Era un sábado particularmente brillante para trabajar en música. Los días soleados en los que no tenía nada que hacer lo ponían de buen ánimo para componer nuevas canciones, pero justamente hoy, Min Yoongi tenía planes que no podía seguir postergando.
Esperaba a que Hoseok tocara su puerta para junto a él, visitar la que sería posiblemente su nueva casa. Su amigo cambiaformas de ardilla tenía una conocida, la madre de una de sus alumnas más cercanas, que le guardaba gran estima y le comentó que buscaba un nuevo inquilino para su departamento. Hace varios días que Yoongi venía preguntando por alquileres cercanos y la noticia le vino con enorme alivio, pues la ubicación era cercana a todos sus puntos de movilidad y siempre era bueno tener alguien conocido de intermedio.
Por mucho que le pesara, no podía seguir viviendo en el mismo lugar que su esposa. Conocía a Sana más que bien y sabía que ella jamás lo echaría, pero él no se sentía cómodo personalmente con todo esto. Sana debería estar en su propia casa y si quería su espacio, lejos de él, Yoongi no tenía problemas en irse, al contrario, la entendía.
Ordenaba algunos documentos en su maletín cuando encontró una pieza de tela blanca en el sillón. Era la bufanda de Jimin. Se la había olvidado en el asiento de su auto la última vez. Todavía olía a él, un aroma suave como campos de azahares al viento en un día soleado como este, se regodeaba con una dulce frambuesa y pimienta rosa. Yoongi sonrió, olfateando con su nariz el aire, antes de enrollarla en su cuello por mucho que la bufanda no combinara con su traje negro. Poco importaba si llevaba aquel aroma consigo todo el día.
Oyó los pasos de Hoseok segundos antes de que llegara a su puerta, por lo que él no tuvo ni siquiera que tocar el timbre cuando Yoongi abrió.
—Te escuché —se excusó, señalando su oreja—. Andando, estoy ansioso.
Lo primero que llamó su atención de una mala manera es que Hoseok no le sonreía. Tampoco llegó ese abrazo efusivo que siempre intentaba esquivar, con nulo éxito, y mucho menos logró arrancar alguna palabra de su boca.
Yoongi procedió con su habitual templanza y cautela. Abrió la puerta del coche para su amigo y entonces se sentó en su correspondiente asiento. Bajó los espejos delanteros para evitar el fuerte sol de la mañana y sólo porque sí, corroboró su apariencia.
Hoseok no lo miraba.
—¿Tienes el gps con la ubicación? —inquirió el pálido, encendiendo el coche hábilmente.
—Puedes ponerlo tú.
—Sí, puedo, pero siempre insistes en hacerlo tú.
El castaño suspiró pero terminó por hacerlo a regañadientes. Yoongi puso primera marcha y avanzaron por las calles de árboles amarillos y ramas secas que los recolectores de basura estaban limpiando. El hombre gatuno los saludó con la mano al pasar.
—¿No crees que estás de muy buen humor? —denotó la ardilla, con la mirada recargada en la ventana.
Eso era cierto, cualquiera que lo viera no lo reconocería. No sólo se estaba preocupando por su aspecto un poco más de lo usual, sino que también había cambiado el estilo de su cabello, dejándolo un poco más largo y naturalmente oscuro, además de tener buenas acciones con las personas que antes ignoraba por completo, como las señoras que atendían la tienda de guarniciones o los recolectores de basura.
—Estoy durmiendo mejor. Las pesadillas se fueron y la música me dio la mano otra vez. Supongo que eso me pone de buen ánimo —comentó al pasar, revisando el espejo retrovisor mientras manejaba.
Hoseok se limitó a un murmuro que parecía irónico. Aquella actitud ya no le estaba gustando para nada al mayor de los dos.
—¿Cómo has estado, Hoseok? Te noto algo distante.
ESTÁS LEYENDO
Song Request (Y.M)
FanfikceMin Yoongi es profesor de música y en secreto, cambiaformas de gato. Park Jimin es el alumno estrella de Teoría Musical I con un don para el canto. Diez años de diferencia los separan y rebalsan los límites de lo prohibido. Tal vez Jimin tiende a c...