrenamientos.

Kung Fu Panda Fanfic - El Ascenso de un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora