6

302 32 7
                                    


Esa mañana Joaquín se había despertado sólo en la habitación, extrañaba no tener a quién despertar ó esperar hasta que alguien termine de arreglarse. Para decir verdad Joaquín se había acostumbrado a esperar por minutos a Emilio y aún así no salía de la habitación para desayunar sin la compañía del oji-café.

Salió hacía la cafetería y ahí se encontraba Leidy, sonriente mientras agitaba su mano haciendo entender que se acercara hacía ella. El castaño sonrío y se sentó en frente .

— Hola Leima.

— Hola amor — saludó pasándole un café — ,sabía que vendrías pronto — sonrió.

— Gracias — tomó aquel vaso de cartón entre sus manos —.¿Qué querías contarme?.

— Cierto — se ruborizó —, ayer salí con un muchacho — Joaquín abrió los ojos cómo platos —.Lo conocí aquí en la universidad, y se dió ésto de la salida, me llevó al cine, fué amable conmigo, me escuchó cuándo le contaba sobre mis cosas y también opinaba haciéndome saber que había prestado atención — suspiró –. Él es pelinegro con e pelo corto, tiene los ojos verdes, es alto y una sonrisa perfecta —sonrió.

— Oh — la miró por unos segundos —, tendría que sentirme molesto porque no me lo contaste antes — Leidy bajó su mirada — pero estoy feliz por tí y sólo me importa eso.

Joaquín sonrió alcanzando la mano de Leidy que se encontraba sobre la mesa y acarició su dorso.

— Gracias, Joaco. Eres el mejor amigo del mundo.

— Lo sé — sonrió orgulloso —,espero que ese chico sea totalmente bueno porque le cortaré los huevos.

— Le comunicaré aquello — soltó un risita.

El silencio envolvió aquel ambiente haciendo que se vuelva algo raro e incómodo.

— Joaco — lo llamó.

— ¿Sí? — Joaquín alejó su mano de Leidy y la miró algo preocupado.

— ¿Qué pasa con Emilio?.

Joaquín agachó la cabeza mirando su regazo y suspiró — No lo sé.

— Pero Joaquín lo de la otra noche tiene que darte algún indicio — buscó su mirada.

— Él me lo agradeció cómo siempre, me besó cortamente y eso fué todo, si hubiera querido hablar lo hubiera hecho ayer ó esa misma noche — se encogió de hombros — Lo nuestro ya terminó y tengo que superarlo.

— ¿Quieres convencerte a tí? ó ¿a mí? .

— Es lo que es.

— ¿Qué harás?.

— Continuar con mi vida, a pesar de que aún siento algo por él, creo que ya es hora — sonrió.

— Sabes que siempre te apoyaré a tí y a Emilio en lo que sea mientras que sean felices — lo miró con un toque de compasión — los amo y siempre será así.

— Lo sé, gracias por estar.

— No agradezcas nada, mi cielo.

— Ahora, cuéntame más sobre ese chico — sonrió Joaquín.

— Bien, se llama Tomás...



¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Eres // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora