Capítulo 37. Jane

2 0 0
                                    

—¿Crees que estoy siendo demasiado duro? —pregunta.

Exhalando, irgo los hombros.

—Creo que tienes un poderoso sentido de lo que está bien y de lo que no lo está. Sabes cuál es la línea que te separa de tu familia, y sé que dejar ir la mierda dolorosa del pasado se siente mejor que aferrarse a ella.

—¿No piensas que soy una persona jodida por negarme a darles otra oportunidad? ¿Por creer que hay algo más ahí?

Medito sus palabras antes de darle una respuesta.

—Creo que te proteges a ti mismo y a la gente que quieres, y con razón. Tienes miedo de lo que sea que tenga que ver con tu padre y su muerte, porque no quieres sentir pena por él o por el resto de tus familiares; no quieres sentir nada por ellos, de hecho. Y no es algo malo. Entiendo que quieras mantener la puerta cerrada... Incluso cuando te ofrecen recuperar a Nash, pero... ¿Recuperarlo a qué costa?

Él suspira.

—¿Sabes que lo último en lo que he pensado ha sido en regresarlo conmigo? —confiesa—. Él está acostumbrado a vivir con sus abuelos, ellos son los que lo cuidan desde que tenía seis años... Sería egoísta de mi parte romper con todo lo que tiene y obligarlo a cruzar el país solo por mi necesidad de tenerlo al lado. ¿Separarlo de los que han sido sus figuras más cercanas, los que le han dado amor? —Niega con la cabeza—. Jamás haría eso. Soy un desconocido para él.

—¿Harías lo mismo con Asher?

Me mira.

—Haría cualquier cosa con tal de poner una sonrisa en su rostro. Sus necesidades siempre irán delante de mí.

—Y si los padres de Ariel no estuvieran, ¿tratarías de recuperar su custodia?

No tarda ni un segundo en asentir.

—Sin dudarlo... —Silencio—. Corey me comentó algo.

—¿Sobre...?

—Sobre ti... Me contó que llevas algún tiempo sin ir a tu pueblo, negándote a ir.

Parpadeo y dejo que mis pensamientos regresen a mí en este momento.

—Desde que tengo memoria, mi madre nunca escogió a buenas parejas, todos compartía el patrón de ser controladores, abusivos o adictos. Un día, cuando yo tenía unos cuatro años, conoció a alguien que cambió nuestras vidas para siempre. Al poco tiempo, se mudó a casa y todo estuvo bien por unos años —revelo—. Había una chica... Éramos amigas. Bueno... Eso creía yo. Jamás encajé bien... Aunque eso no viene al caso. Se acercó a mí porque su padre estaba saliendo con mi madre. Cuando terminaron, esa niña contó detalles íntimos sobre mí, y mi paso en la escuela se hizo un infierno. Un día, un grupo de niños apareció en el lugar en que yo estaba y... ahí empezaron a reírse de mí y, uno de ellos, cortó mi cabello, diciendo que no era merecedora de estar entre los blancos, que mis rizos eran horribles, y que era una vergüenza —continúo con voz tranquila—. A mi pesar, las cosas no iban muy bien en casa con mi madre y su ex novio, así que ella no supo lo que pasé.

—¿Cuántos años tenías cuando empezó?

—Seis.

—Jane, no sé qué decir.

Me encojo de hombros.

—No hace falta que digas nada. Lo he superado.

A pesar de que no debería, me quedo contemplándolo despojándose de los vaqueros, mientras yo empiezo a desnudarme. Para cuando me he deshecho de todo excepto de mi ropa íntima, por fin ha conseguido quitarse los vaqueros. Camino alrededor de la cama para coger la camiseta de mi pijama y colocármela. Luego, me recuesto a un costado, dejándole suficiente espacio para que se acueste al otro lado, pero cuando él se arrastra a la cama, viene directamente a mí, a mi costado.

Y Entonces Tú [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora