XIX. Leche chocolatada

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Kim Taehyung era un joven sediento de respuestas y con tal de alcanzarlas, podía volver posible lo imposible. Últimamente no soportaba ver a su mejor amigo triste por culpa de ese profesor. Hoy ni siquiera asistió a sus clases en la universidad y por la mente de Taehyung pasaban los peores escenarios. Ayer lo había visto marcharse con su nuevo amigo de cabellos lila, pero lucía abatido, con pasos más lentos de lo usual y la apariencia de un cachorrito abandonado.

Tenía que hacer algo ante la aflicción de su mejor amigo. Y si eso significaba iniciar una nueva investigación por respuestas al enigma Min Yoongi, él no tendría ningún inconveniente. Lo haría por su querido Jimin y en el fondo, quizá, porque esto también le representaba un nuevo misterio a resolver.

Con esa causa en mente, Taehyung se encontraba esa fría mañana de jueves en los pasillos del área de Producción Musical, sorteando todo rostro conocido que se le cruzara por el camino. Una gorra roja ocultaba su rostro y llamaba la atención en sintonía a esos lentes oscuros pese a ser un día nublado. El resto de su vestimenta era negra y cada vez que se deslizaba daba la impresión de ser la extensión de una sombra con un punto rojo en la cabeza.

Le parecía extraño que Min Yoongi no tuviera gran cercanía con los profesores. El primer paso más viable para conseguir información sobre alguien era recurrir a los vínculos más cercanos, pero el profesor no parecía mantener estrecho contacto con nadie del plantel. Jimin se lo había señalado en hartas ocasiones. Había intentado preguntarle al nuevo titular, Kim Namjoon, pero tanto él como el director se negaban a ocasionarle respuestas.

Secretamente, Taehyung ha estado observando a Min Yoongi todo este tiempo. Si era alguien tan importante para su amigo, debía al menos tener su visto bueno y algunos ases bajo la manga, por si acaso. Por eso creía ser el único en toda la Universidad que sabía aquello; la única persona del plantel docente con la que el profesor Min se llevaba relativamente bien era sólo una, y nadie podría creerlo de enterarse.

Él estaba siempre un paso adelantado en su conocimiento. Eso no quitaba que odiara tener que pedirle un favor justo a él, a Jeon Jungkook, y por ese motivo era crucial resguardar su apariencia.

Taehyung deslizaba su presencia oculta por los pasillos, creyéndose mayor cosa segundo a segundo que su confianza incrementaba. Había dejado a su querida cámara dentro de la mochila para que nadie lo reconociera.

Estaba a unos pasos del salón donde el profesor de canto estaba dictando unas clases cuando, de pronto, una estridente voz lo detuvo. Llamaba su nombre, por lo que lo primero que debía hacer, era ignorar monumentalmente para que la otra persona sintiera la humillación de haberse equivocado. Eso nunca fallaba tratándose de espacios públicos.

—Oye, Taehyung-ah —el susodicho era Kim Seokjin, el nuevo amigo de Jimin, al parecer un obstáculo insistente—. ¿Qué crees que haces?

Taehyung continuó andando a paso lento, haciendo oídos sordos, porque no podía siquiera dejar que un cabello se le inmutara para pasar desprevenido.

—Jimin-ie me dijo que tenía un amigo estrambótico, pero creo que te pasas. ¿Acaso tienes cinco años? —se carcajeó.

Su voz aguda lo siguió por las espaldas. Taehyung acomodó su gorra y se dio media vuelta, resignándose a enfrentarlo como segunda opción si la primera fallaba.

—No molestes. No sé de qué hablas, déjame en paz —espetó, aunque sin sonar tan arrogante como esperaba.

—¿Cómo crees que nadie te reconocerá si todavía se te ve la identificación del área de Fotografía? —continuó él.

Taehyung miró su mochila. De allí colgaba su emblema y algunos pines de Van Gogh que le regaló Jimin alguna vez. No era un detalle que le preocupara, porque estaba seguro de que Jungkook no se había fijado en él con tal minuciosidad. Pero parecía que a Kim Seokjin le interesaba lo suficiente para haberlo examinado al detalle. Sonrió, satisfecho consigo mismo.

Song Request (Y.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora