Joaquín y Emilio son ex novios y para sumar, compañeros de cuarto en la U.V.M. de México. Éstos se verán envueltos en cualquier drama hasta que se dignen a hacer nada más y nada menos que aclarar sus problemas y dudas.
✔ Adaptación Autorizada
✔ Todo...
Ahí se encontraba, muriendo de nervios en aquel parque tan bonito, bajo el enorme roble. Escondía sus manos en las mangas de su campera Adidas, se movía de un lado a otro en busca de calor.
Esperaba a su mejor amigo del cuál estaba muy enamorado. ¿Y quién no? Si con esos ojos, esa sonrisa, esos cabellos castaños y todo de él, cualquier persona podía enamorarse. Emilio había caído tan rendido por él, tenían pequeños roces que el oji-café guardaba en su corazón. Era tan difícil no abalanzarse hacía Joaquín y darle un beso, abrazarlo sin una explicación, dormir con él mientras se daba el lujo de acariciar sus caballos.
Emilio estuvo perdido desde que Joaquín le había sonreído. Y fué tan difícil para él dejarlo ir cuándo envés de decirle "Joaquín, me gustas" sólo preguntó - por lo que se pudo entender- : "¿Quieres ser mi mejor amigo?". Emilio cada vez que se acordaba quería darse la cabeza contra la pared, ese día fué tan tonto.
Pero ésta vez los nervios se podían ir a la mierda, él le diría a Joaquín todo lo que sentía porque estaba harto de no poder gritarle al mundo lo mucho que amaba a Joaquín Bondoni.
Al parecer su pedido al universo fué cumplido, Joaquín se acercaba hacía él con una sonrisa enorme y sus cortos rizos peinados hacía un costado.
— Emi — saludó Joaquín.
— Joaco — susurró Emilio dándose cuenta que todo valdría la pena. No le importaba ser rechazado, él sólo le quería hacer saber a ese ángel que no había nadie más que él —Quiero hablar contigo.
— Dime — contestó relajado.
— ¿Quieres sentarte? .
— Claro — sonrió.
Ambos se sentaron en el césped en frente del otro. Joaquín notó las manos temblar de Emilio, pero no dijo nada, volviendo su mirada hacía el rostro del contrario.
— Bueno... sabes que soy un poco malo con las palabras —Joaquín soltó una risita mientras asentía —, malisimo a decir verdad. Pero creo que en cualquier momento voy a explotar si no te digo lo que quiero decir — el oji-café notó la preocupación en los ojos de Joaquín, entonces continuó—.No es nada malo, creo. La cuestión es que desde hace meses, en realidad desde que te conocí, siento cosas por tí —Joaquín abrió los ojos cómo platos y sus mejillas se ruborizaban en un rojo intenso —. Me gustas, Joaquín. Me gustas y ya no puedo seguir mintiéndome, ni mintiéndote. Si no sientes lo mismo, lo entiendo, sólo...sólo quería decírtelo. Y podemos seguir siendo mejores amigos, sólo con el hecho de que ahora sabes que me gustas, pero eso lo superaré —hizo una mueca — ó eso creo. Pero, pero no te preocupes, sólo
Fué interrumpido por un cuerpo que se abalanzó hacía él y unos labios que chocaron contra los suyos, tardó en corresponder el beso. Un primer beso. Dulce, suave y lento, mejor de lo que se imaginaba.
— ¿Entonces? — el oji-café preguntó sobre sus labios.
— ¿Entonces? — preguntó ésta vez Joaquín acariciando la mejilla de Emilio.
— ¿Quieres ser mi novio, Joaquín Bondoni? — habló con el corazón casi en la boca — Y podemos tener citas y esas cosas raras que te gustan..
— ¡Hey! — Joaquín le dió un golpe suave en el pecho para luego sonreír — Sí, si quiero ser tu novio, tontito.
Y se besaron nuevamente.
El comienzo de todo .
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