Cuando al jueves siguiente llegué a la clase de Teoría Musical I, no debería haberse sentido tan solitario. Tras el escritorio de madera blanca, Min Yoongi no estaba ahí. En su reemplazo había un hombre visiblemente más alto, tal vez rozaría el metro ochenta, tenía la tez morena y el cabello platinado, su voz era afable y su trato era cortés. Decía llamarse Kim Namjoon y su amable temperamento era todo lo contrario a lo que el profesor Min era.
No pude evitar sentir un puñal llamado incertidumbre, teñido de desilusión, incrustarse en mi pecho con la misma profundidad que una estaca. Cada palabra del nuevo profesor dolía, sabía que él estaba siendo amable y era exactamente el tipo de persona que mejor le caía; receptiva y de una natural simpatía que no lucía forzada en lo absoluto. Kim Namjoon era un excelente profesor para Teoría Musical I, pero por alguna razón eso no se sentía correcto para mí, no ahora.
¿No se supone que esto era todo lo que había deseado? El nuevo profesor parecía ser paciente y estaba seguro de que me dejaría beber batidos de fresas, porque Seokjin estaba comiendo unos croissants en medio de la clase y él incluso había hecho una broma acerca de eso, diciéndole que le subiría puntos si le compartía un pedazo. Todos mis compañeros rieron y Seokjin al final le dio un trozo, virando sus ojos en el acto.
Y sin embargo, se sentía incorrecto. Me había acostumbrado tarde al compás de unos pasos sincronizados, casi destilando poesía en su mecanismo, a la espalda de Min ajustándose en las costosas camisas cuando llenaba el pizarrón de incontables partituras, tan cruelmente bello que dolía en su respirar. Me había acostumbrado al sonido de su voz rebotando en el aula mayor con un eco indescriptible, algo abarcativo y comparable al absoluto, porque no necesitaba de un don en la música para entender que Min Yoongi era la definición de armonía. ¿Qué diablos me estaba pasando?
Estaba tan acostumbrado a ver al odioso profesor Min allí de pie que sin querer había terminado por quererlo. No pude evitar sentir cierta renuencia a aceptar al nuevo profesor, incluso con sus grandiosas cualidades. ¿Por qué él se había ido? Nadie había dado explicación alguna y diablos, ni siquiera lo merecía en primer lugar, pero me sentía infinitamente cercano, sentía caprichosamente que era la única persona que podía entender al profesor Min de alguna forma, no como el resto de mis compañeros que parecían tan felices de no verlo nunca más por las gradas. Y por eso, sentía que debía hacer algo.
—Oye, Jimin-ah. ¿No crees que el profesor Namjoon es divertido? Al menos se tomó el asunto de mis croissants con sentido del humor. Yoongi jamás lo hubiera permitido sin al menos dos amonestaciones y una baja en su presión —se burló mi amigo de cabello lila una vez la clase finalizó.
Yo permanecí en silencio, toda la clase había estado luchando con mis sentimientos y no iba a sentirme tranquilo hasta tener una explicación. Mi amigo Seokjin me tomó del hombro, preguntándome con la mirada si estaba todo en orden.
—Sólo me siento preocupado... El profesor Min siempre fue catedrático de esta materia, no entiendo por qué se ha ido —dejé salir, sin poder guardarlo más.
Ambos comenzamos a caminar por los pasillos en búsqueda de un lugar donde almorzar.
—Sí, admito que también estoy sorprendido. Pero creí que odiabas al profesor Min.
—Yo no lo sé... Creo que me he equivocado con él todo este tiempo —confesé apretando las manitas—. Lo siento, Jin hyung. Almuerza sin mí hoy, debo irme.
Sin darle opción de responder, salí disparado y corrí por los pasillos fervientemente, sosteniendo mi mochila con la misma fuerza que forzaba mis lágrimas para no dejarlas salir. No logré escuchar el grito de Seokjin llamando mi nombre, simplemente no pudo escuchar nada que no fuera mi desbocado corazón que latía inerte, teñido de una preocupación pura por el mayor.
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Song Request (Y.M)
FanfictionMin Yoongi es profesor de música y en secreto, cambiaformas de gato. Park Jimin es el alumno estrella de Teoría Musical I con un don para el canto. Diez años de diferencia los separan y rebalsan los límites de lo prohibido. Tal vez Jimin tiende a c...