Modelo de primera

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-Yo soy un arquetipo.

Mi hermano Tobías exageró en la posición encima del escenario, sin embargo, nadie lo tomó en serio porque nadie sabe lo que significa esa palabra. Suspiré e ignoré la ridiculez que hizo. Me fui antes de escuchar las risas de algunos burlones.

-¿Por qué nadie me toma en serio? -me preguntó mi hermano en el receso escolar invadiendo el maravilloso espacio "a solas" que tenía con el aula vacía.

-¿Viniste por mí o para que te diga lo que no quieres escuchar? -di un bocado a mi merienda.

-Vine porque te fuiste. ¿No me apoyas?

-Eres una copia barata mía-le señalé con arrogancia.

-Que seamos gemelos eso es cosa de genética. ¿En serio no me vas a apoyar con mi actuación? -mi hizo carita tierna de perro mojado.

-No-respondí con frialdad.

-Cuando triunfe no vengas pidiendo crédito. Además, se que eres muy buena en actuación. Participas o revelo tu identidad.

Con su sonrisa triunfante se marchó Don Creído. Es cierto, soy muy buena en teatro y mi hermano escogió a la peor rival. Aunque pareciera un capricho infantil, en realidad, mi hermano me pedía ayuda. Como no es muy bueno expresándose, no puede decir que algunos chicos lo molestan. Termina lleno de moretones y a veces sangra por la nariz.

-Más te vale pagarme bien por lo que voy a hacer-hablé para mí-Última vez que te salvo el pellejo hermanito. ¿Y qué identidad piensas revelar?

En el resto del día no le dirigí la palabra y en mi cuarto al volver a casa, escogí la ropa perfecta para mi estreno.
Hoy es viernes, el día donde mi aula le toca hacer limpieza general en la escuela. Para esa horrible labor me vestí con un pantalón negro y un abrigo rojo que le robé a Tobías en la última colada. En la escuela acudimos al salón para dejar nuestras mochilas, y yo aproveché para atarme el cabello y usar la capucha. Acepté que me pusieran de barrendera en el patio donde se reúnen más estudiantes.

-Mira quién es.

Esa voz me gustó. El líder del grupo de abusadores me confundió con mi hermano. Trató de pegarme, pero mi arma de palo puede más que sus puños. Sus compañeros me sujetaron de los brazos, sin embargo, estas ataduras son las más fácil de evadir si sabes artes marciales. Los alumnos rápidamente nos rodearon, incluso algunos profesores pedían que pararamos. Yo no me detendría si había logrado que creyeran que era Tobías quién luchaba. Descansando un momento para dar tiempo a que se levantaran, volteé a ver el rostro del personaje principal. Solté una risita y terminé la pelea cuando el palo de la escoba se rompió.

-Vuelve a meterte conmigo y sabrás que es la muerte-imité la voz de mi hermano como si hubiera nacido con ella.

En la sala de retención recibí su visita. Estaba furioso, incluso se contuvo a pegarme y tiene su motivo. Me abrazó pidiéndome que no volviera a cometer locuras como estas. Solté grandes carcajadas mientras me soltaba el cabello para dejar la igualdad.

-¿Te duelen mucho los golpes?

-No recibí ninguno, pero Tobías, viste que si merezco ser yo un arquetipo; osea, modelo de primera.

-Como tu digas.

-Bueno, yo entonces dejaré de ser tú y volveré a ser tu hermana.

El calor que sentía debajo del abrigo era sofocante. Parecía irreal el cambio de una apariencia a otra. Como mi yo femenina no cometió ninguna pelea, abrí la ventana y me fui del salón. Tobías entendió porque había hecho y aquel día fue la primera vez que no asistimos a clases.

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