Última foto

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*Aquí les traigo la continuación de Melodía Rota. Disfrutenlo"

Ojos negros conectaron miradas. Ojos negros entrecerraron la mirada bajando las cejas. A ninguno de los dos le gustó ver a otra persona tanto afuera de la sala o adentro. El guardián de la cámara se levantó de la base mirando a su alrededor antes de volver a chocar mirada con la joven. Una vez que volteó la señorita no estaba, y de no haber dado unos pasos bajando los trozos de piedra, no la hubiera visto levantar las cuchillas sin la necesidad de usar sus manos. Aunque ella miraba un poco extrañada las armas, fue una emoción perdida lo que aclaró su mirada al enfocar otra vez al guardián.
La joven que le declaró la guerra al sentir que invadían su lugar apuntando la punta hacia él. Fue por culpa de su largo vestido que tropezó perdiendo el equilibrio. Hubo un grito que encerraba una furia de no poder proteger lo que tanto quería.
El guardián la miró con sonrisa de triunfador, las risas no tardaron. Aprovechó el momento caminando con elegancia hasta la señorita donde se inclinó hasta poder ver de cerca su rostro. Ella le dedicó una expresión de enojo donde las cejas se juntan y los ojos miran con enojo. Sintiéndose humillada aguantó mordiendo su labio las lágrimas negras que se desbordaban de unos ojos sin pupilas.
Sentir que las manos de su rival tocaban las húmedas mejillas con la misma delicadeza del terciopelo, le pareció una burla. A él también le molestaba que hubiera otra persona que destrozara lo que tanto le costó construir. No, no había perdón por haber destruido su bella obra recién recreada. Como buen caballero esperó a que ella se levantara e hiciera otro movimiento. Viendo con ojos tristes lo que quedó de los muñecos, del cuadro, incluso del vestido; lágrimas blancas se deslizaron. Como ella no iba a hacer nada, el guardián se refugio en un espejo que colgaba detrás de donde estaba violín. La señorita sin comprender lo que hizo, sonrió acercándose al espejo cuyo cristal voló en millones de fragmentos. Contenta de haberse librado, salió del cuarto de vuelta a su cuarto. Sentada otra vez delante de la taza que humeaba, cerró sus ojos aspirando el olor de la sangre como si se tratase de un exquisito perfume. El juego acaba de empezar. Desde lo que llaman el más allá, el guardián usó la ventana como si fuese el lente de su cámara. El cuadro en la pared cuyo dibujo eran simples garabatos se cayó ocasionando mucho ruido. Despierta de nuevo, la joven picó el anzuelo. Acercándose al cuadro roto vió en el papel desgastado "Vete de aquí". Muerta de risa ignoró la advertencia, no obstante, la tomó en serio al ver su imagen pálida en el cristal de la ventana. Asustada, hizo que la cuchilla destruyera el mueble. No fue suficiente, debía de irse. Izquierda, el pasillo de la izquierda era mejor que pasar por delante de las escenas. Otro espejo reflejó la sombra negra del guardián, y a pesar de que usó la joven las cuchillas para defenderse; él le sonreía detrás. Demostrándole que no era el único capaz de obtener un arma puntiaguda, se hizo de una espada de una armadura del color del cobre debido al óxido. Ambos convirtieron el encuentro en un duelo. Como si realmente pudieran hacerse daño, ambas almas se enfrentaron sin tener piedad.
La casa, cuyo desgaste fue el culpable de los sucesos, el suelo bajo sus pies pasó a ser miserables tablas carcomidas. Tanto el guardián como la joven perdieron sus armas en el montón. El duelo aún no había terminado, no obstante, el retrato cubierto por una fina tela llamó mucho la atención. Curiosos destaparon el cuadro. No hubo respuesta durante un par de minutos, esta pintura se conservaba intacta. Una hermosa princesa con el cabello gris y su espalda descubierta besando a su amante de cabellos blancos cuyos brazos la mantenían unida sin dejar que sus pechos se vieran. La joven limpió sus ojos sin pupilas por reconocer al personaje masculino. Sus dedos no fueron capaz de tocar el rostro del amante de la princesa, retiró su mano bajando la mirada.
Ver con que tristeza su rival tocaba el rostro de la joven con miedo que sus dedos trasparentes dañaran su figura, la extrañó. Dándole un poco de ánimo, le hizo una carita pícara. En su expresión sonriente, el guardián creyó ver a la mujer que una vez amó. No fue suficiente el haber creído, el destino le dio a conocer la real figura de esa damisela en el charco de agua formado por la tormenta. Con la mano en la boca, agarró su mano llevándola más cerca. Si antes sus prendas eran su consuelo, pues ahora ese dolor le devolvió el color a sus mejillas. La joven no se miró a ella en el agua, sino que observó el reflejo del otro. Una chica enamorada en el pasado fue recompensada con haber encontrado a su amante aún después de muertos.
Melodía rota de un violín echo trizas, fue suficiente para que esa noche ambos bailaran en el gran salón donde las escaleras laterales conducen a la sala "Antiguo"; donde si sigues derecha llegas a la "Sala de música" y seguido la "Sala de bajilla"; donde a la izquierda tiene un gran agujero con un gran recuerdo en el sótano. Baile y más baile, viendo a su alrededor a los espíritus que murieron por su causa. Sin importarles, siguieron disfrutando de su amor eterno.

Fue lo que terminé de escribir en mi habitación con una taza de té caliente a mi lado. Hace frío aún en primavera, aunque me gusta recibir un ramo de flores cada semana. Sonrió, me encanta que sea romántico.

-Señorita Merry, el fotógrafo Joseph ha llegado.

Me informa mi sirvienta personal, a quien tomé de modelo para ser la ladrona. Odio que piense que no me doy cuenta que huzmea entre mi ropa buscando algo que llevarse. Asiento con la cabeza pidiéndole que se retire. Olvidé que Joseph venía a verme hoy, debo de lucir bella.

-Tengo una idea-dije leyendo el cuadro que había descrito en mi relato-¿Dónde está mi bata?

Salí en bata hacia la galería, allí me espera acomodando la cámara, y quizás sentado en el taburete. Pues es así, mi guardián luce tal y como lo dije. Al verme se sorprendió, no esperaba una vestimenta tan reveladora.

-¿Merry que haces?-se volteó dándome la espalda-Ve a cambiarte.

-No, vine a verte porque quiero que me tomes una foto como vine al mundo-me acerqué besando su nuca al apartar su blanco cabello atado en una coleta-¿Quieres salir conmigo en la foto?

-Merry-sus ojos me miraron entendiendo que le quise decir-No me has dejado preparar nada.

-No quiero nada que no sea a ti-derramé lágrimas que corrieron mi maquillaje volviéndose negras.

-Te amo Merry.

Sus bellas y grandes manos bajaron mi bata dejando mi espalda descubierta, en lo que yo me apresuraba por arrebatarle desde el chaleco hasta la camisa. La última foto juntos, fue el cuadro que la princesa y su amante vieron en el sótano y lo que la cámara fotografió. Nosotros, por un amor impuro donde la rebeldía de las clases sociales es castigada estábamos destinos a morir en el museo donde nos conocimos. Espero reencontrarme con él después de la muerte, así se rompe el hilo de que la ficción no es igual a la realidad.

Cuentos Para DormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora