XXX. Mochis

50 11 0
                                    

Luego del maravilloso banquete del hotel, Taehyung y yo decidimos ir a probar las aguas termales primero mientras los mayores bebían sake en la mesa. Nos pusimos unos albornoces —los nuestros eran de color rosa pastel— y luego nos dirigimos hacia las aguas con gran entusiasmo, procurando que las ventanas a la habitación permanezcan bien cerradas de modo que los profesores no nos vieran desnudos.

Mi amigo correteó con sus sandalias geta, esquivando algunos charcos que se habían formado producto de las recientes lluvias. Me sentí como un padre cuidando a su cachorro caminando pacíficamente a sus espaldas, respirando el aire dulce de la naturaleza y las flores. A medida que nos acercábamos más, el aroma a sal evanescía con pronunciada intensidad en la nariz. El cálido vapor generó que no tuviéramos frío con una simple bata de lanilla en pleno otoño al viento. Las luces amarillentas de los faroles chinos alumbraban tenuemente el camino empedrado hasta las aguas.

Todavía sin meter siquiera un pie, Tae me esperaba con impaciencia.

—¡Vamos a meternos, Chim Chim! —tomó mi mano, eufórico.

—Espera, Tae. No quiero quemarme. Además estoy desnudo debajo de la bata, tienes que mirar para otro lado.

—No hay nada de ti que no me haya sabroseado antes.

—¡Tae! —reí—. De acuerdo, hagámoslo juntos, pero no me mires tanto.

Hicimos una cuenta de tres e ingresamos a las aguas del todo. El calor me abrazó los músculos relajándolos de inmediato mientras el vapor se encargaba de llenar mi nariz de un aroma a sal intenso y piedra negra húmeda. Supuse que mi piel lo agradecería dentro de unas horas.

—Ah, esto se siente genial —Tae echó su cabeza para atrás, mojándose el cabello y la frente—. Nuestros hyungs lo amarán para el dolor de espalda.

—Ciertamente. Mamá también volvió con bastantes energías luego de visitar este hotel y ahora entiendo por qué.

—Tu mamá es bastante amiga de la señora Kim. Quiero decir, ellas vinieron juntas y se la pasan siempre codo a codo.

—Es verdad —admití, cerrando mis ojos en una profunda relajación.

—¿No es un poco sospechoso desde que empezaron a pasar la noche en lugares como este?

—Tae... No digas barbaridades. Mamá no se fijaría en una mujer.

—Bueno... Te sorprendería saber cuánta gente descubre su orientación sexual después de los cuarenta. Son otros tiempos, hyung.

Me encogí de hombros, jugando con el agua salada en mis dedos. Las estrellas lucían especialmente brillantes esta noche.

—Supongo que ella me lo dirá en ese caso cuando esté preparada. La vida afectiva de mamá no es algo que me preocupe en este momento, siendo que la mía propia ya me da suficiente estrés —me sinceré, mirando los árboles amarillos.

Todo lo que se admiraba alrededor era la naturaleza en su máximo esplendor, lo que me propiciaba un estado de relajación que hace mucho tiempo no lograba. La temperatura del agua era perfecta y contrastaba con el aire helado que traía el perfume de la flora y algo que debía ser la claridad de la luna reflejándose en nuestras pieles húmedas.

—¿Yoongi lo está poniendo complicado? No me digas que se enojó porque ahora toda la Universidad sabe lo de ustedes —se alarmó mi amigo.

—No es eso. Ni siquiera tuvimos ocasión de hablar sobre nuestras impresiones todavía.

—¿Entonces?

Yo jugaba con el agua, haciendo ascender el vapor. Nadé un poco más para acercarme a Tae y me pegué a su cuerpo, buscando consuelo. Él me tomó de la cintura enredándonos bajo el agua. Teníamos mucha confianza como para que nos importara que nuestras pieles estuvieran desnudas.

Song Request (Y.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora