Capítulo 41. Dash

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Pellizcándome el puente de la nariz, respiro hondo y exhalo. Cuando miro hacia arriba, la veo parada, esperándome.

Llevamos unos minutos juntos en la misma habitación y ya siento que me desespero. Con movimientos espasmódicos, se pasa la mano por el cabello y murmura algo en voz baja mientras mira por la ventana.

—¡Estoy tan malditamente enojada contigo! —su voz clara y fuerte.

—¿Sí? —Cruzo los brazos sobre el pecho—. ¿Por qué? ¿Por qué no jugué el jodido juego al que estabas jugando? ¿Por qué no te di la alianza que tanto deseabas? —Suelto un bufido y me río—. Hubieses pensado en la mierda que hiciste antes de hacerlo.

Entrecierra los ojos y se inclina hacia adelante.

—Nunca quise arruinar tu vida, Dash.

—Mi vida no está arruinada, Quinn. De hecho, estoy muy contento con las cosas. Tú y yo ya no vamos en la misma dirección. Jamás lo fuimos.

—No tiene por qué ser así, lo sabes.

Sacudo la cabeza y me relajo en mi asiento.

—No tengo ningún problema con cómo están las cosas entre tú y yo, Quinn. Tomaste tu propia decisión. Lo superé. Nuestro problema ahora, y de lo que me gustaría hablar exclusivamente, es Asher. Ya te lo dije por teléfono.

Suspira y mira hacia el pasillo, en el que Jane todavía está.

—¿Crees que cometimos un error?

—¿Un error? —pregunto, sin seguirla. Se gira hacia mí, mete las manos en su espalda y se apoya en la pared—. Después de que te enteraste del embarazo, hiciste todos los planes, Quinn. Fue tu decisión. Incluso antes de embarazarte... Mi hijo no es un error. Tus actos lo fueron.

Giro mi cuerpo para poder estudiar su rostro.

Su mano aprieta mi brazo.

—Pero luego no lo fue.

—Sí —afirma, dándole ese punto—. Después de que lo vi, se convirtió en nuestra decisión.

—Te cambió. Nos cambió.

—Por supuesto que me cambió. No veo por qué estamos teniendo esta conversación de nuevo. Ya pasamos por todo. Tengo otras cosas sobre las que hablar, y no tengo tiempo para escucharte decir cómo nuestro hijo fue un error para ti. Un error que tú fabricaste.

La miro directamente a los ojos y ella me devuelve la mirada sin parpadear. Se lame los labios, me mira fijamente por un momento y luego dice:

—Te vas a sentir como un completo idiota y ni siquiera lo sabes.

—Si terminaste con tu discurso, necesito volver a la habitación con Asher.

Tres pasos, eso fue todo lo que hace falta para que se acerque a mí.

—No puedo ayudarte con Alissa. No tengo idea de lo que le hiciste, pero no voy a...

—¿Alissa? No tengo idea de qué quieres hablarme, y no puedo decir que me sienta cómodo con ello.

—No me creerás, así que pensé que traer esto ayudaría.

Empuja un sobre que parece haber tenido mejores días hacia mí.

—¿Qué es?

—Ábrelo.

Y eso es lo que hago.

Por cada segundo que pasa, mi ceño se hace más y más profundo, y me encuentro conmigo mismo, leyéndolo una y otra vez.

Y Entonces Tú [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora