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Joaquín se encontraba frente al escritorio tratando de escribir aunque sea unas líneas más, toda la situación lo estaba agotando, hasta llegó a pensar si era bueno seguir persiguiendo sus sueños y nuevamente se acordó de él:

Flashback

— M-me dijo que no llegaría a ningún lado — sollozó en los brazos de Emilio.

— Pero amor, eres bueno en lo que haces — acarició sus rizos—. Cantas hermoso, tocas cualquier instrumento, tú me ensañaste a tocar la guitarra y eso ni mi madre se lo veía venir — sonrió  limpiando las lágrimas del castaño con sus pulgares.

— ¿Tú lo crees? — sorbió su nariz.

— Claro que sí, creo que eres capaz de muchas cosas — besó su frente —. Estoy tan orgulloso de tí y de todo lo que haces.

— Gracias — dejó un corto beso en sus labios.

— No tienes que agradecer cuándo te digo la verdad, mi cielo — sus ojos se iluminaron por completo.

Joaquín sonrió — Te amo, dulce criatura — susurró.

— También te amo, Joaco — lo besó.

Fin de Flashback

Sonrió ante aquel recuerdo, Emilio hizó que se diera cuenta de muchas cosas que ni él tenía idea que poseía y eso se lo agradecería toda la vida.

Su celular vibró sobre el escritorio y él de inmediato lo tomó, Renata.

De: Renata.

Hola pequeño demonio, se adelantan los planes. El miércoles vendrá mamá, así que ese día los quiero aquí a las 10:00 p.m.

Ren.

Joaquín sonrió  y le contestó.

Para: Renata.

De acuerdo :)

x.J

Bloqueó su celular para luego observar aquel cuaderno tan lindo para ser escrito y ahí estaba, casi vacío con apenas 5 renglones escritos. Pobres 5 renglones.

Tenía que comunicarle a Emilio sobre la cena y eso iba en contra de todo lo que se había propuesto, quizás tendría que dejar de lado su decisión y fingir, aunque no sería difícil.

El oji-café entró a la habitación, tiró su mochila y miró a Joaquín.

— Hola J.

— Emilio, hola — saludó —.Renata me dijo que la cena se pasa para el miércoles y quería saber si podrás asistir.

Emilio se sacó la camiseta bajó la atenta mirada de Joaquín — ¿Me lo preguntas por el partido? — Joaquín asintió— .Iremos después del partido.

— De acuerdo — sonrió de costado.

— Extraño la comida de tu madre — dijo el oji-café buscando ropa en su closet.

Joaquín soltó una risita — Seguro, cocinará algo que a tí te guste.

— Por eso la quiero tanto — Emilio se giró y se dirigió al baño.

El castaño no pudo contener a su tonto corazón, éste latía con fuerza y si podría se saldría de su caja torácica.



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Eres // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora