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El clima no ayudaba en lo más mínimo, mucho menos el tráfico, la carretera estaba colapsada y la nieve no paraba de caer de aquel cielo gris, al parecer a todo el mundo le dió ganas de dirigirse a otro estado en ese horario, a tan sólo 4 horas de medianoche.

Sus dedos golpeaban el volante al ritmo de una canción que pasaban por la radio, la reconocía, claro que sí, Who's Lovin' You de The Jackson 5 salía de los parlantes del auto, la primera canción que tuvo el honor de bailar con Joaquín.

Flashback

La nieve por todo el lugar decoraba el paisaje, 2 adolescentes y mejores amigos se encontraban en el patio, el reloj marcaba las 11:55 p.m. tan sólo 5 minutos para año nuevo. Sentados en los escalones miraban hacía el frente, con el frío dándoles de lleno en la cara, al igual que la luz artificial de aquellas guirnaldas que adornaban el lugar, era perfecto.

- Está haciendo mucho frío - habló Joaquín mientras dejaba caer su cabeza en el hombro del oji-café.

- ¿Quieres entrar?.

- No, estoy bien aquí - suspiró.

El silencio era tan cómodo, ante sus oídos el murmullo dentro de la casa eran totalmente cesado por sus respiraciones, exhalando aire caliente. Una melodía muy bonita empezó a sonar desde lejos, Joaquín sonrió inconscientemente y se levantó.

- Arriba - miró atento al oji-café.

- ¿Qué sucede? - preguntó mientras se levantaba.

- Bailarás conmigo, Osorio - levantó ambas cejas.

- Sabes que no sé bailar - suspiró.

- Por fi - juntó sus manos en forma de suplica e hizo un puchero.

Emilio miró hacía todos lados, rodó los ojos y bufó para después extender su mano hacía el castaño y sonreír.

- ¿Bailarás conmigo? - preguntó Emilio.

Joaquín chilló y asintió reiteradas veces con su labio inferior atrapado por sus dientes. Emilio se acercó cuidadosamente, miró a Joaquín directamente a los ojos buscando un permiso, una aprobación. El castaño se acercó un paso hacía él, le sonrió tímidamente cómo si fuese la primera vez que se encuentran, así se sentía de todos modos.

Emilio llevó sus manos a la cintura de Joaquín conservando un poco de distancia entre sus cuerpos, el castaño lo observó por unos segundos, pasando sus ojos desde la boca del oji-café hasta sus ojos, posicionó con timidez sus brazos por los hombros de Emilio para poder enrollarlos en su cuello.

Empezaron con un movimiento lento hacía los costados; cómo un simple balanceo, la canción era el reflejo de dos corazones que callaban por miedo, quizás. No dejaron de mirarse ni un segundo, pareciera la hermosa primera escena de una película de amor a punto de comenzar, enfocando el el atardecer para después perderse en un gran bosque mielado, siendo tan parte del otro, sintiéndose tan correcto.

Los fuegos artificiales alumbraron sus rostros con diferentes colores, Joaquín sonrió mostrando aquella hilera perfecta de dientes blancos, mejillas coloradas, ojos brillantes y ese bennie que lo hacía tan tierno ante los ojos de Emilio, lo pondría en una cajita de cristal para protegerlo toda la vida.

Por otro lado, Emilio lo observaba con ternura haciendo que el corazón de Joaquín bombee con tanta fuerza que podría romper todo su pecho, aquel chico tan varonil con ojos cafés intensos que lo hacía sentir tan protegido y con ganas de morir entre sus brazos.

Eres // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora