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Finalmente había visto algo bueno, habían arrestado a su malnacido padre, la basura muggle nunca espero que su madre lo denunciara, estaba lo suficientemente cómodo con mantenerla bajo sus golpes como para siquiera pensar que aquello era posible

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Finalmente había visto algo bueno, habían arrestado a su malnacido padre, la basura muggle nunca espero que su madre lo denunciara, estaba lo suficientemente cómodo con mantenerla bajo sus golpes como para siquiera pensar que aquello era posible

Ahora lo era.

Y él se sentía feliz, su rostro inexpresivo mientras veía como era llevado a la fuerza por los oficiales muggles no era indicativo de nada más que de paz, miró de reojo a su madre que lloraba mientras su padre le gritaba lo "puta" que era.

Severus apretó las manos en puños conteniendo su furia.

Tobías ignoraba que cada amenaza dada en ese momento era tomado por la ley muggle para luego usarlo en su contra, así que Severus sonrió con burla a su padre mientras esté gritaba que cuando saliera los iba a matar.

Severus sonrió como nunca antes pensó que llegaría a sonreír, su sonrisa cambio de ser una burla a su padre a una genuina sonrisa porque sabía que ellos ya no volverían a esta casa que se caía a pedazos. Ellos ahora finalmente y por fin, irían a Prince Manor, su verdadero hogar ancestral.

Miró a su madre que veía como se marchaba el auto y suspiro con alivió.
— Buscaré las cartas — Severus murmuró entrando a la casa, quería darle a su madre un momento a solas para que asimilara todo lo que ocurría.

Eileen miró por última vez la patrulla que se alejaba en la distancia, bajo la mirada y apretó la mandíbula obligándose a ser fuerte, esto era lo mejor para su hijo y para ella, no importaba si Severus había mentido sobre las cartas, ella buscaría la manera de sacarlo adelante aun si su vida dependiera de ello, se giró y pronto siguió los pasos de su hijo hasta la habitación principal de la vieja casa.

Cuando Eileen llego a la habitación encontró a Severus removiendo las tablas del suelo, ella se apuró a ayudarle al ver cuánto se le dificultaba hacer el esfuerzo, el sonido de la madera desprendiéndose lleno la habitación, pronto Severus cayó sobre su trasero y Eileen soltó la vieja tabla desprendida para ayudar a su hijo, Severus le agradeció con la mirada y luego apunto con su dedo el hueco que había.

Eileen miró en la dirección en la que su hijo estaba apuntando, entonces se acercó con el cuerpo tembloroso, tenía miedo, miedo de que las cartas no estuvieran, pero la duda de que existieran jamás había abandonado su corazón, por lo que tras inclinarse logro ver una caja metálica que alguna vez fue un contenedor de galletas en sus primeros meses de matrimonio, Eileen sujeto la caja con tal delicadeza que parecía tener entre sus manos un enorme tesoro.

Severus la miro con calma, él tenía una idea de lo que representaban las cartas, pero ignoraba por completo la forma en la que su madre miraba la caja con nostalgia. El leve temblor en el cuerpo de Eileen alarmó a Severus que se acercó con prontitud tratando de dar apoyo a su madre.

Eileen suspiro con cansancio y pesar, su herido corazón no tenía mucha esperanza, abrió con sumo cuidado la caja de galletas y a sus ojos el contenido que celosamente fue guardado emergió, muchas cartas estaban acumuladas, muchas de ellas arrugadas, quemadas e incluso algunas estaban rotas, el pergamino era poco inusual en el mundo muggle, pero eso no lo hacía menos valioso que el papel para Eileen.

Ꭱꭼꭰꭼɴꮯꮖꮻ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora