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Despertó por aquellos rayos de sol que le daban de lleno al rostro, con su mano libre se frotó los ojos suaventemente, sintió un grato calor envolverlo, precisamente unos brazos; no hacía falta voltear para ver de quién se trataba, no hacía falta recorrer con la yemas de sus dedos ese brazo que lo apretaba para darse cuenta a quién pertenecía, era simple, sin pensarlo la costumbre de aquel sujeto a sus espaldas, la calidez y ese aroma era evidente, era Emilio.

Sonrió somnoliento porque realmente extrañaba aquella cercanía, de la cuál se estaban privando hace más de 3 meses; extrañaba sentirlo suyo ¿porqué no?. Se giró con cuidado para no despertar a ese ángel, lo miró con cuidado; admirando cada detalle en silencio cómo si fuera que podría olvidarlo de algún modo, sonrió al ver sus parpados decorados por aquellas largas pestañas ,su pecho subir y bajar lentamente en señal de un estado de relajación total y ese brazo firme en su cintura no dispuesto a alejarse. Despacio acercó su mano a la mejilla contraria, la posó tan sólo unos segundos para luego acariciar lentamente con las yemas de su dedos ese pómulo afilado, la comisura de sus labios, la mandíbula y su pequeña nariz, sonrió al ver cómo el muchacho en frente fruncia el ceño, se acercó un poco más y dejó un beso en la punta de la nariz.

Se alejó para estirar su brazo y tantear sobre la mesa de noche, jadeó de satisfacción al tomar su celular; lo acercó ubicándolo frente a sus ojos después de parpadear por el molesto brillo, con la ayuda de una sola mano abrió su casilla de mensajes, sólo tenía uno, Renata.

De: Renata.

Hola pequeño tonto, en 1 hora voy a buscarte. Espero que estés listo ¡tiempo familiar!

R.

Rodó los ojos con una sonrisa tierna sólo para contestar "ok". Con el celular aún en la mano, se despojó de aquel brazo que lo hacía sentir protegido; aún es su completa desnudez, buscó su ropa en el piso, recogió cada prenda a la vez que se las iba colocando.

Una vez vestido y arreglado, se acercó con cuidado hacía la cama, en dónde aquel protector de sus sueños dormía plácidamente, sonrió triste al saber que quizás sería el fin  de todo, se inclinó sólo un poco para dejar un corto beso en su frente y susurrar : "aún te amo, amor", se alejó mirándolo por última vez para luego salir de la habitación.

Después de cerrar la puerta de la habitación, se encaminó por aquel pasillo, bajó las escaleras y al final de ésta mirando hacia un costado se encontró con una escena bastante graciosa ; Tomás dormía en el suelo acurrucado a una botella que parecía de Vodka, Diego dormía sentado apoyando su espalda en la pared mientras que Jorge estaba tendido en el suelo con la cabeza apoyada en las piernas de Diego, Leidy dormía junto a Elyzabeth en el sillón grande y Emiliano, bueno de éste no había señal, miró por última vez a sus amigos y salió de la casa anotando mentalmente que después les mandaría un mensaje.

Apenas dió unos pasos por la acera alguien carraspeó a sus espaldas, Joaquín se dió la vuelta y vió a un Emiliano con mucha rescasa con el cabello húmedo, cómo si fuera que con eso se le pasaría el malestar, y una escoba en la mano.

— Buenos días, solecito — se le acercó el rubio.

— Buen día — levantó una ceja —,¿Dónde estabas?.

— Estaba barriendo un poco la cocina y te ví pasar después de ver el estado de los chicos — soltó una risita para después volver a su seriedad — ,¿a dónde te diriges?.

— A la universidad — Emiliano levantó sus cejas —.Renata vendrá a buscarme en menos de 1 hora. Ya sabes, las fiestas serán en casa — sonrió con un tinte de tristeza.

Eres // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora