La educación de Severus había estado más que bien, sus muchas destrezas le habían valido para el orgullo de su casa. Dividió su tiempo entre aprender a ser un heredero digno, crear pociones, mejorar otras y dar paso a un fondo personal para uso propio en Gringotts, los goblins parecían encantados con algunas inversiones que podría generar dinero para ellos debido a las sugerencias de múltiples solicitudes que Severus hacía al banco.
Reforzó su conocimiento con las materias que había dejado de estudiar mediante creció en su vida anterior, dado que ahora estaba seguro que todo era mucho más fácil para determinar si era adecuado o no combinar una poción con runas y aritmancia o una poción con encantamientos claves. Nunca estaba seguro hasta que comenzó a recordar de mejor forma el funcionamiento de cada uno.
Él era el genio de los Prince, su abuelo Ophiuchus se pavoneaba mientras mencionaba lo inteligente y hábil que era su nieto en cualquier campo que se le probara, sobre todo cuando los muchos tutores talentosos reconocidos y de renombre mundial elogiaron al joven heredero.
Lo que provoco una serie de invitaciones para conocer al tan famoso muchacho, él por supuesto que se negó ante los que sabía harían su vida un infierno, recordándose a sí mismo si era una buena idea quedarse en Slytherin o no.
Los días pasaron volando, poco a poco se acercaba el tan famoso momento de los demás rituales, uno a uno Severus experimento la pureza y fuerza de la magia en un núcleo familiar distinto al que había tenido antes, las ceremonias eran honradas y cada vez su cuerpo se llenaba de poder, a veces tardaba días tratando de controlar la fuerza de su magia que parecía hacer destrozos cuando menos se lo esperaba, sus emociones eran un interruptor.
Se preguntó si así hubiera sido de poderosa su magia si tan solo hubiera realizado ceremonias mágicas una vez en el año, en su pasado amargado y apagado como estaba, solía huir de todas ellas, con el único deseo de su muerte, hasta que ella llego y pasaron un Yule juntos, en la casa del perro sarnoso, conocido como Sirius Black, había sido intimo hasta que fueron interrumpidos por el idiota de Lupin, que había anunciado la llegado del insulso de Potter.
Gruño al recordar aquello.
Las ventanas cercanas a él estallaron a causa del poder de su magia y suspiro, una vez más pasaba, esto de controlar sus emociones le estaba costando demasiado, era muy abrumador y no estaba seguro de que la Oclumancia le ayudará de forma correcta, a pesar de que sus mentores, los mejores en sus ramas, decían que era un oclumante excepcional. Ya no quería ser la marioneta sin sentido que estaba furioso todo el tiempo.
— Severus, los hermanos Black vendrán pronto, espero que sean de tu agrado — Eileen miro a su hijo con cariño, orgullosa de que su pequeño tuviera las amistades de las que ella había renunciado.
Severus hizo una mueca, no estaba seguro de llevarse bien con Sirius, Regulus era mucho más aceptable, lo era aún más al saber que había sido tan inteligente y valiente que descubrió y robo el preciado secreto de Voldemort mucho antes que Dumbledore logrará tener una idea de ello.
— Tratare por todos los medios de tolerar al hijo mayor — Severus murmuró, para nadie en la alta sociedad era un secreto que Sirius era la afronta de su madre.
Eileen se rió por la forma tan distinta en la que actuaba ahora su hijo, casi parecía un hombre en lugar del niño de diez años que realmente era, los meses habían cambiado tanto a Severus que la sorprendía, pero una vez más, ella misma había experimentado el cambio al volver a su hogar ancestral porque ya no había nada que la detuviera de crecer en magia y poder como siempre había anhelado.
Horas más tardes la llegada de sus invitados fue anunciada por Veeky, quien llevo a sus invitados al salón de la casa, ahí fueron atendidos por sus abuelos, Walburga Black, su esposo Orión Black y sus hijos, Sirius y Regulus Black, estaban vestidos de forma elegante, el porte altivo de la repugnante bruja le recordó a Severus la locura de la que eran famosos y en sus ojos color mercurio vislumbró esa locura que había visto en Sirius después de su salida de Azkaban.
— Este es mi nieto, Severus — Ophiuchus presento después de una agradable bienvenida a sus invitados.
Severus se inclinó con brevedad ante los Black, su venia fue elegante y refinada, digna de una sangre pura.
Walburga lo miro con ojos críticos, buscando algún detalle en el jovencito para determinar cuan indigno era de la compañía de sus hijos, después de todo se trataba de un repugnante mestizo, pero para su sorpresa no encontró fallas en Severus, por el contrario pareció cada vez más encantada con los modales del niño, le dirigió una mala mirada a Sirius quien una vez más había ignorado sus palabras y la había avergonzado frente a sus anfitriones, gruño mirando a Orión en espera de que su esposo hiciera algo para corregir al malcriado muchacho, pero este la ignoro.
Hacía tiempo que sentía resistencia en su esposo.
No era exactamente un secreto entre las nobles familias que Walburga Black y Orión Black se odiaban a muerte desde jóvenes y la única forma en la que acabaron juntos fue por las manipulaciones de la bruja mayor, que no solo se apropió del mando de su casa con algún tipo de artimaña de la cual se desconocía, sino también logró quedar embarazada dos veces, aunque las dudas de que ambos niños eran de Orión corrían por todos lados.
Orión miro a su hijo mayor, suspiro y lo atrajo para que Walburga no se ensañara con el niño y lo castigara con su varita, él estaba cansado de su vida, buscando un medio de romper la maldición con la que había sido atado a su actual esposa, ser un títere de ella era algo de lo que parecía no poder escapar, lo único que podría hacer era buscar una bruja lo suficientemente capaz y fuerte como para que destruyera su maldición y le permitiera atarse a ella para ser libre de servidumbre.
Severus estaba casi petrificado al escuchar los pensamientos de Orión de forma natural, él nunca uso la Legeremancia desde que había regresado al pasado, de hecho ni siquiera la Oclumancia la usaba con frecuencia, pero mirando atrás en el pasado se daba cuenta que realmente él había estado ocluyendo de forma natural y tal parecía indicar que era un Legerement natural de igual forma.
Sirius miro a su padre y refreno sus comentarios mordaces en respuesta a su madre, todo quedo en silencio en ese momento y Severus supo que tenía que intervenir para evitar un derramamiento de sangre en su propia casa, miro a su madre y la vio mirando pensativamente a Orión lo que provoco un escalofrío en su espalda, no estaba ni remotamente preparado para ser emparentado con Sirius Black.
— Me gustaría enseñarle algunas cosas a los jóvenes Black, con su debido permiso — Severus pregunto con reverente tono a Walburga quien lo miro satisfecha y asintió lanzando una mirada de muerte a Sirius quien le gruño.
Sirius parecía mucho más cercano a su padre de lo que alguna vez habría imaginado, quizás la muerte de su padre años posteriores a la de su repudio habían terminado de acentuar la locura en el muchacho que lo torturo en sus años de escuela.
Quizás Mione tenía razón, salvar a las personas de su destino era posible y quizás, tan solo quizás, él se abriría a una oportunidad de crear aliados.
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Ꭱꭼꭰꭼɴꮯꮖꮻ́ɴ
FanfictionLa oportunidad de Snape para vivir realmente se presenta en el mismo momento de su muerte. DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: ˚→Esta historia me pertenece, sin embargo, sus personajes así como los escenarios en los que se desarrolla son totalmente obra de...