💘⟩ 19

113 13 29
                                    

Los pensamientos donde planeaba detenerse eran opacados por su insistente movimiento de caderas, preparándose para lo que muy en sus adentros quería que ocurriera, que el alfa lo tomará.

El tono de llamada sonaba insistente.
Guillermo se llevó el dorso de la mano para tapar su boca y callar su respiración entrecortada.

Quería detener todo, pero las manos de Hirving lo tocaban tan bien.

Ya había perdido la cuenta de cuántas veces había maldecido a la marca temporal, ahora más que nunca.

—Yo... Es... Es Diego —Hirving se percató de como la mano derecha del omega sujetaba con tanta fuerza su sudadera, hasta sus nudillos estaban poniéndose blancos. Recargó su mano izquierda en su hombro, la que sostenía el celular. —P-podría ser importante...

Así entonces Hirving dejó de lado los húmedos besos y ambos se miraron. Contemplandose en la mirada del otro. Hirving miró las pupilas de Guillermo, justo donde estaba surgiendo el deseo.

El juicio del omega se nubló por completo, cediendo.

—Al carajo —Pensó Guillermo. Aventó el celular por ahí y se arrojó a los labios de Hirving. Unieron desesperadamente sus bocas, buscando sus lenguas e intercambiando saliva de la forma más lasciva. Lozano se quejó pues su novio le estaba tocando la cara para profundizar el beso.

Entre el beso, Guillermo tomó la orilla de la sudadera costándole poco trabajo quitársela, pero en el proceso el alfa se quejó de dolor.

Definitivamente no era buen momento para Hirving ni para él.

«¡Memo! ¡Hirving! ¡Por que se tardaron tanto en contestar!»

Hirving tuvo la fuerza de voluntad para detener los movimientos de Guillermo. Ambos pegaron un brinco del sofá y rompieron el beso. Hirving se tapó la boca con la mano a la vez que Guillermo se limpió las babas de él y de Hirving mientras confirmaba que había contestado la llamada cuando aventó el celular.

Fue como si les hubieran tirado una cubeta de agua fría encima. Solo atinaron a sonreír de los nervios.

«¡Tengo que decirles algo!» La forma en cómo hablaba Diego los hizo palidecer y más cuando el omega al otro lado de la línea cambio la llamada por una videollamada.

Ochoa se bajó del regazo de Hirving, trago saliva tratando de guardar la compostura y tomó su celular para atender a Diego quien se escuchaba realmente mal.

Hirving buscó la bolsa de hielo que se había perdido en todo aquello y tener una razón del porque andaba por ahí como si fuera verano. «Todo tonto» Se dijo a si mismo Hirving, como forma de regaño. ¿Acaso los golpes lo habían atontado? Al parecer, sí. Precisamente. Acababa de estar en una pelea. Estaba lastimado, aún si tuviera la real aprobación para seguir, ¿qué le aseguraba poder complacer a Guillermo estando todo golpeado? «Pendejo, imbécil, menso, idiota...»
De todos modos no iba a hacer una rabieta por algo tan banal.
Iba ser la persona más paciente, es más, iba a convertirse en la paciencia en persona.
Aún si Guillermo le dijera "nunca" le basta y le sobra con sus besos, el privilegio de tomar su mano y las dulces notas de su aroma y todas las demás cualidades que ama de él.
De todos modos, el omega aseguró querer formar una familia y los cachorros no aparecen por arte de magia.

La pareja escuchó más sollozos del otro lado de la pantalla del celular donde el cabello de Diego no dejaba ver su rostro por completo.

—¡Te dije que era importante! —Guillermo lo golpeó ligeramente en el pecho. El alfa puso una expresión de dolor en su rostro, pero no dijo nada. —¿Qué pasó Diego?

El omega solo gimoteaba y el corazón de Guillermo latió en preocupación.
Lo que menos quería era malas noticias de su cachorro postizo bueno, de sus cachorros, ya no iba a volver a renegar a Edson.

¿por qué no puedes ver?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora