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El tiempo en la universidad pasa tan lento que algunos alumnos se quedaban dormidos sobre los pupitres, otros fingían estar adoloridos para saltarse las clases y otros definitivamente no les importaba prefiriendo volver a sus dormitorios para dormir hasta la hora del almuerzo.

Bendito momento esperado por todos los alumnos y profesores de la universidad. La estampida de los adolescentes alborotados por llegar al comedor era una cosa de todos los días, privilegiados eran aquellos que llegaban antes para ocupar una mesa y por suerte esa era el caso del grupo de amigos de Joaquín y Emilio.

El aula que ocupaba Leidy para los diseños quedaba muchísimo más cerca del comedor que cualquier otro salón, imagínense sólo cruzar el pasillo y ya se encontraba con ese espacio lleno de mesas y sillas.

Al salir de su última clase por la mañana, Emilio se dirigió junto a Jorge y Diego hacía la mesa, en dónde ya se encontraban los demás. Se sentaron en la banca vacía quedando en frente de sus amigos.

— Están hechos mierda. — dijo Emiliano masticando su sándwich.

— Gracias, Milio. — rodó los ojos Jorge.

Emiliano sonrío.

— ¿Cómo les fué?. — preguntó Joaquín.

— No lo sé, no siento mis extremidades.  — contestó Diego.

— Exagerado. — dijo Emilio — Nos fué bien, sólo que el entrenamiento de ésta mañana fué pesado. Pronto comenzarán las últimas fechas del torneo y tenemos que estar preparados. — explicó.

— Entiendo. — dijo Joaquín asintiendo.

— En fin, pedí pasta para Diego — dijo Leidy alcanzando el plato al ojimiel.

— Gracias, hermosa. — agradeció Diego.

— De nada Diego. — contestó mientras sonreía — Y para ustedes carne asada con ensalada. — le alcanzó los platos a Jorge y Emilio.

— Gracias Leima. — dijeron al unísono.

Todos comenzaron a degustar sus platos mientras que Emiliano iba por su segundo sándwich. Hablaron sobre cómo les había ido en la mañana y lo estresante que había sido volver a la rutina después de un agitado fin de semana.

Esos 3 días libres que habían tenido, el grupo de amigos optó por salir. El viernes habían ido a un bar cercano a la universidad en donde dónde Emiliano y Joaquín cantaron Only Girl de Rihanna llevándose los aplausos de todos, el sábado asistieron a una fiesta de cumpleaños en la casa de una persona que realmente no conocian, pero sabían por boca de todos que iba a la universidad y tremenda fiesta si se pusieron del culo y el domingo prefirieron hacer algo más tranquilo yendo al centro comercial a dar un par de vueltas para después comer en el gran patio de comidas que éste poseía.

— El entrenador nos citó después de comer. — soltó Jorge.

Todos posaron sus ojos en el morocho.

— Quiere darnos la lista de los titulares. — explicó Diego.

— Seguro quedarán.  — dijo Joaquín.

— Eso espero, Joaco. — soltó Emilio en un susurro, aún así Joaquín lo escuchó.

Para que mentir que el castaño no estaba sonrojado en ese momento, si desde que habían planteado eso de ser amigos los apodos habían quedado en el olvido. Joaquín había extrañado lo que era escuchar aquel apodo salir de los labios de Emilio, causando que todo en su interior se estremeciera.

Eres // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora