Capítulo 33. Jane

2 0 0
                                    

De camino a la cafetería en la que le dije ayer que nos encontraríamos, abro los contactos de mi teléfono cien veces para llamar a Dash. Cada vez, mi pulgar pasa por encima del botón de llamada, pero cada vez me acobardo.

Debería decirle adónde voy.

Cierro los ojos con fuerza, los nervios balanceándose debajo de mí. Dejo que mis dedos toquen mis labios, donde todavía puedo sentir el beso de Dash, y mi corazón colisiona contra mi pecho ante el recuerdo de su sabor.

Cuando llego a Panera Bread, mi estómago es un nudo de nervios, la preocupación mezclada con miedo... Como si pudiera borrar los susurros de la memoria que se encuentran allí, en mi cabeza, tan vívidos que parecen recientes; esas noches que pasé en la cama del hospital con un goteo intravenoso en el brazo.

Desearía poder hablar.

Reúno una cantidad lamentable de fortaleza mental, y todo huye en el mismo momento en que abro la puerta y entro al establecimiento, viendo la cabellera de Brett. Estoy tan nerviosa que puedo sentir el sudor en las palmas de las manos, pero es hora de que confronte una parte de mi pasado.

Esa noche no solo perdí a Sadie, también me perdí a mí misma.

Mis ojos se mueven hacia él, silenciosamente, mientras me voy acercando. Sin decir palabra, me coloco al otro lado de la mesa, frente a él.

—Has venido.

Me encojo ante el rechazo que me supone verlo, y mis viejas inseguridades salen a flote para intentar tomar el control. No obstante, las bloqueo como soy capaz, oponiéndome a las cadenas que suponen.

—Te dije que lo haría... ¿Es esto porque me culpas?

—Me has estado ignorando.

—No te ignoré, solo que no me queda nada por decirte.

—Te equivocas. Todavía tenemos cosas que decir. Traté de llamar para disculparme, pero no respondiste mis llamadas.

—Ni lo haré nunca... Lo siento, pero no puedo.

Se mueve hacia adelante. Su rostro es duro, sus ojos entrecerrados, llenos de acusaciones.

Absorbo tanto aire como puedo, sintiendo como si fuese a desmayarme.

—Jane, ¿qué diablos pasó?

Esto envía una nueva ola de culpabilidad sobre mí. Me froto la camisa con la mano, tratando de calmarme.

Pero... ¿Debería sentirme culpable?

 ¿Debería sentirme culpable?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Marzo 2007

Por primera vez en años, la expresión de Brett no muestra enfado o asco. Continúo preparando la comida cuando lo veo tomar de la nevera otra cerveza. Coloca la botella en el mostrador y me aparta el pelo de la cara antes de besar mi mejilla. Me encojo de hombros y lo miro a su rostro.

Y Entonces Tú [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora