La oportunidad de Snape para vivir realmente se presenta en el mismo momento de su muerte.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD:
˚→Esta historia me pertenece, sin embargo, sus personajes así como los escenarios en los que se desarrolla son totalmente obra de...
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Capítulo dedicado a MadameSnape ya que me ayudo con sus recomendaciones para este capítulo.
O S T A R A ▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
El día finalmente había llegado, era 21 de Marzo y la ceremonia de Ostara era la que probaría si era digno o no para ser un heredero, era un Prince, su familia lo había aceptado, así que era poco probable que la magia de sus ancestros lo rechazarán, pero una vez más todo era posible con la magia.
Suspiró
Estaba nervioso, había recitado una y otra vez las palabras que diría, sus abuelos se habían reído diciendo que el hechizo era lo que ellos usarían para iniciar la ceremonia, que la magia misma tomaría su boca y recitaría el hechizo con el que uniría su linaje y tomaría su lugar como heredero.
Podría ser latín.
Podría ser inglés.
Podría ser rumano.
Uno nunca sabía qué pasaría con la magia.
Reviso sus vestimentas, llevaba túnicas de mago que eran fáciles de retirar, bajo estas llevaba solo su bóxer color piel, la tela de la túnica estaba hecha con materiales de la naturaleza incrustados en ella, un poco de piel de animal en su cuello, ojos de maíz, etcétera, lo que más llamaba su atención era la forma en la que runas antiguas se dibujaban por sí solas en su túnica y lentamente comenzaban a adornar su piel, la magia se sentía en cada rincón de la mansión y eso le daba calma.
— Severus, ya es hora —Eileen llamo a su hijo desde la puerta.
Ambos se miraron por cortos segundos y asintieron, Eileen llevaba túnicas más elegantes que las suyas, su propio aspecto hablaba de la desnudez en general, era fácil reconocer que tenía que adaptarse a la idea de que estaría semidesnudo en este tipo de ritual.
Ambos caminaron hasta las escaleras donde dos velas, una azul oscura y una roja flotaron hacia él con vida propia deteniendo su paso.
— Incluso Prince Manor te está dando su bendición como heredero — Eileen sonrió con cariño mirando a su hijo con tanto amor como nunca antes él había visto.
Las velas descendieron hasta posarse en las manos de Severus, eran dos para él, la roja cayó en su mano izquierda y la azul en su derecha, la sensación de electricidad recorrió su piel.
— Continuemos — Eileen saco de sus cavilaciones a Severus y ambos continuaron su descenso por las escaleras a paso suave, sus pies estaban descalzos, el suave cántico se escuchaba como una música que calentaba la magia.
Las múltiples voces no lo tomaron desprevenido, hacía dos días la familia cadete en Italia, Francia y Londres habían llegado para consagrar al nuevo joven maestro que retomaba su hogar.