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Descargo de Responsabilidad; No soy dueño de Harry Potter —porque si lo fuera Hermione hubiera llegado al pasado y se queda con Snape —ni ninguno de sus personas y/o los lugares creados por la famosa y maravillosa J

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Descargo de Responsabilidad; No soy dueño de Harry Potter —porque si lo fuera Hermione hubiera llegado al pasado y se queda con Snape —ni ninguno de sus personas y/o los lugares creados por la famosa y maravillosa J.K. Rowling, quién nos ha regalado la magia a través de sus libros, yo solo hago esto por ustedes, sin fines lucrativos, más bien es entretenimiento para todos incluyéndome.

Sé que este tipo de historia golpea un punto sensible para mucha gente, así que si este barco no es para ti o si sientes un gran desdén por él...

Por favor, no pierdas tu tiempo en esto y lee algo que disfrutarás.

No tiene sentido hacerte miserable. Espero que esto sea evidente: esta es una relación ficticia, no emules esto en la vida real.

De todos modos, disfruta de esta basura autocomplaciente.


Donde Todo Empezó 
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La habitación estaba débilmente iluminada, pero la joven vio a Nagini, retorciéndose y girando como una serpiente acuática, protegida por aquella esfera estrellada y encantada que flotaba, sin soporte alguno, en medio del cuarto. Detectó también el borde de una mesa y una mano blanca de largos dedos que acariciaba una varita. Entonces Snape habló, y a Hermione se le cortó la respiración, el profesor se hallaba a sólo unos centímetros de donde él estaba agachado.

—... mi señor, sus defensas se están desmoronando... — la voz de Snape estaba teñida de miedo.

—Y sin tu ayuda —comentó Voldemort con su aguda y clara voz—. Eres un mago muy hábil, Severus, pero a partir de ahora no creo que resultes indispensable. Ya casi hemos llegado... casi — siseo el oscuro mago.

— Iré a buscar al chico. Le traeré a Potter. Sé que puedo encontrarlo, mi señor. Se lo ruego. — Snape pasó por delante de la rendija.

Harry se acercó un poco, sin quitarle los ojos de encima a Nagini. Se preguntó si habría algún hechizo capaz de destruir aquella esfera protectora, pero no se le ocurrió ninguno. Si daba un solo paso en falso, delataría su presencia. Miró de reojo a Hermione que sostenía su varita con fuerza, lista para atacar si la ocasión lo requería y él esperaba que no lo hiciera

Voldemort se puso en pie y Harry lo contempló: los ojos rojos, el rostro
liso con facciones de reptil, y aquella palidez que relucía débilmente en la
penumbra. —Tengo un problema, Severus —dijo Voldemort en voz baja.

— ¿Ah, sí, mi señor? —repuso Snape.

El Señor Tenebroso alzó la Varita de Saúco, sujetándola con delicadeza
y precisión, como si fuera la batuta de un director de orquesta. — ¿Por qué no me funciona, Severus? — cuestionó.

En medio del silencio subsiguiente, a Harry le pareció oír cómo la serpiente silbaba con suavidad mientras se enroscaba y se desenroscaba, ¿o era el sibilante suspiro de Voldemort que se prolongaba?

Ꭱꭼꭰꭼɴꮯꮖꮻ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora