(VIII) Conflictos Internos

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Las oscuras calles de Gongmen estaban abarrotadas de miles de lobos que patrullaban la ciudad en búsqueda de los fugitivos. Y al mismo tiempo, revisaban por las orillas del río por si el cuerpo de Po o de alguno de los Cinco Furiosos salía a flote tras haberse ahogado, pero no encontraron nada.

Po y los maestros aprovecharon la confusión para escabullirse en los rincones de la ciudad sin ser detectados. En muchas ocasiones estuvieron a punto de atraparlos, pero lograron escapar. Finalmente, un fuerte aullido que les ponía los pelos de punta se escuchó en la distancia, y todos los lobos abandonaron las calles de la ciudad y se movieron por los tejados hacia un punto en específico. Una escena tan escalofriante como la que vivieron los residentes de Egipto cuando Moisés, con la gracia de Dios, convocó una lluvia de langostas que arrasó dicha nación.(*)

Con las calles de Gongmen vacías, los maestros fueron capaces de llegar a la prisión, donde los maestros Buey y Cocodrilo esperaban enfurecidos.

Buey: - ¡Ustedes! ¿¡Qué es lo que hicieron!? ¿¡Qué pasó allá arriba!? -

Los maestros se miraron entre ellos un momento, pero luego, todos enfocaron sus miradas sobre Po.

Tigresa: - Po. - Le dirigió la palabra enfurecida. - ¿Qué pasó con Shen? -

Po: - Nada. Solo me tomó con la guardia abajo. No pasará de nuevo. - Dijo con su mala habilidad para mentir.

Tigresa: - Po. La verdad. - Le recalcó desafiante.

Po suspiró profundamente, pero bajó la cabeza negándose a responder su pregunta.

Tigresa: - Muy bien. Ellos te mantendrán lejos del peligro. - Le dijo refiriéndose a los maestros Buey y Cocodrilo, quienes estaban dentro de una celda.

Po: - No. Iré con Shen y lo enf - Po fue interrumpido por un precipitado giro de Tigresa, la que se puso en su camino, mirándolo desafiantemente.

Tigresa: - Te quedarás aquí. -

Po: - Yo voy a ir. Y no me vas a detener. -

Po intentó dar un paso al frente, pero Tigresa usó la palma de su mano para darle un golpe al estilo zumo por la barriga, e hizo retroceder a Po varios metros. Po recuperó el aliento y la miró fijamente. Sabía que no había de otra manera. Po se puso en posición de combate, desafiando a la maestra Tigresa, y ella correspondió al desafío.

Víbora: - Chicos. Por favor. Deténganse. -

Tigresa: - Lista. - Le dijo a Po desafiándolo.

Po cargó de frente. Intentó superar a Tigresa, pero lo único que consiguió fue un puño en el rostro. Po no quería lastimarla, así que se limitó a intentar derribarla, pero en vano. Finalmente no tuvo más remedio que lanzar una combinación de golpes, logrando abrir la defensa de Tigresa lo suficiente para golpear su rostro, y casi lo logra, pero él mismo se detuvo en el último momento. Po retrocedió sobre sus pasos y pensó un momento, la miro con tristeza y suspiró profundamente.

Po: - Está bien... Está bien... - Dijo con voz derrotada. - Ese pavo real... Shen... el sabe algo. -

Víbora: - ¿Algo de qué? -

Po: - Él sabe lo que le pasó a mis padres. A mis verdaderos padres. Sabe de donde vengo. Y quién soy yo. Tengo que averiguarlo. Lo siento chicos. No creo que lo entiendan. -

Po fijó su mirada en el suelo mientras Tigresa se volteó para ver a los otros, tan desanimados como ella misma estaba. Tigresa se acercó a Po, y le puso la mano sobre el hombro.

Tigresa: - Si lo entiendo. Pero no puedo ver como mi amigo es asesinado. - Le dijo con ojos tristes. - Nos vamos. - Le dijo al resto.

Grulla: - Hey. Tal vez tampoco puedas verme a mí asesinado. -

Tigresa: - Ni lo haré. Tú también te quedas. -

Grulla: - ¿¡Qué!? ¿¡Por qué!? -

Tigresa: - Porque tienes el ala rota. -

Grulla: - Oh. Buen punto. -

Buey: - No se preocupen chicos. Estarán mejor aquí. -

Los cuatro maestros se dirigieron al arsenal de Shen por su cuenta, dejando a Po y a Grulla con los maestros Cocodrilo y Buey, pero Po no podía simplemente quedarse de brazos cruzados.

Po: - Tenemos que hacer algo. -

Cocodrilo: - ¿Es que no oíste lo que ella dijo? Debes quedarte aquí por tu propio bien. -

Grulla: - Creo que él tiene razón, Po. -

Po: - ¿Y qué hay del bien de ellos? - Dijo molesto mientras el resto se miraba impactado. - Los seis luchamos juntos y no pudimos detener al ejército. ¿Por qué crees que ellos cuatro, solos, si podrán? -

Grulla: - Po. Debes confiar en ellos. -

Buey: - Escucha lo que dice tu amigo, muchacho. -

Po: - Lo hago, pero "no puedo ver como mi amigo es asesinado" - Le dijo la misma frase que Tigresa le dijo a él, dejando a Grulla en una gran confusión. - Voy a ir, con o sin ti. Grulla. -

Po finalmente abandonó la prisión y perdió su vista en el cielo estrellado. Tenía miedo, pero había cosas más importantes que preocuparse por eso en ese momento, y antes de dar un paso.

Grulla: - Tal vez necesites un ala extra. - Dijo mientras abría las puertas de la prisión.

Po se dió la vuelta y vió a su amigo con regocijo.

Po: - Gracias. - Tras decir esto, ambos se fueron lo más rápido posible al almacén de Shen.

(*) Éxodo 10. No soy religioso, pero nunca está de más saber.

Kung Fu Panda Fanfic - El Ascenso de un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora