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—¡No, no, wey, a mí me regresas mi dinero!

Diego, Guillermo e Hirving se asomaron a los vestidores donde Henry, Julián, Roberto y César forcejeaban agresivamente con Edson y viceversa.

Entraron discretamente, pero Hirving advirtió a ambos omegas tomar precauciones por si todo escalaba a golpes.

—¡Pues no te voy a regresar ni madres! ¡Pensé que era obvio para todos que haría algo! —Gritó Edson a la defensiva, claramente estaba enojado, aunque su rostro lucía triste.

Lozano sabía que los reclamos hacia su amigo podrían deberse al autogol que cometió, pero tal parecía que había otra cosa más que tenía a todos apestando en enojo. ¿De qué dinero hablaban?

—¡Dijiste que íbamos a ganar y la cagaste! —Gruñó Henry y golpeó la boca de Edson hasta arrojarlo a la pared.

Álvarez le enseñó los colmillos en respuesta. Lainez se ocultó detrás de Memo, asomándose de vez en vez, pidiendo que su alfa pudiera defenderse pues todos se veían molestos.

El vestidor se llenó de abucheos hacia Álvarez, otros tantos empezaron a reclamar en voz alta su error y de ahí se fueron en picada sobre los fallos que estaban cometiendo en el partido, tenían que concentrarse más y pensando que Memo no se encontraba por ahí, estaban comenzando a ser crueles hasta con ellos mismos.

Cuando menos se dieron cuenta, la discusión con Edson se volvió un todos contra todos. Y como siempre, no es novedad que el enojo haga decir cosas que no…

—¡Es que también Memo no se puso chingón!

—¡¿Quién fue idiota que dijo eso?!

Cuando escucharon la voz de Hirving todos dejaron de empujarse, se quedaron callados al ver a Lozano y detrás, a Memo y Diego. Todos se miraron entre sí, tratando de descifrar de quien había sido la voz que había firmado su sentencia; todos se abrieron paso hasta Jorge Sánchez.

Ochoa agachó la mirada. Tal vez Jorge no era el único de sus compañeros que había pensado lo mismo. Si tan solo no hubiera escuchado a un par de jugadores del equipo contrario burlarse de un aroma bastante empalagoso y no se hubiera distraído pensando en que debería estar usando un supresor, a lo mejor el error de Edson no hubiera sido tan catastrófico.

Salió de sus pensamientos cuando su alfa caminó de forma amenazante hasta Sánchez y en un rápido movimiento lo tomó de su camiseta empapada por la lluvia.

—¡Amor, cálmate! —Avanzó hacia su alfa para detenerlo, sin embargo Acevedo lo detuvo y le recordó no meterse en peleas de alfas, Raúl lo secundó. Memo frunció el ceño, quizás eso mismo le habían dicho al pobre Diego. Se quitó las manos ajenas de encima y pasó entre todos ignorando sus aromas imponentes. Una pelea definitivamente no ayudaría sino empeoraría la situación del equipo.

—Vuelve a repetir tu estupidez en mi cara o discúlpate con mi esposo. —Gruñó Hirving con un puño en el aire, listo para estamparse contra la cara de su compañero.

—¡No, no espérate, wey! —Gimoteó Sánchez y miró a Guillermo. —. ¡Perdóname Memín, no quise decir eso, estaba enojado por las pendejadas del Edson! —Luego volvió a Lozano. —. Perdóname wey, soy un pendejo, perdón, perdón, ¡pero no me arranques los colmillos!

Luego de esas palabras, Hirving soltó a su compañero. Rápidamente su cabeza giró hacia Edson y casi estaba que lo mataba con la mirada.

"Lo que pasa en Italia, se queda en Italia". Esas fueron las palabras que Edson dijo como promesa, nada saldría de su boca sobre lo que pasó en realidad, pero definitivamente cumplió su palabra de hablar a detalle con sus compañeros, por el chiste, por la anécdota.

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⏰ Última actualización: Mar 01 ⏰

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