Capítulo 6. Dash

2 0 0
                                    

Enero 2015

—Me dijeron que se supone que debo comer setenta y cinco por ciento de grasas o algo así —dice el señor que lleva en la sala de espera de urgencias sesenta y tres minutos—, pero no puedo comer pastel ni helado, ¿Cómo diablos voy a hacer eso, hombre?

—Ronald, tu doctora te lo explicará.

—¿Qué diablos es una macro? Me dieron todos estos folletos en el consultorio del médico, pero es como leer latín.

Riendo, asiento con la cabeza.

—Con gusto se lo explicaré en algún momento, señor. Ahora estoy ocupado.

Camino a través del pasillo hasta alcanzar el pomo de la puerta del área de descanso del hospital. Hay varios de los residentes aquí, con una taza de café y los ojos ojerosos. También está la líder de nuestro equipo y otro doctor.

Me encantan mis compañeros de trabajo y los residentes, pero estoy ansioso por tener un mejor horario laboral.

—Entonces deberías estar en buena forma, chico —bromea Deuce, mientras hace girar su silla.

La nueva chica los mira, sus grandes lentes cayendo por el puente de su nariz.

—Vete a la mierda, Deuce —gime Liam, preparándose su segundo café.

—¿Cómo es el nuevo lugar? —me pregunta Dinora, mi superiora—. ¿Ya estás instalado?

—Un desastre —confieso, abriendo la nevera y sacando mi almuerzo—. ¿Quieres venir a arreglarlo por mí?

Ella se ríe.

—Entonces, ¿estarás aquí para siempre?

—No lo sé. Tuve suerte que cuando el proceso judicial empezó, Quinn al poco tiempo volvió a mudarse aquí y dejó Boston —explico solo para ella—. Eso ayudó bastante. Pero todavía puede que pierda el caso y, de ser así, no me lo pondrá nada fácil, e iré tras mi hijo, vaya a donde vaya.

Sabía que tenía intenciones de venirse a Sacramento cuando estaba embarazada de Asher, pero solo era una posibilidad. Cuando me dejó a mi hijo en esa cesta, regresó a Boston. Sin embargo, cuando sus padres y ella me llevaron a juicio, un mes más tarde de empezar, se trasladó aquí, ya que había conocido al que es ahora su prometido.

—Chico, las cosas mejorarán, confía en ello —Dinora me sonríe y toca su abdomen embarazado, un gesto inconsciente que se ha vuelto típico en ella—. ¿Cuándo verás a tu hijo?

Me encojo de hombros, articulando entre dientes un no lo sé.

—¿Tienes novia? —pregunta la chica nueva hacia mi dirección.

Suena emocionada.

No me molesto en mirarla a la cara. Si lo hago, puedo darle la ilusión de estar interesado en lo que sea que esté pensando en su mente, ya que lleva meses detrás de mí.

—Está soltero —responde Dinora por mí—. Por una razón, sin embargo. El tipo es un imbécil. —Me golpea el hombro—. Vete, Dash.

Echo un vistazo al reloj que llevo en el brazo.

—Todavía tengo otros diez minutos de mi descanso.

—No, quiero decir que te vayas a casa, hombre, llevas tres turnos seguidos... Estamos cubiertos, y no hay necesidad de que estés haciendo cabriolas. Llama a tu hijo. Duerme... No sé, haz algo. —Le cojo su mano y le doy un ligero beso. Aparta las manos y frunce el ceño—. Y aquí está el mejor alumno que he tenido agarrándome las manos.

Y Entonces Tú [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora