Capítulo 25. Dash

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Los sentimientos que había notado antes, se están volviendo más intensos, más tangibles y reales. Me surge la necesidad de profundizar en el corazón de esta mujer que, en algún punto, construyó una fortaleza a su alrededor. Es evidente que necesitó protegerse de ese dolor, que arde inextricablemente en ella, grabado en lo profundo de su mirada sombría.

—Estás ocultando algo —le suelto, y siento que las palabras salen de mi boca sin control, como piedras que caen por una ladera.

—Sí.

Mi corazón se hunde.

Se hunde.

La estudio, tratando de ver más allá, pero me doy cuenta de que es una puerta que está cerrada con llave y que no tengo la oportunidad de traspasar.

—Está bien.

Me separo, pero no la dejo ir. En vez de eso, me muevo con sutileza, gentil, mientras tomo su hermoso rostro entre mis manos. Mi corazón late tan fuerte, que estoy convencido de que puede llegar a oírlo, al igual que yo oigo el de ella. Y me mira. Unos ojos que me hacen sentir como si estuviera asiduamente a la deriva, en mi dirección. Acaricio sus mejillas, esperando que no note que estoy temblando de ansiedad y, acercando mi rostro al suyo, deposito un beso en la punta de su nariz. Mis dedos recorren su brazo al tiempo en que me separo y, joder, sus pezones están duros de nuevo.

Un sabor amargo me llena la boca cuando miro la suya y pienso en lo que puede suceder esta noche, lo cual, es una tontería, porque fui yo quien la animó a conocer chicos y tener citas.

¿Qué puede importarme que vayan a tener algo esta noche?

Percibo como traga saliva.

—Eres un buen amigo.

Sé que es un cumplido, no obstante, no lo siento como uno.

Había tenido una falsa cita con ella y ahora... ¿Ahora qué? ¿Quiero que sea real? Mis sentimientos por Jane son distintos, y había querido pasar todo mi tiempo libre con ella estas últimas semanas. Y oírla llamarme buen amigo, se siente como si me hubiesen pateado en las bolas.

No quiero soltarla... En especial, no cuando sé que se va a ir con ese cabrón que se las da de inteligente. Ha estado rondando por el hospital, y tiene más arrogancia y ego que todos los políticos juntos, pero también sé que no puedo negarle aquello que ella quiere, algo con lo que ha estado batallando en su interior. Jane me importa lo suficiente como para poner sus necesidades en primer lugar.

Lo necesita.

Y yo... Está haciendo que desee cosas que no puedo tener. Cosas a las que no tengo ningún derecho... Pero no me importa.

Asintiendo con la cabeza, susurro:

—Te esperaré despierto.

Viéndola irse, me paso la mano por el cabello y estiro los brazos sobre la cabeza. Regreso al salón y reviso mi celular viendo que esa mujer, la tal Molly, me ha enviado un mensaje diciéndome que sí quiere tener la cita.

Genial, ahora voy a tener una cita que ni siquiera quiero tener.

Genial, ahora voy a tener una cita que ni siquiera quiero tener

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Y Entonces Tú [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora