(VI) Perdidos

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Ahora Po sabía que la única manera de derrotar a Kai era convirtiéndose en un maestro del Chi, tal como Oogway mencionó en su historia. El mayor problema, era que el camino para dominar el Chi era largo y paciente, necesitaba mucho tiempo de meditación y dedicación. Algo de lo cual Po no disponía.

Su única solución: Acompañar a su padre biológico Li hasta la villa oculta de los pandas, y aprender de primera mano los camino y secretos para dominar a Kai. Solo de esa forma, sería capaz de dominar el Chi lo suficientemente rápido antes que Kai arrasara con todo a su paso.

Sin perder ni un minuto de minuto, Po descendió al pueblo y preparó dos mochilas con alimentos y provisiones para emprender el viaje, un viaje que según Li, duraría un oar de semanas. Luego, buscó a su padre el Sr. Ping por todos lados para despedirse, pero simplemente no lo encontraba.

Li: - Hijo. ¿Sucede algo? - Le preguntó al ver la cara angustiada de Po.

Po: - Si... Algo así. Estaba buscando a mi pa... mi otro papá. - Dijo algo penoso. - Quería despedirme. Pero no lo encuentro por ningún lado. -

Li: - Po. Creo que sé como te sientes. A veces las despedidas son duras. Demasiado duras para algunos. - Dijo con tristeza mientras miraba hacia el suelo.

Po: - Supongo que tienes razón. -

Po y Li tomaron las maletas y dejaron el pueblo poco antes del ocaso. Se dirigieron rumbo al oeste, a través de una gran llanura hasta llegar a los pasos montañosos del oeste de China. El camino iba a ser largo y agotador, pero debían mantener un buen paso si querían llegar a la villa oculta a tiempo.

Aún así, no se limitaron a montar un campamento y comer algo antes que cayera la noche.

Li: - Oye hijo. - Decía sofocado. - Paremos a... tomar algo. -

Po: - Está bien. Jeje. -

Po se burló un poco del agitado panda, quién había perdido el aliento con tan solo unas horas de caminata. Pero recordó que él mismo era así hace un par de años atrás, así que su risa no duró mucho. Po dejó caer la pesada mochila sobre el suelo, y queda sorprendido al escuchar a alguien quejándose dentro de la mochila. Pero Po sabía quién era.

Po: - ¿Pa? -

Li: - ¿Si, hijo? - Respondió pensando que era con él.

Po: - ¡Pa! - Dijo abriendo la mochila, sólo para encontrarse con el Sr. Ping, quién se había ocultado dentro durante todo el viaje.

Sr. Ping: - ¿Si, hijo? - Dijo un poco apenado mientras miraba a Po desde el interior de la mochila y cubierto de verduras.

Po: - ¿Qué estás haciendo aquí? -

Sr. Ping: - Bueno. No pensabas que iba a dejarte ir una vez más. -

Po: - Pa. Esto no es un juego. Necesito ir para convertirme en un maestro del Chi. -

Sr. Ping: - Lo se, hijo. Y por eso yo te acompañare. - Dijo emocionado. - Quién sabe si la comida allá no te gusta. No podrás luchar con el estómago vacío. No es verdad, Sr. Li - Le dijo al panda, algo molesto y desafiante.

Li: - Bueno. Es una villa secreta de pandas. No se que decir. -

Sr. Ping: - Ay, por favor. ¿Crees que no sé guardar un secreto? Le oculté a Po que era adoptado por más de veinte años. -

Li: - ¿¡En serio!? - Dijo asombrado.

Po: - Vamos, Pa. Ya yo lo sabía. Lo que nunca te lo había comentado. - Dijo algo apenado.

Sr. Ping: - No importa, Po. La intención en lo que cuenta. - Respondió con ingenio.

Li: - Bueno. Si ese es el caso. No veo por qué no. Además, nos vendría bien alguien que pudiese observar el camino volando. - Po se quedó atónito al oír esto.

Po: - ¿¡Puedes volar!? - Preguntándole al Sr. Ping.

Sr. Ping: - Soy un ave, Po. -

Po: - ¿Y por qué nunca lo has hecho? -

Sr. Ping: - Porque nunca tuve la necesidad. -

Tras el pequeño "inconveniente," los tres siguieron su camino por el escarpado paso montañoso durante días. A medida que avanzaba, se iban adentrando cada vez más en las zonas altas de las montañas. El aire comenzaba a sentirse pesado, y el frío era perceptible. Incluso tuvieron que atravesar un campo nevado en la copa de una cresta en el cual Po y Li se enterraban hasta la cintura en la nieve. Aunque el Sr. Ping, gracias a su liviano peso, podía caminar sobre esta sin ningún problema.

La caminata se volvió extenuante. Incluso hubieron muchas ocasiones en la que Po y El Sr. Ping pensaban que estaban perdidos. Pero Li sabía muy bien a donde iban. Finalmente, se toparon con una inmensa pare de hielo cuya altura se perdía a la vista por las nubes que la rodeaba.

Li: - Bueno. Ya llegamos. -

Sr. Ping: - ¿Aquí? ¿En serio? - Dijo algo decepcionado y confundido.

Li: - Si. Aquí es. Más específicamente allá arriba. - Dijo mientras apuntaba a la punta de la montaña.

Po y el Sr. Ping simplemente no podían entender cómo iban a llegar allá arriba, mucho menos si tenían que escalar la pared de hielo, lo cual resultaba obviamente imposible.

Sr. Ping: - Bueno. Eso fue todo. Lamento decirle que eso es imposible de escalar. Po, volvamos a casa. - Dijo algo aliviado, pero Li tenía un haz bajo la manga.

Li: - ¿Escalar? ¡Somos pandas! Nosotros no escalamos. -

Li rompió el hielo alrededor de una soga oculta tras la nieve, al tirar de la soga, una plataforma lo suficientemente grande y resistente como para cargarlos a los tres, emergió de la nieve del suelo y comenzó a subir por la ladera de la montaña.

Los tres ascendieron lentamente mientras una gran roca amarrada al otro extremo de la soga hacía de contrapeso. Poco a poco, se adentraron en la capa de nubes hasta llegar a una estructura de madera al borde de las escarpadas paredes de la montaña.

Po y el Sr. Ping se quedaron extrañados al no poder ver más de diez metros en adelante debido a las espesas nubes, así que siguieron a Li con cautela mientras veían una especie de entrada de piedra un tanto descuidada.

Sr. Ping: - Debo decir que esto es un poco... inesperado. - Trató de ser cortés.

Finalmente, dejaron atrás la capa de nubes, revelando una hermosa villa en la punta de la montaña. El lugar parecía paradisiaco. El pasto crecía verde y fresco y un pequeño arroyuelo descendía desde la punta de la montaña y viajaba lentamente por el medio de las casas de bambú. Pero aún más sorprendentes eran los residentes del lugar.

Decenas, sino cientos de pandas vivían tranquilamente en la apartada villa. Los niños corría alegremente y sin temor alguno por los senderos mientras empinaban cometas de papel. Los pandas trabajaban alegremente los campos de arroz y los árboles frutales, todos con una hermosa alegría dibujada en sus rostros. Li se dió la vuelta y miró a Po y al Sr. Ping con orgullo.

Li: - Ahora pueden decir: Wao. -

Kung Fu Panda Fanfic - El Ascenso de un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora