XIV. Zanahorias

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Esa mañana de lunes me tocaba clases de canto con el profesor Jeon Jungkook. Era un taller opcional que los alumnos de Producción Musical y otras carreras afines podían tomar cada semestre. Recuerdo claramente que cuando tuve mi primera clase con el profesor Jeon en el aula 109-B del tercer piso, hace dos años atrás, yo estaba tan emocionado por poder cantar con un grupo que me había hecho grandes ilusiones. Fue sorprendente y desalentador al principio cuando noté que éramos sólo seis alumnos, contándome a mí, y que el taller apenas sobrevivía porque un par de chicas del centro de estudiantes habían hecho todo para promocionarlo en las distintas carreras, sin gran éxito. Al parecer casi nadie se interesaba por cantar y por eso nunca pudimos hacer ninguna presentación, pues al día de hoy, seguíamos siendo los mismos seis.

Éramos tres chicas y tres chicos, todos ellos de Producción Musical. El profesor Jeon no se desanimaba nunca, incluso aunque tuviera que empezar el semestre viendo los mismos rostros. A esta altura se había creado un ambiente bastante íntimo y nos convertimos en un grupo con un vínculo fuerte, pues debíamos mantenernos unidos para no perecer. El rector nos permitía seguir con nuestras actividades porque el mínimo de alumnos para llevar adelante un taller era cinco.

Desde siempre mi relación con el profesor Jeon había sido algo ambivalente. Al principio pensé que me odiaba, pues me exigía mucho más que a los demás y cuando cantábamos en conjunto, mi voz tenía apenas ínfimas participaciones y yo me encargaba de hacer los coros. Jamás era la voz principal. Eso me frustraba.

Al día de hoy seguía pasando algo parecido, aunque mi participación iba en aumento, tanto como él solía burlarse de mí cada semestre y yo también de él, lo que nos hacía tener una extraña relación. En el fondo sabía que Jeon se esforzaba para que pudiera dar todo de mí y explotar mi don más allá.

Llegué algunos minutos temprano al aula donde se darían las clases. Allí estaban las chicas, Ryujin, Hanni y Momo, mi compañera de curso. Las otras dos chicas estaban un año atrás que nosotros en la carrera. Ryujin, de cabello azul por los hombros y una falda corta que mostraba sus piernas delgadas, yacía sentada en una de las mesas con Hanni, que traía dos coletas largas y una gorra deportiva. Estaban charlando con Momo cuando yo entré, rubia y de flequillo, a la cual conocía bastante bien a pesar de no ser tan cercanos. Eran entre las tres mejores amigas.

Cuando me vieron entrar las chicas me saludaron animosamente y de inmediato siguieron con lo suyo. Por lo que llegué a escuchar, al parecer a Momo le gustaba un chico y sus amigas estaban alentándola a acercarse, bastante absortas en la conversación. Como no tenía nada que hacer, me senté en el piso —pues sólo había dos mesas y una era del profesor Jeon— y esperé a que llegara el profesor. El aula era completamente blanca y estaba vacía para mayor eco. Junto a las paredes insonorizadas y el enorme equipo de música en un costado, parecía una especie de estudio improvisado.

En ese momento mi celular empezó a vibrar, quizá había agarrado señal recién ahora. Lo revisé, encontrando que tenía varios mensajes de Seokjin sin responder y otros tantos de Taehyung. Presioné primero el del quokka.

Seokjin-hyung

Oye, tengo información que puede interesarte.

Yoongi-ah está en el despacho del director desde hace una hora, hablando con el profesor Namjoon.

Acaba de salir a comprar un café. Si estás en el comedor, podrás verlo.

Sé que él te preocupa por motivos que desconozco, pero mi papel está hecho. Como amigo, te he avisado, ahora tú decidirás qué hacer.

Song Request (Y.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora