Capítulo 29. Dash

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Cuando alcanzo a Asher, lo cojo en brazos y la lanzo al aire, dejando escapar su risa que envuelve todo a mi alrededor. Lo estrecho con fuerza mientras él me rodea el cuello con un abrazo mortal.

—¡Papá! ¿Sabes qué?

Me echo atrás un poco para observarle la cara, apartando esos rizos rebeldes, y es cuando veo la gruesa capa de pintura verde en su mejilla y motas de otros colores, así como salpicaduras en su bata.

—¿Qué?

Me río por lo bajo, porque no puedo hacer otra cosa.

—¡Hemos estado pintando! Y escribimos la carta para Santa Claus —me dice.

—Asher —lo llama la maestra de ayuda de su profesor.

—Ve a lavarte la cara y limpia todo, hijo.

Asher, resoplando, regresa al salón y me giro hacia su tutor, el cual tiene una diadema en la cabeza con dos árboles de Navidad.

—Bien, primero de todo, su hijo es muy brillante —habla—. Es uno de los estudiantes más inteligentes en su clase. Pero sufre mucho de ansiedad social. Solo se relacionaba con Tucker y los maestros. Al principio, decidimos apartarlo de esas situaciones que parecían provocarle incomodidad, como hablar frente a toda la clase, pero con los días, optamos por un enfoque un poco diferente.

—Sí, su madre no lo llevaba a la escuela.

—Bueno, realmente no es beneficioso para él enseñarle a huir de situaciones que le pongan incómodo. Así que, hemos estado intentando demostrarle a su hijo que debe enfrentar esos sentimientos que le provocan rechazo, y su hijo ha mejorado significativamente. —Una sonrisa aparece en el rostro del profesor Elijah McInctyre—. Estamos satisfechos con el trabajo conseguido.

Le devuelvo la sonrisa.

Una extrema felicidad me llena el pecho.

Asher vuelve a sonreír en el interior de la clase, y lo veo recoger las manualidades que estaba haciendo antes de correr hacia mí con una pequeña cartulina en una mano y uno de los coches que insistió en llevar al colegio, agarrado contra el pecho. Me bajo, con los brazos extendidos, y él apoya su cabeza en mi hombro, al tiempo en que me abraza suavemente. Mi pecho se aprieta hasta que casi siento que me ahoga, un abrazo que me hace sentir apretado por dentro.

Orgulloso, me da la carta de Santa Claus.

Hace mucho frío fuera, el aire es amargo y poco acogedor. Le pongo la capucha a Asher por encima de la cabeza mientras salimos del interior del colegio, y me detengo a mirar el cielo antes de volver a revisar mi celular.

Dash: Por favor, dime que vas a venir.

Quinn: Tengo que ir a trabajar en una hora. Lo tendré mañana.

Dash: Al menos llama y habla con él.

Miro fijamente mi teléfono, tanteando el decirle que su hijo la necesita... Pero no quiero pelearme con ella, ni siquiera a través de mensajes de texto, así que dejo el celular y observo a Asher mientras juega con sus dos coches de juguete.

No sé si ya se ha olvidado de que su madre se suponía que hoy debía aparecer o... Peor aún, quizás sabe que no lo hará. Hace tres semanas preguntaba por ella después de salir del colegio: <<¿cuándo viene mamá?>> <<¿Por qué no está aquí?>>. Sin embargo, dejó de preguntar.

—¿Necesitas orinar antes de subir al auto? —interpelo, viendo como niega con la cabeza—. ¿Quieres llamar y hablar con mamá en el camino?

La sonrisa de Asher se desvanece y veo su infelicidad. Ocultando sus ojos, su mirada cae al suelo.

Y Entonces Tú [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora