Las primeras nevadas de diciembre llenaban las calles de un blanco ausente que se extendía hasta el cielo límpido. Mostraba un aire sin color, apenas plegado del vapor que su respiración expandía empañando los vidrios de su coche. Aunque los huesos se le congelaran en aquel paisaje plomo, el invierno seguía siendo su estación favorita.Yoongi apagó el coche tras estacionar y se refregó las palmas una con otra para entrar en calor, nublándole su tibio aliento. Tenía los nudillos rojizos al igual que la punta de los dedos y algunas pequeñas quemaduras que se había ocasionado con la nieve en las palmas. Tras dar un breve vistazo a las calles desnudas, ojeó el reloj del coche. Eran las nueve en punto de la mañana.
En la radio seguía sonando en repetición la canción demo de Jimin. Fue grabada en el transcurso de un día, pero el tiempo de composición se había extendido por un mes completo. A pesar de que Yoongi y Namjoon lo ayudaron en todo el proceso, el producto final se sentía únicamente como Jimin y parecía que su esencia flotaba en toda la pista, desbordándole sentimientos que jamás se atrevería a decirle en voz alta. El coche de vidrios empañados se había llenado de su voz mientras el Jimin de carne y hueso todavía dormía en el asiento trasero, con un suéter blanco afelpado cubriéndolo del invierno.
Yoongi esbozó una sonrisa. Su novio ceñía los apuntes de la universidad en su pecho y formaba un pequeño pico con sus rechonchos labios. Estaba extenuado luego de una larga semana de grabación y estudio para sus exámenes finales, por lo que prefirió dejarlo descansar, contrario a sus insistencias, y salió despacio al exterior.
De inmediato se abrazó a su larga capa negra, preso del gélido viento que había dejado de perturbarlo hace tiempo con la calefacción del auto. El cambio de temperatura lo halló con gran empeño, nublándole un helor que se escapaba de sus labios como un espeso vapor.
El hombre arrastró sus pies por el asfalto hacia la entrada del lugar. En su mano llevaba un ramo de azucenas blancas, cuyos pétalos comenzaban a llenarse de pequeños copos de nieve que se traslucían. Yoongi pensó que para un cementerio, el invierno era la estación más triste e injusta. Lo más digno para el ser humano sería morir en primavera, cuando las flores no se congelaran enterradas bajo el manto incoloro, entonces uno podría ser honrado en paz.
Los pasillos de lápidas parecían haber sido regados por un baño de pétalos marchitos y nieve que se había acumulado, impidiendo leer los epitafios. Los colores empezaban a absorberse por el profundo blanco del temporal y no tardó en comprobar que la tumba de su madre, la tumba de Min Yoon-Ha, lucía tan desdichada como las demás.
Porque allí hace tiempo que las flores se habían marchitado, hasta volverse finas ramas entretejidas de hojas doradas. Las fotos polaroid que había dejado sobre su tumba la última vez habían desaparecido, tal vez producto del viento y las tormentas. No supo cómo es que algunos restos habían sobrevivido seis largos meses, tal vez era la fuerza de voluntad de su madre, quien siempre había adorado los colores.
Yoongi depositó suavemente el ramo blanco y lo cubrió con sus manos de los espasmos de nieve que caían. Recordó que a su madre también le agradaba el invierno, así que debía sentirse feliz por verlo otra vez en un panorama tan lívido, tan gélido, con su cabello corto de nueva cuenta. A su madre siempre le había gustado cómo le quedaba el cabello corto y negro, justo como lo llevaba ahora.
Delicadamente, encendió una vela de cristal con aroma a jazmín y la tapó con sus manos temblorosas, conservando el calor entre ellas.
—Decidí que me quedaré hasta que la vela se consuma por completo, así que supongo que tenemos un largo tiempo para hablar. Aunque no te prometo que pueda hacerlo por mucho —sonrió en un gesto—. Sabes que estas cosas me cuestan un poco.
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Song Request (Y.M)
Hayran KurguMin Yoongi es profesor de música y en secreto, cambiaformas de gato. Park Jimin es el alumno estrella de Teoría Musical I con un don para el canto. Diez años de diferencia los separan y rebalsan los límites de lo prohibido. Tal vez Jimin tiende a c...