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Giró sobre la cama buscando el calor que no sentía desde hace unos minutos, un puchero se formó en sus labios cuándo aquel cuerpo cálido no se encontraba a su lado, aún con los ojos cerrados se acurrucó a la almohada inhalando aquel aroma que tanto amaba. Unos segundos después abrió los ojos con lentitud, frotó la zona con su mano izquierda mientras que con la otra se impulsaba para sentarse en el borde de la cama, apoyó sus pies sobre la madera fría haciendo que al instante se le erize la piel, levantó su mirada hacía el frente viendo que las cortinas estaban corridas dejando ver el exterior, todo blanco gracias a la nieve. Se pusó de pié en busca de una remera, ni siquiera se preocupó en ver si era suya; realmente eso no importaba, se abrazó a sí mismo cuándo salió de la habitación hacía la sala aún descalzo, a pasos lentos llegó a la cocina, se apoyó en el marco de la puerta con sus brazos cruzados sobre su pecho, sonrío al ver la espalda desnuda de Emilio contraerse por sus movimientos; estaba haciendo el desayuno, era obvio. Observó toda su figura, cada rincón que se sabía de memoria, él había tenido el privilegio de besar toda su extensión; suave y salvaje, había acariciado esos omóplatos después de un partido, había delineado con las yemas de sus dedos esa columna, había jugado con esos pequeños cabellos de esa nuca cuándo de un beso dulce se trataba, había enterrado sus uñas en esos hombros cuándo las noches de amor llegaban y podría recordar más cosas, incluso, pero un carraspeo hizo que vuelva a la tierra, vió a Emilio con sus cejas levantadas, una sonrisa de costado y dos tazas de café en sus manos.

- Eh...hola - sonrió nervioso haciendo ver sus dientes.

- Hola - soltó una risita Emilio - ¿Estás hace mucho ahí? -preguntó tendiéndole la taza, Joaquín dió unos pasos hasta recargar su cuerpo en la mesa viendo que Emilio también había preparado panqueques con crema y fresa.

- No...no..llegué hace unos minutos - apretó sus labios para luego darle un sorbo.

- Bien - contestó Emilio asintiendo -. Te queda bien esa remera - apuntó con su dedo índice mientras sonreía cómo un idiota haciendo que a Joaquín se le vuelvan gelatinas las piernas, Emilio tenía demasiado poder en él y el oji-café ni enterado estaba.

Joaquín le dió un vistazo a la remera dándose cuenta que claramente era de Emilio y la reconocía demasiado cómo para que sus mejillas se tornaran de un fuerte rojo.

- Gracias - soltó una risita algo incomoda.

- ¿Recuerdas cuándo la compramos? - preguntó

Oh si, claro que lo recuerda.

Habían cumplido 2 años de novios, Emilio lo llevó al centro de la ciudad, pasearon toda la tarde, tomaron café en una elegante cafetería, por la tarde noche; pararon en una tienda cuándo Joaquín dijo "si te pusieras esa remera tendría sexo rudo contigo por horas" , la remera tenía un logo enorme de AC/DC, ahora desgastado, era de color negro con las mangas dobladas haciendo ver cómo un chico malo a cualquiera que la usara, Emilio no lo pensó ni dos veces y en 5 minutos salió con una bolsa de ese local. Al llegar al cuarto de la universidad, Emilio se probó la prenda en frente del espejo y en tan sólo unos segundos después tenía a un Joaquín bajo suyo gimiendo su nombre mientras la remera colgaba en un extremo de la cama.

- Si - contestó simple con las mejillas ardiendo.

- Tierno - dijo Emilio para luego pasarle el plato con los panqueques y un tenedor.

- Tú....¿No comerás? - preguntó alternando la vista entre Emilio y el plato.

- No - negó -, estoy bien sólo con un café caliente.

- De acuerdo - contestó llevándose un pedazo de panqueque a la boca.

- Hace demasiado frío, aún está nevando, estaba pensando que podríamos hacer un maratón de películas - sonrió -, hablé con el dueño de las cabañas por el intercomunicador y me dijo que podría traer algunas películas.

Eres // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora