Capítulo 5. Dash

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—Vístete.

Me levanto de la cama y camino desnudo a través del pasillo, buscando el lugar donde me quitó mis calzoncillos.

MIERDA.

No sé dónde tengo el celular.

¿Puedo ser más gilipollas?

—¿Cuándo volveremos a vernos?

Mierda, ¿qué hora es?

—Kendall, ¿qué hora es?

Sus centelleantes ojos parecen confusos y su boca se abre ligeramente dejando a la vista su lengua, mientras que su cuerpo está cubierto por la liviana sábana blanca.

Subo el cierre de mis pantalones y me calzo las zapatillas

—Las... ¿Cómo se supone que debo saberlo? —responde, abrazándose a sí misma. Camina lentamente en dirección a la cocina cuando la escucho gritar—. ¡DASH!

Me encamino en dirección a la puerta, encontrándome el tanga de encaje de Kendall tirado. Pateándolo con el pie, abro y salgo al rellano al mismo tiempo que una de mis vecinas aparece en mi campo de visión. Sus cejas negras perfectamente peinadas se enarcan cuando ve sobre mi hombro el estado del piso y maldice algo para sí misma que no logro entender.

Le muestro una de mis sonrisas y cierro un poco más la puerta.

—¿Querías algo en especial?

Me escudriña con desconfianza.

—¿Tienes un hijo?

Me apoyo en el marco, cruzándome de brazos.

—Perdóname, damisela, pero me estás esp...

Sus labios carnosos pintados de un rojo carmesí se estiran hasta formar una sonrisa incrédula y algo nerviosa.

—No te estaba preguntando si tienes un hijo, más bien lo he afirmado —interrumpe—. Se encuentra en mi casa. De hecho, ha pasado la noche allí.

—¿Asher está aquí?

—Sí.

—¿En tu apartamento?

—Sí —repite—. Tu novia o, supongo que ex, lo dejó con un sobre y se fue. Mira, no sé qué tipo de relación tenéis, o si el niño vive contigo o no te ha visto en la vida, o si tienes enemigos o no. Realmente no es de mi interés. Tu hijo se quedó dormido en mi casa y, al poco, tu casero abofeteó mi puerta y la de varios vecinos más buscándote. Estaba enojado... Al parecer, no te quiere aquí. Quería ponerte en aviso para que lo supieses.

Me giro hasta quedar frente a la puerta y el papel crema que cuelga sobre esta. Me acomodo el pelo, llevándolo todo hacia atrás

Catatónico.

He perdido toda la capacidad de hablar y razonar.

—Dash, ¿te encuentras bien? —Lleva su mano a mi espalda y un temblor se apodera de mi cuerpo, mis alarmas disparándose—. Ey, respira. Tienes que concentrarte en respirar. —Sudor, trepidación, falta de oxígeno—. Mírame —susurra, agarrando mi rostro con ambas manos—. Estás teniendo un ataque de pánico.

Nuestras miradas se encuentran, se indagan y sostienen. Verdes. Sus ojos son de un verde claro con zonas de un azul celeste y alrededor de su pupila motitas caramelo. Su boca se abre, las fosas de su nariz corta y chata se abren, inhalando profundamente y, entonces... Me sujeta. Cuando mis respiraciones se vuelven demasiado fuertes y parece que el pánico y la ansiedad van a maldito engullirme, me abraza. Me abraza, sin dejarme caer. Me aferro a su cuerpo y la acerco más, apoyándome por completo en ella.

—Respira —musita—. No te aceleres... Puedes con esto. Deja que tu cuerpo se calme. —Coloca sus manos en mi hombro, separándome levemente de su cuerpo—. Mantén la cabeza baja y entrelaza los dedos en tu nuca.

Y eso hago.

Muy despacio, mi corazón vuelve a la normalidad, y mis bruscas respiraciones también lo hacen, consiguiendo recuperar el control de mi cuerpo y mis movimientos. Abro los párpados y la miro, su frente arrugada en un fruncimiento.

—Respira... Es solo un ataque de pánico.

—¿Has tenido alguno?

—No hables. Respira —dice. Inhalo, imitándola, sin dejar de mirarla—. ¿Estás bien? —susurra, acortando la distancia.

Su cuerpo se contrae, no sé si es por mi cercanía o por mi respiración. Y, a pesar de que no es la primera vez que la veo, es igual a que si lo fuese, como si al contemplarla, me viese reflejado en su mirada, en su soledad.

—No.

—No pasa nada —sostiene—. No tienes por qué estarlo.

Se suponía que Clifford iba a darme un margen de seis meses para encontrar un piso antes de que acabase nuestro contrato de arrendamiento. Un contrato que, forzosamente, ya iba a terminar antes de lo acordado, debido a que quiere venderlo. Acepté su condición de abandonar este lugar a cambio de que me otorgase seis meses contando desde agosto, y tres meses en caso de que fuese vendido.

—Olvidé que hoy venía mi hijo... —Paso la mano por mi cara—. De hecho, estoy seguro de que nunca me llegó la notificación. No suelo traer a nadie de manera casual —le explico sin motivo alguno, sintiendo el pecho pesado.

Según mi abogado, Asher pasaría a estar en mis manos la segunda quincena de diciembre... Lo que prácticamente significa que quedan tres semanas para ello... Y a mí no me llegó la maldita notificación.

Sus manos se pasan por su pelo azabache liso, tirándolo hacia atrás, y sus ojos en forma de almendra se achican al sorber por la nariz.

—No me importa quedarme unos minutos más con él, es muy tierno y... Además, ahora se encuentra durmiendo. Quizás podrías aprovechar para... —Sus ojos se mueven hacia la derecha—. No lo sé, aclararte las ideas o pensar qué es lo que vas a hacer.

Su móvil repica contra su palma y su cara se vuelve pálida.

—Al final la que va a terminar invitándome a una copa de vino vas a ser tú —bromeo.

Su sonrisa se ensancha ligeramente mientras camina hacia atrás, su mirada convirtiéndose en dos líneas de luz.

—Eso parece. —Levanta su hombro izquierdo—. Pero yo diría que ya estás bien servido. —Señala con su cabeza la parte baja de la puerta donde se vislumbra el minúsculo tanga de Kendall—. ¿No crees? —Niega en una sacudida, llevándose el móvil al pecho—. ¿Te parece si nos vemos en un rato?

Trago saliva, enarcando las cejas.

—¿En un rato?

Toso para ocultar un repentino gemido que casi se me sale.

La sangre corre hacia mi ingle, y el ablandarme frente a esta mujer es, de repente, la menor de mis preocupaciones; una especie de impulso que insiste en que conozca y me acerque a alguien que parece desesperada porque no quiere que la vean, se hace latente en mí.

Y es que, casi parece que desea no ser vista.

—Sí... Bueno, —Su ceño se frunce—. ¿O es que acaso esperas que adopte a Asher?

Y Entonces Tú [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora