💘⟩ 28

61 13 3
                                    

—Y por cierto…

Lozano empujó bruscamente a Ochoa, haciéndolo caer por completo al frío suelo, como si fuera ligero igual a una pluma, hasta el mismo aire lo hubiera derribado. Entonces aprovechó y se colocó sobre el omega a la vez que señalaba la marca en su torso.

—Esto no es una marca temporal, Memito…

—¡Sí lo es! No sé porque funcionó como una real —Habló de golpe, sin haber digerido por completo el comportamiento de Hirving. —. ¡De cualquier forma yo no… yo no la quería, no la quiero! 

El alfa tocó la marca sin cuidado, haciendo daño, Guillermo se quejó enseguida.

—Este tipo de marca fue hecha como una prueba de fidelidad, lo sabias y esto —Le dijo haciendo énfasis en la sangre que aún brotaba de él. —, es lo que pasa cuando no respetas al alfa que te marcó.

Guillermo pensó en reaccionar, pero la voz se alojó en su garganta y entró en un conflicto interno al ser su novio el que lo ofendía con tales palabras. ¿Cómo podía defenderse ante la persona que amaba? Sobre todo cuando creyó que sería innecesario. Sin tener respuesta, se resumió a llorar en silencio, cubriéndose la cara con ambas manos.

—Ahórrate las lágrimas Guillermo, tú solo decidiste llegar hasta aquí con tu mentira.

El nombrado se descubrió el rostro mirándolo con el ceño fruncido y con todas sus fuerzas deseó poder hablar.

—¿P-por qué me hablas así? ¡Soy tu prometido! —Gritó entre lágrimas de impotencia.

—¡Acabo de romper el compromiso! ¿No viste como te arranque la pulsera? 

Guillermo negó con la cabeza, tenía que ser una broma o un arranque de ira por el celo de Hirving. No podía ser verdad.

—¡Pero… estamos destinados!

Lozano chasqueó la lengua.

—¡Nunca he creído en semejante estupidez!

—T-tú no eres así… —Sollozó el omega, devastado. Esas palabras lo hicieron desviar la mirada, no podía verlo actuar de esa manera tan irreconocible. —. ¡Tú no eres mi Hirving!

—¡Te lo advirtieron y no hiciste caso!

Sin embargo, había algo extraño pues Guillermo estaba seguro de no haberle contado lo que el alfa italiano le advirtió.

—No hice caso… —Admitió el de rizos. —. ¡Porque yo veo los hechos, no las palabras!

La mano de Lozano lo tomó con brusquedad del mentón para que se mirarán directamente a los ojos.

—¿Ah, si? —Por primera vez el acercamiento de Hirving a su rostro lo hizo sentir tan intranquilo, incómodo. —. Entonces, dime, querido… ¿Qué ves ahora? 

Entre la penumbra y poca luz, Guillermo trataba de ver su reflejo entre los ojos oscuros de Hirving y no halló más que un vacío profundo donde destacaba la maldad. 

—Yo veo dos mentirosos viéndose cara a cara. —Soltó Lozano sin dejar contestar al omega.

Aquello le causó escalofrío, cerró los ojos con fuerza para no seguir viendo a Lozano y pensar en que es lo que debía hacer ahora. ¿Tratar de escapar? ¿Quedarse? ¿Conversar? Eso último no era una opción ya que al parecer el alfa solo quería seguir burlándose de él.

De pronto, sintió los labios ajenos estrellándose contra los suyos con violencia, sin ningún sentimiento de cariño o ternura; abrió los ojos de par en par, desconcertado e intentó no corresponder al beso, sin embargo a los pocos segundos le fue imposible porque se trataba sobre besar a quien amaba. Y él ama a Hirving.
Recobró el juicio, las alertas en su cabeza se encendieron cuando sintió como esas frías manos se deslizaban sobre su torso hasta llegar más allá manoseando su cuerpo; no había pasión ni conexión, solo una sensación de vacío y desprecio. 

¿por qué no puedes ver?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora