Capítulo 21. Jane

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Mis dedos acarician los suyos, ganándome un suspiro de su parte.

Su mirada se dirige a mi boca.

—¿Habrían hecho tu vida miserable en Boston de haber decidido quedarte?

—Me habían arrancado las decisiones de las manos, especialmente cuando se trataba de Nash... Y no puse mi vida patas arriba para fastidiar a nadie —menciona—. Me fui de Boston poco después de saber que iba a tener otro hijo y que, Quinn, tenía intención de mudarse aquí. Lo hice por Asher. Porque creo en mi corazón que esta es una vida mejor. Incluso si es difícil. Incluso si estamos solos. —Pasa su otra mano por su nuca—. Hemos estado solos desde el principio.

—¿Ariel y tu padre siguen casados?

Sin soltarlo de la mano, me bajo del sofá y me coloco de nuevo a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro.

—Sí. —Sus ojos azules me miran—. Tengo un pésimo gusto en mujeres.

—¿Y Nash? ¿Cómo está? —pregunto.

—En una silla de ruedas, siendo atendido por los padres de Ariel, quienes ahora disponen de su total tutela. Mi padre me prohibió verlo, tras tener un episodio en el que consumí demasiadas pastillas que mi terapeuta me había recetado. Si me acerco allí, estaré en problemas. Pero está bien. —Saca su teléfono del bolsillo de sus vaqueros y lo desbloquea, metiéndose en una carpeta de fotografías que pone «Nash antes de dármelo—. Está lleno de fotos. Puedes pasarlas.

Me quedo atrapada en la primera y se me aprieta el corazón, antes de pasar a las demás fotografías, las cuales pasan de mostrar a un bebé, a un niño de seis años, el cual, ya había dejado de poder andar y su rostro había cambiado. Dash aparece en ambas a su lado, en algunas con una enorme sonrisa, en otras dándole un beso en la mejilla y en la frente y, en otras tantas, riendo y con una pelota de colores en los muslos de Nash, que se encuentra en la silla de ruedas.

Este es el bebé que amó antes de que naciera. El niño que llamó hijo por años, y que le arrebataron. Este niño, ya no es un niño, sin embargo, seguirá siéndolo toda la vida. Con el paso del tiempo, había crecido, y cada vez debía parecerse más a su verdadero padre, pero irónicamente, también tenía un aire a Dash. El cabello de Nash es un par de tonos más claro que el de él, y sus ojos son de un azul más intenso.

Miro la última fotografía en la que solo aparece Nash, con un sombrero de navidad y una camiseta de la misma temática, con la mirada perdida y ya más mayor.

Es difícil poder calcular su edad.

Sus ojos se entrecierran, mis labios convirtiéndose en una fina línea. A Dash se le forma un nudo en la garganta que intenta tragar, pero aun así se le quiebra mi voz.

—La cagué. Fue culpa mía... Es el precio de cumplir con ciertas expectativas, fue demasiado alto.

La expresión de su rostro casi me rompe en dos.

—No, no lo fue.

—Jane, mis actos acabaron con la posibilidad de recuperarlo, estoy seguro. Perece que hace mil décadas cuando empaqueté mi vida y la cargué en mi auto.

—No lo es porque... —Mis ojos se llenan de lágrimas y mi lengua sale disparada, mordiendo desesperadamente mi labio inferior. No debería llorar—. Nash todavía sigue vivo, y mientras él siga respirando, tú sigues teniendo una oportunidad.

No como yo, quise decir.

Me acerco hasta que la curva de mis pechos roza su camiseta. Paso mi mano por su rostro y él se tumba hacia mi palma, apoyando su mejilla.

Y Entonces Tú [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora