Después de ducharse, Ochoa iba de camino a los vestuarios. Listo para ir a casa.
Contrario a otros días de entrenamiento, justo ahora se sentía realmente cansado, como para comer y luego dormir dos o tres días seguidos.
Vio a un par de compañeros que seguían por allí y aprovechó para despedirse de ellos, también para conseguir una botella de agua, ya que quería alejar el sueño y aclararse la garganta para poder llamar a Hirving. No llevaba una gráfica, sin embargo, había sido la primera vez que pensaba tanto en él, esas preguntas del día anterior le parecieron sospechosas en un buen sentido.
Una sonrisa se le escapó al suponer que Hirving armaría algún plan, una sorpresa, otro regalo bonito y tierno, alguna comida o cena especial preparada por él, o tal vez unos chocolates sin nada extraño.
Sí, se convenció de que algo de eso debía planear por lo tanto ya no podía evitar las ganas de preguntarle. También, ¿por qué no? Escuchar la voz de Hirving decirle un "te amo" y de igual forma decírselo por necesidad de extrañarlo.
Al doblar el pasillo observo a Diego Valencia casi tropezándose por correr, parecía buscar algo con urgencia. Antes de poder preguntarle si lo podía ayudar, Valencia lo tomó del antebrazo izquierdo, haciéndole apresurar el paso.
—¿Pasa algo? —Indagó el de rizos. Tal vez su compañero quería convencerlo de ir a la cena que estaba organizando Sepe después de que él contestó con un «Lo pensaré». Luego de las sospechas de Hirving -de las cuales les dio el beneficio de la duda- tenía en mente ir con precaución, empezando por cortar distancia con el otro portero de su equipo. Cuando por la mañana el italiano lo saludó como si nada hubiera pasado así entonces subió a un pequeño escalón de resentimiento, resultado de las teorías de...
—Lozano, él está aquí...
Su corazón latió emocionado, acompañado de una sonrisa de oreja a oreja; de que su alfa se tomará la molestia de visitarlo, de ir por él y regresar juntos al departamento, pero la forma, la sola mirada de preocupación en Valencia esfumó toda ilusión abriendo paso a un mal presentimiento.
Llegaron a la entrada de los vestuarios, Ochoa abrió los ojos de par en par, quedando boquiabierto al ver a Hirving peleándose a golpes con Luigi Sepe.
Aunque se había hidratado hace poco su garganta no pudo emitir palabra que detuviera los golpes o que interrumpiera un momento para que él o Valencia interviniera. Los escalofríos se apoderaron de su cuerpo y el shock lo mantuvo quieto por unos segundos sin poder avanzar, haciendo que la botella de agua se le resbalara de las manos.
💘
Así, por un impetuoso instinto alfa, donde sus aromas eran fuertes y querían tomar un predominio por el lugar, específicamente por el omega de rizos. Ambos con el ceño fruncido denotando rencor en la mirada se fueron a los golpes a puño cerrado.
No eran los golpes más limpios, eran encontronazos consecutivos, desordenados y salvajes.
Golpes que carecían de habilidad y precisión; qué eran jugadores de fútbol, no boxeadores y aun así se atrevieron al intercambio de golpes.
Ya solo era por mera necesidad de descargar la rabia con lo poco que se dijeron, al menos por parte del italiano.El puño de Hirving se estrelló en la nariz provocando un crujido que había resonado en su cabeza haciendo maldecir al otro hombre con rabia pues pareció que se le había roto la nariz en cuanto un hilo de sangre bajó.
Los puñetazos del arquero iban en dirección a las costillas de su contrario provocando cansarlo, luego intentó devolver el mismo ataque a la nariz de Hirving, quien esquivó el golpe sin embargo alcanzó a golpearlo cerca del pómulo derecho y ante las maldiciones de Lozano, volvió a dirigir su puño justo en la boca, sobre el labio superior que se abrió de inmediato. Aquello había logrado hacerlo tambalear.
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¿por qué no puedes ver?
Fanfiction"💘" ¿Por qué no puedes ver? Es una fachada, ellos solo quieren tu piel. Hirving quiere pensar con claridad pero está enamorado. Su mente divaga, no duda en que Guillermo puede defenderse solo pero es evidente que los demás alfas siempre querrán ap...