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— ¿Te ha contado Leidy lo de su contrato con esa marca en Milán? - preguntó Joaquín entrando a la habitación con una sonrisa ocupándole casi toda la cara.

Emilio se encontraba guardando sus cosas en algunas cajas mientras asentía a la pregunta que Joaquín le había hecho.

El castaño observaba con atención cada uno de sus movimientos cayendo en la realidad de las cosas, el camino incierto que su vida transcurrirá a partir del momento que salgan de la universidad con un título.Ver a Emilio guardando todo en cajas esparcidas por la habitación con etiquetas pegadas en la parte lateral identificando el contenido de cada una, observar las maletas de ambos en una esquina, casi listas y los trajes que usarían para el día siguiente colgados en el closet, sumando dos conjuntos de ropa acomodados prolijamente sobre la cama, siendo esa las últimas prendas casuales que usarían en el establecimiento.Y ahí fué que Joaquín se dió cuenta.

No volvería a pisar nunca más esa habitación.

Aquella habitación que vió crecer su relación. Empezando con una amistad preciosa que era el perfecto disfraz de lo que 2 corazones no estaban preparados a revelar. Continuando con miles de ilusiones saliendo a la luz. Siendo aquellas paredes testigos de roces intencionales, besos robados y palabras que quedarán en la memoria de ambos.

- ¿Que sucede? - Emilio levantó las cejas al mirarlo.

Joaquín se rascó la nuca y suspiró - Voy a extrañar ésta habitación - cruzó ambos brazos sobre su pecho.

El oji-café sonrío con nostalgia porque sí, él también extrañaría cada rincón de aquel cubo.

- También yo - dijo dejando de lado los objetos que estaba guardando para luego acercarse al castaño y atraerlo a sus brazos haciendo que éste descruce sus brazos de su pecho para abrazar a Emilio y acurrucarse debidamente -. Sé que te preocupa demasiado lo que pase después de todo ésto - acarició los rizos ajenos mientras se deleitaba con el aroma delicioso de siempre - ,más allá de todo siempre te prometí que vamos a estar juntos - se separó para mirarlo directo a los ojos y tomar las mejillas contrarias entre sus manos - y ni la tonta distancia ó cualquier situación nos vá a separar ¿Bien?.

Joaquín asintió un poco embobado por el tono dulce que utilizo Emilio con él.

El oji-café sonrío gustoso y plantó un beso en la frente del castaño.

- Me sentiré muy celoso de las personas que ocupen éste cuarto - soltó el castaño ayudando a Emilio a guardar los últimos trofeos en las cajas.

- Yo igual - suspiró recorriendo aquella habitación con sus ojos -, tengo una idea.

Joaquín frunció el ceño mientras Emilio buscaba algo entre las cajas, más confundido estuvo cuándo éste tomó un bisturí entre sus manos y se colocó debajo del escritorio de madera.

- ¿Qué haces? - preguntó acercándose al oji-café.

Emilio no contestó sólo se mostraba concentrado mientras hacía alguna cosa debajo, Joaquín no podía observarlo tan bien cómo quería.

- Listo - sonrió saliendo de aquel pequeño lugar -.Puedes acercarte - Joaquín se sentó en el suelo para luego gatear hacía debajo del escritorio. Sonrió cómo un idiota enamorado cuándo vió un imperfecto corazón con el escrito "E+J" dentro - ¿Te gustó? - preguntó el oji-café luego de unos segundos.

Joaquín miró la obra maestra mientras mordía su labio inferior, tenía a su lado al mejor hombre que haya pisado la tierra. Asintió saliendo de allí para luego sentarse en frente de Emilio, se acercó lentamente y rozó su nariz con la ajena.

Eres // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora