5
Natalie se sentó sobre el pasto húmedo por la lluvia riéndose de la forma en que Lance se removía, a la vez que le sonreía de forma victoriosa. Sin darse aún cuenta sobre la presencia de Romeo, Natalie procedió a liberarse invocando su báculo con una gran sonrisa en su rostro. Ver a aquella chica enfrentarse a un Lance adolorido, pero en su sonrisa se veía la felicidad de que sus ojos tuvieron un objetivo fijo, le hizo recordar a Romeo porque se había fijado en esa pelirroja. Retrocediendo a sus tiempos de estudios, recordó la forma tan natural y soñadora de Natalie al hablar de sus sueños y de todas las aventuras que quisiera tener. Pudo haberse reído, más recordaba todas las veces que Natalie pateó el trasero a los chicos que molestaban a otros alumnos. El rostro le cambió, por mucha conexión que hubiese entre ellos, aquello le molestaba. Desde el inicio del viaje tuvo las sospechas, más, presenciar ese beso fue la última gota que derramó el vaso.
– ¿Han tenido una muy buena velada?
La voz de Romeo alertó a la pelirroja que inmediatamente se volteó viendo a Romeo junto a su hermano. Parte de su felicidad se esfumó por conocer los sentimientos de su amigo, más, la otra parte se convirtió en alivio de que dos miembros del grupo estuviese bien. Pueden que no fuesen oficial, pero viajaban con ellos. Lance más repuesto del golpe, no dijo nada, como era costumbre, iba a esperar a ver que hacía Natalie con respecto a Romeo.
–Pudiste haberme dicho que estabas enamorada de Lance. ¿Olvidaste lo que era la sinceridad?
Ante esa pregunta, la mente de Natalie se llenó de dudas que después se volvieron fuertes nervios expresados en grandes y sonoras carcajadas. Natalie reía sin parar dejando desconcertado a los chicos. Con la mente más abierta, observó a los alrededores asegurándose de que no hubiese rastro de la tribu.
– ¿Enamorada de ese imbécil con pintas raras? –Natalie señaló a Lance que le miraba sin entender si la ofensa era un elogio, o eso, una ofensa–Te equivocas Romeo. ¿Viste lo anterior?
–Vimos todo.
–Qué vergüenza con ustedes, pero eso era una actuación.
Tanto a uno como al otro, incluso a los dos que estaban escondidos, la respuesta los dejó helados. Nadie se esperó que Natalie justificará algo que no era capaz de admitir con el acuerdo que dio pie a un puente entre los dos. Sonrió con ganas explicándole a Romeo en qué consistía el acuerdo. Hubo un momento donde todo se volvió confuso, como si Natalie buscara aclarar malentendidos donde todo estaba más que claro.
¿O era muy tonta o muy lista?
Ya ni se conocía a la chica que tenía delante.
– ¿Por qué me cuentas todo eso?
–Para que veas que el amor a mi puerta no toca, y que por mis amigos soy capaz de humillarme con tal de que estén bien. ¡Ana! ¡Matt! ¡Salgan ya!
–Ya nos descubrió–le susurró Ana a Matt que temblaba como una hoja– ¿Salimos?
–Mejor nos quedamos escondidos–propuso Matt con miedo de ver a Natalie molesta.
–Si no salen usaré mi límite de la bomba nuclear. ¿Quieren eso? –Lance con su expresión sádica observó a los arbustos donde un par de ojos eran notables.
–Ya salimos–Ana fue la primera en salir arrastrando a Matt por la ropa por el miedo de la reacción de sus amigos–Fue dura la pelea, ¿verdad Matt?
–Muy dura y terrorífica–Matt le siguió la corriente a Ana que le hizo un guiño.
–Aunque ustedes parecen que tuvieron una pelea aparte de la que tuvimos Matt y yo contra esas alimañas–Ana observó a sus amigos con una sonrisa pícara–Si me permiten decirlo, Natalie–tomó de las manos a su amiga–Esas alimañas son débiles a un poder que tienes. Si te marchas volveremos a estar indefensos. ¿Acaso quieres que terminemos encerrados otra vez?
–No pienso irme–Natalie había comprendido la intención de Ana–No pienso dejar al único grupo donde me he divertido tanto. Ustedes son mis amigos, no los abandonaré.
– ¿Lance dejó de ser un imbécil? –Matt inquirió sacándole una risita.
Lance se quedó quieto en cuanto Natalie se giró observándolo con una mirada diferente. No era una mirada fulminante, o una mirada asesinada, o una mirada llena de odio. Los ojos de la pelirroja brillaban, aunque fue poquito, Lance sintió que su rostro se acaloraba cerrando sus ojos por un momento. Alzando la mirada, volvió a ser el mismo Lance, pero al correr su cabello mojado de los ojos, la sonrisa de ese chico era diferente.
–Más te vale decir algo bueno de mí.
– ¿Algo bueno es decir que eres un degenerado con una falta grande de conocimiento?
–Creo que es mejor que ser llamado imbécil, Lance–Matt más relajado codeaba a su amigo de forma amistosa.
–Tonto, me está diciendo burro con otras palabras.
–Mejor eso a que te lo digan directo. Duele.
–Lo siento amigo, aunque Natalie tiene estudios por nada.
– ¿Por nada?–Natalie alzó una ceja con ese comentario.
–Cosas por las que vas a fracasar en la vida es porque te dedicas a escribir novelitas.
– ¿Y tú cómo…? Espera… ¿Has registrado mis cosas?
–Son un asco. Me dio dolor de barriga y nauseas de leer una basura tan mal escrita.
– ¡Ahora si te la buscaste!
– ¡Corre Lance! –Matt le ánimo desde su lugar.
– ¡Matt! A ti también te va a tocar.
–Pero si yo no hice nada.
– ¡Abajo! –Fabio actuó rápidamente creando una barrera ante las poderosas bolas de llamas provenientes de un lugar no muy lejos–Nos atacan.
–Ana, ¿a qué son débiles esos bichos? –Lance tomó el mandato buscando sus armas.
–Son débiles al agua, a la oscuridad y el efecto de ternura no funciona–Ana sacó su flauta preparada para la batalla.
–Matt, prepárate para usar el límite de agua–Lance se dirigió a su amigo con su cañón al hombro–Natalie–pronunciar su nombre hizo que se le trabara la lengua.
–Hagamos tiempo hasta que Matt esté listo–Natalie observó a Lance que asintió con la cabeza–Ana–se dirigió a su amiga–Encárgate con Fabio y Romeo en crear barreras por donde creas que puedan atacarnos. Lance y yo nos encargaremos con nuestros conjuros.
–De acuerdo. Fabio, Romeo, vamos a dispersarnos–Ana les señalaba los lugares que iban a vigilar–Yo me encargo de los hermanos, por favor no destruyan el bosque.
– ¿Quieres competir? –Lance le propuso a Natalie dedicándole una mirada llena de brillo.
–No llores cuando gane.
–Si pasa es porque tuve piedad.
– ¿Aprendiste a tener eso?
–No eres la única que aprecia tener amigos. ¿Listos para el combate? –Lance dirigió su pregunta a todo el grupo– ¡Ataquen!
Dio la orden justo cuando los gatos de la tribu empezaron a salir con todo tipo de arma, desde bombas hasta varitas mágicas. Lance y Ana con sus conjuros de oscuridad dieron la cara por el grupo actuando como el dúo que eran, como la noche donde peleaban sin sentido. Romeo veía aquella química y buen trabajo en equipo, más, sus sentimientos de despechos eran más fuertes. Usando una daga que llevaba consigo, se dirigió a Lance, quién estaba combatiendo contra unos gatos. El acto no se dejó pasar, pues quién salió en defensa de Lance, no fue Natalie, sino Matt con su espada de luz. No solo frenó el ataque, sino también que demostró grandes movimientos en cuanto a la esgrima. Usando el tiempo que le dieron sus amigos, usó su límite Inundación, creando una fuerte marea a su alrededor dejando a la mayoría de los gatos inconscientes.
–Lance–Matt le llamó–Date el gusto que hay algunos que no entienden que Natalie no se va del grupo.
Lance no dijo nada, sino que usó su bocina para pedir a sus subordinados que le prepararan su tanque de guerra. Invocando su límite Extinción, un enorme tanque de guerra con dos cañones a los lados además del enorme cañón que iba en el centro, y encimas de estos dos arpones a los lados; hicieron acto de presencia listos para ir con todo. Lance retuvo sus poderes observando a Romeo mientras se subía con gran agilidad a su arma metálica.
– ¿Estás seguro de querer intentar apuñalarme otra vez?–Lance con un voz amenazante le habló.
–Toda esa chatarra no me hace gracia. ¿Crees que voy a dejar que me quites a Natalie?
– ¿Y quién me la va a quitar? ¿Tú?–Lance río con ganas sintiendo el deseo de querer estrellar todo su poder en su límite–Natalie es parte de mi reserva para cuando yo domine el mundo. Eso significa que…–hizo una pausa dejando en espera a todos que al ver la sonrisa de Lance se miraron entre sí los que lo conocían– ¡Significa que es mía! ¡Natalie me pertenece! ¡Te reto a que trates de llevártela que sentirás el peso de mi cañón sobre tus hombros! Eso sí, no te garantizo que salgas con vidas.
El ataque que derrumbó a todos no provino de Lance o de Romeo, o de alguien humano, sino de los mismos gatos que aprovecharon la brecha para lanzar un somnífero que los derrumbó al momento.
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– ¿Eh? –despertó Natalie en su salón de clases observando la soledad de este– ¿Me quedé dormida?
Bajando la mirada, vió su libreta donde escribió las últimas líneas de su novela. Su celular sonó, sin contestar al ver el número que la marcaba, se percató que la hora marcaba más del horario de salida. Tras organizar sus cosas, salió algo aturdida del salón debido al sueño raro que había tenido. Quedándose unos minutos a recordar el sueño que vagamente llegaba a su mente, una voz familiar pronunció su nombre. Al alzar la cabeza, se topó con Fabio quién le decía que su hermano no iba a poder llevarla a casa. Acordándose de la cita después de clases con su amigo, le agradeció al hermano marchándose por el pasillo aún confusa. Pasando por las auras de años anteriores, percibió una cabellera verde junto a una rubia bajando las escaleras. Esperanzada de que fueran los mismos quienes se aparecieron en su sueño, bajó de prisa, más, se detuvo por no saber qué tipo de palabras usar.
–Espera Matt, creo que olvidé mi cuaderno en el salón. Enseguida regreso.
–Ana date prisa, tengo hambre.
–No me tardo.
Ana volteó encaminándose a las escaleras topando con Natalie que la miraba con asombro por ser la misma chica que su sueño. Ambas se quedaron en silencio, incluso Matt volteó notando a la pelirroja que abrió más los ojos al ver a su amigo. Antes de poder decir un simple hola, un simple empujón de unos chicos peleando que arrastró a Ana incluso, hicieron que llegase el último chico que apareció en el sueño. Los amigos del pelirrojo que se levantaba del suelo le despidieron, más, su bronca vino con la pelirroja que le reclamaba por el recién accidente.
– ¿Quieres callarte?
Tras voltear, Natalie recordó del sueño todo lo que vivió con el pelirrojo. Enfadada, le seguía reclamando, incluso Ana le reclamó, mientras que Matt solo supo mirar sin saber de qué lado ponerse. Haciéndole caso a su barriga, sacó de su mochila dos cupones enseñándoselos al grupo completo.
– ¿Quieren ir a comer hamburguesas y papas fritas? Podemos pedir helado después.
–Yo no me involucro en esos eventos.
–Lance no seas tímido–Matt le molestaba ganándose una mirada fulminante–Decidido, iremos ahora.
Dejando las peleas de lado, los tres siguieron el camino hasta la hamburguesería. Mientras esperaban adentro sus pedidos, Ana y Natalie conversaban con gran familiaridad, incluso a veces Matt podía opinar, sin embargo, todos se fijaron en el gato callejero que se subió a la mesa sin saber cómo había entrado al local. Antes que la camarera lo viera, Matt procedió a esconderlo en su mochila dejándola sobre sus piernas.
– ¿Lo vas a adoptar? –Ana le preguntó con gran entusiasmo a su amigo.
–Sí. ¿Cómo le llamamos?
– ¿Qué te parece Sin patas? –Natalie propuso el nombre que escuchó en sueños.
–A propósito Matt–Lance se dirigió a su amigo–Me tienes que ha enseñar a usar los poderes de oscuridad.
–Yo no tengo hasta ahora ninguna espada oscura.
– ¿Juegan Epic Battle Fantasy? –Ana sacó su celular con prisa– ¿Me dejan unirme?
– ¿Y a mí? –Natalie sacó su celular con esperas de que le dijeran que sí.
– ¿Han logrado pasar la misión de la tribu San Valentín? Yo no, ni Lance.
–Creo que puedo ayudar con eso.
Los cuatro siguieron hablando del juego deleitándose de la sabrosa comida. Matt a veces le daba alguna que otra papa a su nuevo amigo felino, Ana separaba la carne de los vegetales creando una pequeña ensalada aparte, Lance deleitaba con gran entusiasmo su pedido; todas aquellas escenas le sacaron una sonrisa a Natalie. Puede que el sueño se debiera a lo complicada que era la misión para una sola persona, pero ahora que tenía un grupo, ya no iba a tener que jugar sola, aunque sus ojos se desviaran a Lance, y los de éste chocaran con los suyos. Sonriéndole para disimular, ambos, en su corazón, sentían ese deseo de querer conocerse.
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Cuentos Para Dormir
Short StoryVariedades de cuentos cortos y relatos para el gusto del lector. Muchos incluso pueden considerarlo como novelitas cortas.