NO SOY EL MISMO

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Desde los primeros cinco años de edad, Ryu admiraba a los fuertes deportistas de cuerpos musculosos que veía competir en la televisión. Al estar en la secundaria, esperaba con ansias que su cuerpo se desarrollara como los de sus estrellas favoritas. Se veía todos los días en el espejo antes de irse para la escuela sin notar ni una curva. Era un chico con gustos raros, o eso le decían sus amigos. Se dejaba el cabello largo, le gustaba la personalidad de modelo que le entregaba a su sonrisa. Bueno, quizás no debió dejarlo crecer hasta la cintura. Lo ataba a una coleta y a veces lo trenzaba por el calor del verano. El color del último tinte contrarrestaba su color natural. Ambas tonalidades no conseguían entenderse, pues al darle el sol se podía decir que el cabello de Ryu era tornasolado.
Parecía un acosador observando a los chicos de su clase cambiarse para las clases de Educación Física. Ellos tenían el cuerpo que él deseaba. Comía equilibrado, dormía lo suficiente, pero no lograba verse así. Lo único que consiguió con esa rutina fue subir unas libras que empezaban a notarse. Soltó su cabello, pues tenerlo atado todo el día empezaba a dolerle la cabeza. Siendo el último en salir encontró a un estudiante acostado en frente de la puerta.
No era la primera vez que le veía así. Solía decirle que su cabello tenía cierta briba que le purificaban cuando lo soltaba. La chica que estaba recostada a la pared lo tomó de los brazos para alejarlo de la puerta. Eran dos hermanos que daban gracia, ella era la negativa y él el positivo. Ryu le pidió a Aya que le dejara en el piso, tenía una idea. Se sentó encima de su espalda riendo de escucharlo quejarse sobre una purificación más potente.
Niko y Ryu eran mejores amigos, aun teniendo la misma edad les fascinaba los súper héroes. Aya se sentó encima del trasero de su hermano para una foto que la enviaría a sus estados. Niko suplicó que se levantaran, pues pesaban mucho y era un ataque combinado. Se levantó del suelo polvoriento con expresiones exageradas como si le hubieran caído dos toneladas.

- ¿Qué hacen aquí? ¿Se saltaron las reglas? -Ryu cruzó sus brazos muerto de risa. Se reía de Niko que seguía en lo mismo a pesar de haber terminado el juego.

-Vinimos a verte. Te queríamos invitar a una fiesta súper que darán mis amigas. Es una fiesta de pijama. Chicas, alcohol, música, ropa reveladora. El ambiente que os gusta a los chicos-Aya le dió por la espalda a su hermano para que terminara de sacar el aire- ¿Te vienes Ryu?

-Seguro. Será mejor que pasar el fin de semana en mi casa.

-Perfecto. Niko también va, no estarás solo. Los otros chicos son buena onda.

- ¿Y cuál de ellos es tu novio? -Ryu molestaba a Aya con esa pregunta.

Su amiga no era de tener suerte para los chicos, pero le encantaba buscar parejas a los demás. Enojada de que volvieran con el tema, se marchó tras hacer una mueca a los chicos. Era divertido hacerla enojar, aunque esa fiesta venía por otros asuntos. De camino al patio, Ryu le planteó lo mismo que Niko se preguntaba. Aya no solía invitarlos a una fiesta sino tenía algo en mente. Era de las chicas que elegía que su hermano y el mejor amigo de su hermano no estuvieran presentes. No estaban convencidos con esa invitación. De nada serviría sacar conclusiones sino había llegado el momento. Podrían obtener información si conseguían su celular. Lo cual era imposible, Aya no se despegaba de él.
El grupo de amigas junto a Aya se sentaron alrededor de un círculo para conversar. Las chicas se emocionaron cuando la hermanita afirmó que irían los chicos esperados. Chocaron cinco entre todas alborotadas de semejante noticia. La chica de las dos coletas agradeció a sus amigas por haberla ayudado a invitar a Ryu. Declaró su amor abiertamente sin percatarse que su chico la escuchó. Felices por su amiga hicieron un brindis con sus refrescos jurando que esos dos saldrían como pareja de esa fiesta alocada.
Inmediatamente Ryu tomó a Niko del brazo para pedirle consejo, la chica agradecida era el sueño de la vida de uno de sus colegas. No quería verse en medio de un triángulo amoroso donde eligiera el amor no correspondido y la amistad. Niko le prometió pensar en algo porque primero hablaría con su hermana. Solucionado el problema se despidió porque no podía saltarse la próxima clase.
El sábado en la noche Niko pasó por Ryu a su casa para platicarle de su plan. El pobre chico medito en el problema le sorprendió con que no estaba listo. Lo estaría mucho menos después de saber que su compañero estaba invitado. Con una respiración profunda le sacó de la cama como su hermana le había arrastrado en la escuela. Lo dejó afuera del cuarto para guardar en una mochila unas mudas de ropa y salir ya antes que se arrepintiera. Ryu fue arrastrado por la muñeca a la calle a la fuerza a pesar de su oposición. Demasiado tarde para cuando se liberó, los otros chicos invitados le vieron en la camioneta. Les invitaron a subir, la casa donde pasarían la noche quedaba afueras de la ciudad.

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