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—¿A dónde vamos? —Vuelve a preguntar el más bajo mientras buscaba la mano ajena para entrelazarla.

Ochoa tenía una sonrisa tatuada en la cara. Luego de las últimas semanas donde abundaba la pesadez planear el primero de los tantas salidas y viajes lo ponían como un cachorro. Tenían casi nada para disfrutar de una salida así antes de que cayeran en las demandas de entrenamiento de sus respectivos clubes.
Casi no dio detalles pues quería darle una sorpresa a Lozano.

Entonces habían salido desde muy temprano del departamento, con mochilas y cambio de ropa para un par de días y aun así Lozano no había podido sacarle la información sobre a donde es que de dirigían en ese autobús; era una total sorpresa de la cual no iba a renegar.

La vista en el autobús era limitada gracias a las ventanas de igual manera se podía apreciar el paisaje del amanecer resulta un atractivo visual para las pupilas de aquellos hombres enamorados.
Las calles se volvían más estrechas y daba la sensación de que el autobús a penas y podría andar por las calles de ahí.
Conforme avanzaron las espectaculares edificaciones con cópulas se alzaron, y entonces Hirving tuvo la leve sospecha de saber a dónde iban.

Un par de días contados y volver a la saturada rutina, sin embargo, la idea era aprovechar cada momento juntos. Van señalando lugares con las fachadas más bonitas o los restaurantes que aún cerrados se podía esperar una buena comida.
Por el frío del amanecer y el haber despertado temprano para viajar causa somnolencia poco a poco se recargaron entre ellos hasta quedarse dormidos mientras esperaban ansiosos por llegar al centro de aquel pueblo.

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—¡Ya llegamos, Guille! —El nombrado escuchó la voz de Hirving y lo hace despertar, mueve sus hombros tratando de espabilarse. Comúnmente los viajes en autobús no son favorables ni ideales para dormir a gusto, pero había sido de lo más cómodo o tal vez porque había dormido a la par de la persona correcta.

Al bajar del autobús, siente el calor sobre él, también acaricia su rostro, es cálido y el frío se va. El perfecto escenario acordé a los sentimientos que abordan en él. Todo luce muy bello aún sin haber recorrido mucho ya era un hecho, no por nada Amalfi era considerado patrimonio cultural.
Trata de ubicarse, a lo que vio en el mapa en su celular; no quería depender de la tecnología y estaba confiado de haber memorizado un par de cosas de lo visto. No por nada había planeado ir hasta ahí.
En algún momento pensó en Amalfitana como destino turístico para confesar su amor aún si no fuera correspondido.
Luego, conforme se fue asentando su situación tanto con el argentino como lo acontecido en su equipo ya solo pensó en sí mismo y visitar a solas el pueblo, perderse entre aquella costa para esclarecer su mente y no pensar en nada más.

Al menos las cosas se habían vuelto a su favor. Hirving lo amaba de vuelta y era justo lo que estaba necesitando, un respiro, sentirse amado.
¿Qué mejor que pasear en compañía con la persona que amaba?

Miró hacia su mano derecha donde el alfa a entrelazado su mano izquierda, ahora está más emocionado y suelta una sonrisa un poco más radiante que la del sol y le señala a Hirving la calle que deben seguir para llegar al lugar que reservó para hospedarse.

El departamento que estaban rentando no era sumamente grande y aquel lugar parecía una versión pequeña. Guillermo le dijo que era un apartotel y Hirving solo se hecho a reír porque le había parecido graciosa la palabra.
De cualquier forma, era lindo, pulcro, con aires hogareños y la sensación de tranquilidad palpable, se encontraban en un tercer piso y la vista quizá no era fenomenal, pero si se podía ver interesante si no se ponían exigentes. Cómo no llevaban mucho equipaje no hubo mucho que acomodar.

—¿Y cuál es el itinerario? —Preguntó a sabiendas de que el más alto tendría una respuesta y lo confirma cuando lo escucha soltar un chillido de emoción.

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