Epílogo 2. Dash

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En la lápida está el nombre de la mujer que me devolvió el oxígeno. Me he dedicado demasiados años tratando de huir de mi propia vida, pero ante el nacimiento de mi primer hijo Nash, todo cambió. Me inscribí en la universidad de medicina y, mientras luchaba por Asher, no dejé ni un segundo de tratar encaminar toda mi vida, no obstante, tras del último proceso extremadamente extenso y la batalla legal contra la madre de mi hijo, perdí las esperanzas, el dinero que me quedaba y mi salud, sin embargo, esa tarde, la tarde en la que conseguí la custodia de Asher y en pos de romper con lo que tenía con Kenny, mi cuerpo no aguantó más.

Mi arrendatario me iba a desahuciar.

Salí de la casa con lo único que pude recoger en una maleta y mi hijo entre mis brazos. Y entonces la vi a ella dudar ante el ascensor, pero tras darle al botón, volvió a su apartamento. Quise hablarle. Quise preguntarle qué le ocurría... Fue demasiado tarde, porque ella ya no se encontraba en el rellano.

Al salir con mi hijo a la calle, me dio un ataque al corazón. Me desplomé en el suelo y caí rendido bajo la mirada de Asher.

Podría haber muerto, mi vida pendía de un hilo y, a pesar de estudiar medicina y trabajar en un hospital, jamás le di la importancia necesaria a mi salud. En ese mismo instante, Jane cayó de su piso, y toda su vida, su respiración, sus pensamientos, se paralizaron.

Dos cuerpos tendidos en la calle.

La vida. La muerte.

Ella fue la última mujer que vi antes de despertar en el hospital con la mirada de una señora rubia sobre mi rostro, mi hijo a mis pies, riendo por algo que ella le acababa de decir y, entonces, lo supe.

Jane había fallecido.

Llevé mi mano a mi pecho y noté la cicatriz que nos juntaría para toda la vida.

Ella odiaba su vida, detestaba no saber cómo vivir. Yo, quería vivir, pero no tenía las fuerzas para hacerlo... Hasta Jane.

Su madre, Greta, con una sonrisa triste, me pidió que aprovechara cada latido que el corazón de su hija no pudo soportar. Me suplicó que hiciera de cada una de mis exhalaciones, la razón de vida de un niño que, a diferencia de Jane, yo sí había podido abrazar, tener, besar... ¿Y acaso no es extraño que teniendo el corazón de otra persona en mi interior, puedo sentir lo que ella había sentido? ¿Lo que había vivido?

No solo me dio su corazón, también su vida, su apartamento y una oportunidad para hacer de la vida de Asher y Nash aquella que ni yo ni ella pudimos tener.

Escribió cartas unas semanas antes de quitarse la vida, incluso un año antes. Algunas de ellas, fueron programadas para ser enviadas por correo electrónico minutos después de su muerte. No obstante, junto al cuerpo de Jane, se halló un sobre con cuatro cartas escritas a mano.

En una de ellas decía:

Decidí quitarme la vida.

Tomé esta decisión incluso antes de yo saberlo, y sé que te causará dolor pensar en mi muerte, mi ausencia, pero solo puedo rezar para que me perdones. Como último deseo, quiero que encuentres a todo aquel que recibió mis órganos, aquellos que vivirán lo que yo no pude ni podré vivir.

Nadie tiene la culpa de ello, más que yo misma... Y aún así, no creo que ni yo la tenga. El dolor pudo conmigo, mamá, y ante ello, ya no pude soportarlo más. Sin embargo, ese lugar que una vez fue mi tumba, está lleno de vida. Lo está. Por ello te pido, que lo llenes de felicidad, de carcajadas y de todas esas emociones que esconde en cada uno de sus rincones.

Sé que tomarás la decisión correcta y que, de entre todos ellos, sabrás ver quién es. Tu corazón, esta vez, no te fallará.

Te amo,

Jane

Llevo mi mano al centro de mi pecho y, cerrando mis párpados, dejo sobre el suelo las seis rosas blancas y, a mi costado, Asher suelta una flor rosa en el centro de las demás.

—Papá, ¿ella está ahora bajo el arcoíris?

Limpiando la lágrima que cae por mi mejilla, sorbo por la nariz y me agacho para igualar la mirada de mi hijo.

—¿Te cuento un secreto? —Asiente, cogiéndome el pulgar de mi mano—. Ella es el arcoíris.

Y Entonces Tú [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora