¿por qué no puedes ver?

💘⟩ 17

Hirving se esmeró en preparar el desayuno, aun si Guillermo no tuvo más que una exigencia para el menú de esa mañana y mientras le daba un sorbo a su café veía embobado a su novio y sus lindos gestos al saborear sus waffles con mermelada de durazno; cuando el omega se dio cuenta se sonrojo y le regaló una sonrisa.

—Oye, Guille, amor —El nombrado ladeó su cabeza, prestándole toda la atención. —, ¿si acordaste la cita para ver la casita que te gustó?

—Oh —Ochoa empezó masticar más rápido para poder contestar.

—¿Lo pensaste mejor? —Inquirió Lozano mientras se servía un poco de fruta picada en su plato. —, ¿quieres seguir viviendo aquí? Donde tú decidas está bien, cualquier lugar a tú lado será un hogar para mí.

—No es eso —Se levantó corriendo por su celular y buscó entre sus mensajes mientras regresaba a su silla para sentarse. —Es solo que lo había olvidado por completo... Es hoy.

—¿Hoy?

No le molestó en absoluto solo que en cierto punto tenía la idea de un breve descanso luego del sube y baja de emociones y poder tener un día donde se quedarán en pijama viendo películas o jugando videojuegos mientras comían golosinas y después pidieran comida a domicilio.
O en el mejor de los casos estar todo el rato en el sofá abrazado a su novio y llenarlo de cariñitos mientras surgían pláticas con y sin sentido.

Quién lo diría, sus días siguen siendo demasiado demandantes. Así que una vez terminaron su desayuno se alistaron para un mediano viaje en auto y conocer la primera opción de un nuevo hogar.

💘

A Guillermo le gustaba que las manos de Hirving fueran más cálidas cuando lo tomaba de la mano.
Le pareció curioso el hecho de no poder percatarse cuando luego de un rato se soltaban sus manos y de manera involuntaria otra vez se sujetaban, como si nunca se hubieran soltado. Así fue durante todo el recorrido de la presentación de la casa.

¿Era apresurado? Quién sabe, pero él estaba feliz y sabía que Hirving de igual forma, por lo tanto, valía totalmente la pena continuar.
La casa era enorme, un jardín encantador, una sala de estar groseramente grande y habitaciones extras de las cuales perdieron la cuenta. El agente inmobiliario les comentó todo tipo de detalles, asesorándolos y ante las preguntas les asevero que la zona era bastante segura, contando con los suficientes guardias de seguridad; de todos modos, por ser figuras públicas les sugirió adquirir más seguridad. Independiente la zona aseguraba ya por sí misma aseguraba la compra, eso y el hecho de que antes de llegar Guillermo hizo el comentario de haber considerado esa casa como primera opción se debió a la cercanía con esa plaza donde cierto peluche de caballito de mar fue ganado y escogido por Lozano para Guillermo; aquel lugar que desencadeno un beso sorpresivo, desatando tensión y anhelo por obtener algo de amor donde ambos torpemente creyeron que no eran correspondidos.

Una mirada cómplice fue la suficiente para dar por hecho esa decisión como un siguiente paso en su relación.
Un nuevo lugar para vivir y llevar a cabo todos aquellos sueños que tanto anhelaban el uno con el otro.

Ambos apostaron en cuanto tiempo los medios se tomarían la molestia en publicar algún artículo sobre la compra de la casa.
Seguramente también escarbando sobre su relación y detallando los lujos que se darían al adquirir aquella casa.

El agente inmobiliario también les recomendó caminar un poco por ahí para conocer la zona y estar completamente convencidos, a los pocos minutos de una caminata se encontraron con un parque. Ochoa apresuro el paso por la impresión de como todo lucia agradable. De todos los lugares donde había tenido que vivir por el trabajo jamás imagino uno así, tranquilo, donde cupiera la posibilidad de establecerse más que una corta temporada y tampoco imaginó estar en pareja del alfa por el que tanto había esperado.