XXVI. Menta

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Habíamos terminado de cenar, subimos al balcón de mi habitación y yo estaba riéndome a carcajadas en el pecho de Yoongi. Aunque la brisa fría de la noche nos estaba congelando los huesos, la luna llena lucía especialmente hermosa desde arriba, durmiéndose entre ramas de árboles negruzcos que la escondían y se mecían levemente. Principalmente subimos porque no podíamos fumar en el living, ya que mamá sentiría el olor a tabaco.

Hace varios minutos que me estaba riendo con tanta fuerza que él tenía que sostenerme de los brazos para que me calmara y no cayera del barandal. Tal vez estábamos un poco borrachos para ese entonces. No sabía la hora que era, pero qué hermoso era dejar de pensar en el tiempo cuando estaba a su lado, perder la noción de las horas. Las nubes del cielo se tragaban las estrellas, en el aire se olfateaba que pronto llovería, un aire húmedo y espeso que volvía nuestras pieles sutilmente pegajosas, tan hermosa sensación proferida por el rubor de las luces en la ciudad, los árboles amarillos y esa preciosa luna llena que hace tiempo nos perdimos de ver.

De eso que yo no paraba de reír era de la expresión de Yoongi cuando vio a Nemo, mi gatito. Hyung estaba bastante avergonzado y su defensa en esos momentos era ponerse más gruñón de lo que ya era, arrugando la nariz con disgusto en una mueca que en realidad se me hacía como lo más adorable del mundo.

—Ya basta, Jimin. No me gustan los gatos.

—¡Pero si usted es uno, hyung! —reí, sosteniéndome de sus hombros.

Cuando Yoongi vio a Nemo le dio un bufido horrible que lo hizo mostrar todos sus dientes. Los caninos se le habían afilado de inmediato, en alerta por un pequeño gatito negro de no más de cinco kilos, inofensivo y con las orejas para atrás al verlo. A Yoongi se le erizaron los vellos de los brazos y tenía los ojos dorados de repente, una mirada que inspiraba horror en sus pupilas alargadas. Por supuesto que mi gatito se asustó tanto que huyó corriendo en cuestión de segundos. Al principio me preocupé porque pensé que podrían atacarse entre ellos, pero la idea de que un hombre se pusiera a pelear con un animal tan pequeño se me había hecho increíblemente cómica.

—Los gatos somos territoriales. No me llevo bien con los intrusos —él fruncía la nariz todavía, con sus ojos entornados.

—¡Nemo no es un intruso, es mi gatito! No le gruña otra vez.

—No puedo controlarlo.

—Ah, sí que lo hará. Ustedes dos se llevarán bien como mi nombre es Park Jimin, ¿entendió? Y si le gruñe otra vez, quien se enojará seré yo —amenacé, a lo que Yoongi tragó grueso—. Su expresión fue tan graciosa, hyung. No sabía que podía actuar como un gato.

—Si sigues burlándote de mí puede que te caigas sin querer y yo no tendré nada que ver con eso.

—¡Hyung! —puchereé, limpiando las lágrimas de mis ojos—. Pero si ya me calmé. Es que fue inesperado.

Yoongi negó con la cabeza, probablemente empezando a sentirse impaciente, pues apartó mis manos de sus hombros y se recargó en la pared.

—Recordaré que no puedes tomar más de una copa de vino. ¿Quieres un cigarro? —me ofreció el paquete, el cual sacó de su pantalón.

—¿Son de menta? Y no estoy borracho, querido.

Yoongi se sonrió antes de acercarse y ponerme un cigarrillo en los labios. Acercó el mechero y lo encendió por mí suavemente.

—Son de menta —asintió.

Habíamos hablado tanto durante la cena que esta pausa entre los dos se nos volvió necesaria. Fumábamos despacio, exhalando el humo hacia el cielo, perdidos en nuestros pensamientos. Desconocía cuáles eran los suyos, en mi caso, había encontrado un estado de paz que me rebalsaba el corazón. En la cena le conté del abandono de mi papá, de cómo fueron los años de mi infancia y algunas preocupaciones acerca del futuro que me perseguían. Le dije que durante mucho tiempo me sentí solo y vulnerable por el hecho de no tener un papá como los demás, lo que había marcado mucho mi pasaje a la adolescencia. Él me habló de su mamá y de la relación complicada que mantenía con su propio padre, a quien hacía dos años no veía.

Song Request (Y.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora